Capítulo 37:Matemos al rey

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Canciones para este capítulo: 

Lay Me Down (Sam Smith) 

Drunk (Ed Sheeran) 

Impossible (James Arthur) 

Say Something (Big Great World Ft. Christina Aguilera) 

En cuanto salí del aeropuerto, el frío de Minnesota me dio calor. Irónico, pero real. El cielo se pintaba de un color más claro, y una pequeña llovizna mojaba la punta de mis zapatillas. Caminé por las calles más vacías que de costumbre, pero no podía esperar mucho de un sábado por la mañana. Me paré en la parada del bus junto a un chico que no lograba mantenerse de pie, y su olor a alcohol llegaba a mi nariz con facilidad. Una vez que el bus llegó, me senté y apoyé mi cabeza en la fría ventanilla. A pesar de lo cansado que me encontraba, no podía dormir. Veía pasar las casas y los árboles, hasta que llegó mi hora de bajar. Caminé por las calles vacías hasta llegar a mi casa.

-¿Trevor? ¿Qué hac--

-Ahora no, abuela-la interrumpí y me dirigí hasta las escaleras para subir a mi habitación.

Lancé mi mochila al suelo y me acosté en mi cama. Estaba fría. No lograba obtener calor a pesar de estar abrigado. Me puse de pie y caminé hasta la habitación de Penny. Su puerta estaba cerrada, y la abrí con cuidado. Estaba todo oscuro, pero aún así podía detectar su cabello rubio desparramado en la almohada. Levanté el edredón lo suficiente como para poder entrar y me acosté junto a ella. 

-¿Trevor?-murmuró mi hermana volteando su cabeza para verme. Sus ojos casi cerrados.

-Sí, vuelve a dormir.

-De acuerdo-me respondió en un susurro y volteó su cabeza.

Me recosté junto a ella y con mi brazo la envolví. Su aroma tan familiar llegó hasta mí. Una mezcla de perfumes de mala calidad que le regalan en sus cumpleaños. Su cabello siempre huele bien, no sé cómo lo logra porque se vuelve fastidiosa cuando le decimos que tiene que bañarse. Su respiración se volvió pesada en cuestión de segundos, y el sueño comenzó a llegar hasta mí. Podía sentir calor nuevamente. Tranquilidad y paz, que solamente me lo podía proporcionar una de las personas que más amo en el mundo. Una niña de cabello rubio y ojos celestes, con una mirada traviesa y sonrisa sin algunos dientes. Penny.

El domingo por la noche, luego de acompañar a Penny a pedir dulces por algunas casas, fui a mi habitación a cambiarme. Connor había insistido en que lo mejor sería que vaya a la fiesta de Noche de Brujas, que me distraería de todo el tema de Olive. Mi abuela había preguntado varias veces qué había sucedido, pero cuando le dije que ya había terminado todo, dejó de pedir detalles. Penny no me preguntó, pero siempre que me veía solo se acercaba a mí y comenzaba a charlar y hacerme reír como siempre. Escuché un auto estacionar frente a mi casa, y salí de inmediato. El auto de mi amigo estaba frente a mí, y dentro estaban Connor y Haven. Entré frotando mis manos una con la otra para intentar recuperar el calor que perdí en los pocos segundos que estuve afuera.

-Hola-dijeron mis amigos al unísono y luego compartieron miradas de enojo entre sí.

-Hola-les respondí cerrando la puerta junto a mí.

El resto del viaje fue silencioso. Connor sabía la historia, pero dudaba de cuánta información tenía Haven al respecto. Parte de mi quería que no supiera nada, pero otra parte quería que Connor le haya contado todo y así me ahorraba de tener que repetir la historia. No quería hablar más del tema, solo quería superar a Olive lo más rápido posible. La única forma en que esta fiesta pueda distraerme es si hay alcohol, y estoy seguro que habrá.

1900 MillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora