1900 Millas

Capítulo 14: Cuerpo, corazón y alma

Trevor POV

Nos sentamos en el suelo del escenario mojado, las luces de navidad que había nos iluminaban y las flores habían caído a nuestro alrededor. El cielo comenzaba a despejarse y algunas estrellas se asomaban. La espalda de Olive recostaba sobre mi pecho, y su cabeza estaba apoyada en mis hombros. Con sus pies descalzos jugaba con mis zapatillas mojadas que estaban apoyadas donde solía estar la línea de tiza que había dibujado. Olive llevaba puesto mi gorro negro, que aplastaba su cabello que comenzaba a secarse.

-¿En qué pensaste aquella vez que estábamos en el árbol? Cuando me dijiste que le habías sacado fuerza a un recuerdo malo-me preguntó jugando con mis dedos.

-No fue un recuerdo, más que nada fue un miedo. Algunos le temen a las alturas, otros a lo profundo. Yo tengo miedo de quedarme sólo, de no poder compartir mis aventuras con alguien. Si algo le sucediera a mi abuela o a Penny no se qué haría. No sé qué haría si te sucediera algo a ti, Oli-me miró a los ojos y apretó con fuerza mi mano-¿Tu en qué pensaste? Vi que lo hacías.

-Intenté matar la distancia-la miré sin entender-la distancia que nos separa. Intenté sacarle fuerzas a esa voz que me decía que la distancia que nos separa es grande. Intenté mentirme a mí misma, diciéndome que no sentía nada por ti. Cuando me dijiste que vives a 1900 millas de aquí, noté que en algún momento, que llegará pronto, tendrás que volver, y me dolió saberlo. Porque te quiero, Trevor. Y no sé porqué, pero me duele tan solo la idea de saber que te marcharás pronto.

-Todo de mi te ama, mi cuerpo, mi corazón y alma. Podrá ser grande la distancia que nos separa, pero mi amor por ti no cambia. Una cosa te pido, una sola será, que me sigas amando porque mi corazón lo hará. No importa la distancia que nos divida, ni lo mucho que nuestras almas se aflijan. Recuérdeme y yo haré lo mismo, porque siempre estaremos en el mismo camino. Y algún día, que prometo que llegará, nuestros cuerpos de nuevo se encontrarán. Pero mientras tú esperas mi llegada, nuestras almas estarán conectadas. Y con respecto a mi corazón, sé que te pertenece, y cuanto más te alejas, más enmudece. Todo de mi te ama, mi cuerpo, mi corazón y alma.

-Trevor, eso ha sido hermoso-me dijo entre lágrimas.

-Se lo escribió mi abuelo a mi abuela antes de ir a la guerra. Todos los días lo leía y así no perdía las esperanzas de que el amor de su vida regrese. Un día volvió, a pesar de que todos le decían a mi abuela que era muy probable que no lo haga. Yo nunca lo conocí, murió cuando la mamá de Penny tenía 15, fue ahí cuando mi familia comenzó a ser un caos, y mi abuela tuvo que manejarse sola. Tu abuela fue de gran ayuda para la mía ¿Sabías?

-No sé mucho de ella, con mi padre no tenían muy buena relación. Antes solían llevarse muy bien, por eso durante las fiestas viajábamos hasta dónde vives tu. Cuando mi abuela comenzó a hacer donaciones a un hospital aquí en Sacramento, conoció a uno de los doctores y fue como amor a primera vista. Mi abuelo había muerto cuando mi padre iba a la universidad, y enfureció al enterarse que su madre quería casarse. No fue a su casamiento, y tan sólo se veían en la calle al recoger el periódico por que Tom vive en nuestra misma cuadra. Yo realmente me llevaba bien con mi abuela, pero mi padre no me permitía estar con ella ¿Tu recuerdas algo?

-No mucho. Era muy amable con todos, siempre me daba jugo, galletas y en mis cumpleaños me regalaba juguetes. No tengo muchos recuerdos de pasar fiestas con ella cuando era pequeño. Recuerdo uno cuando tenía 7 años más o menos, pero tú no estabas allí.

Nuestra ropa terminaba de secarse y el cielo estaba completamente despejado. Comenzaba a aclarase, pero el sol aún no se asomaba. 

Hablamos con Olive como nunca antes lo habíamos hecho, podía sentir cómo palpitaba su corazón cuando le robaba un beso fugaz. Recogí mi guitarra y cubrí con un manta los parlantes que me habían prestado los gemelos. Tome la mano de Olive para ayudarla a pararse y comenzamos a caminar. Cruzamos el bosque, pasamos frente a su casa, y no frenamos hasta llegar a la playa. Nos sentamos en la arena que aún estaba un poco fría, y Oli comenzó a dibujar espirales en el suelo.