De la entrada custodiada.

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El sol no ha salido aún. Hace bastante frío, pero vamos relativamente ligeros de ropa. Los que tenemos pelaje nos apañamos como podemos, pero las armaduras están heladas. Casi puedo notar cómo mi calor corporal se desvanece. Al menos Corina recibe algo de la que yo pierdo. Le hemos puesto un abrigo improvisado. Creo que le hará falta.

Ayer, Dov y yo reclutamos a tres compañeros más y Titus nos ha denominado "División Pacificadora" o algo así. Dice que después de esto, podríamos seguir sirviendo como tal para la OPBI. Eso me ha hecho plantearme mi futuro por primera vez en mucho. Estaba tan ocupada con el presente, que no he tenido tiempo de pensar en lo que haré si derrotamos a Carrie. Si eso no pasa, la lucha es mi única opción.

Los primeros rayos de sol dan a nuestras espaldas y el pelaje se me eriza. Todos sabemos lo que va a pasar. Un grito de guerra surge de las filas y la División se prepara para correr y apartarse de la estampida que está a punto de salir. Todo ser viviente en nuestro Ejército ruge con fuerza y poderío. El suelo parece temblar ante nosotros, acobardado, y todos se lanzan, fila por fila, al ataque.

Los restantes nos hacemos al bosque, ocultos por los troncos y ramas. Partimos hacia el Gran Árbol a buen ritmo, pero sin prisa.
Tenemos que dejar que los demás hagan salir al enemigo. Si el ataque es tan sorpresivo como creemos que será, tendrán que reaccionar ante una amenaza inmediata y quizá descuiden la seguridad de la fortaleza protegiendo a Carrie. Incluso si eso no ocurriera, vamos preparados: Jkolh viene con nosotros y Chew nos ha dado bombas de toda clase. Creo que no viene con nosotros y ha decidido unirse a la lucha armada, aunque con lo pequeño que es, espero que no acabe chamuscado. Quizá sería más útil con nosotros.

-Hagamos recuento. No quiero perder a nadie de vista -dice Jkolh-. ¿Dyron? -Me sorprende. Responde- ¿Dovarokerah?

-Aquí.

-¡Y yo encima! -dice Chew dando saltitos sobre la cabeza del dragón. Sonrío. Verlo con nosotros me alegra mucho.

-Bien, bien, ¿Sana y Corina?

-Aquí -decimos al unísono.

-¿Dents? -no me suena ese nombre, así que desvío la mirada hacia el desconocido. Se trata de un duende oscuro. No dice nada-. Entonces nos vamos.

En silencio, retomamos la marcha por detrás de los árboles. Lo más importante ahora es que nadie nos vea. Nos acercamos poco a poco al campo de batalla y Corina parece estar aterrada. Se abraza a mi cuello, como si pudiera protegerla del fragor de la pelea, y suspiro. Pronto empiezan a escucharse los choques de las espadas a unos metros, gritos de victoria y quejidos de muerte, rugidos que acobardarían a cualquiera y estallidos de armas por doquier.
A pesar de todos los ruidos y las emociones que pudiera sentir, sólo soy capaz de pensar en lo frías que tengo las patas por culpa de la nieve. Dyron me mira como si hubiera visto lo que siento en mis ojos. Me ofrece sus botas con un gesto, ya que poco importa lo que hablemos si el ruido de fondo no nos deja oírnos. Las rechazo y trato de entablar conversación con él.

-¿Estás mejor de...? -trato de que me entienda sin verme forzada a terminar la frase. Cuando se da cuenta de que le estoy hablando, se acerca para oírme mejor. No es el mejor momento de hablar de eso, pero una vez formulada la pregunta, ya da igual... De todos modos, es lo primero que se me ha ocurrido.

-Estoy mejor, sí -me dice cerca del oído-. Siento haberme comportado de aquel modo. Jkolh me ha contado lo que hice el otro día en tu tienda y no me lo podía creer. Estaba buscando el momento adecuado para disculparme... -se rasca la nuca- pero simplemente no lo encontré.

-No pasa nada -sonrío-, puedo comprender que en ese momento no eras completamente tú.

Sonríe también y me mira algo avergonzado. "Gracias", susurra y yo lo leo en sus labios. Luego se adelanta para hablar con Jkolh. Éste se detiene de pronto, provocando que casi todo el grupo quede detrás de él.

-¿Qué pas--

Antes de que me dé tiempo a formular la pregunta, una explosión de fuego impacta contra un árbol cercano y éste cae muy cerca de nosotros. Doy un traspiés hacia atrás debido a la fuerza de la colisión y en cuanto soy capaz de levantarme, salgo corriendo hacia un par de filas de árboles más alejadas del lugar. Mi instinto me obliga a proteger a Corina.
Los demás parecen gustar de mi idea porque me siguen rápidamente. Una vez a salvo, me paro a mirar si todos estamos bien y haciendo recuento, me fijo en que falta uno.

-¿Dónde está Dyron? -abro los ojos, alarmada.

-S-e ha... se ha quedado atrás... -dice Chew con un hilo de voz, conteniendo las lágrimas de sus ojos. Incluso Dov está al borde del llanto.

-¿El árbol lo ha...? -pregunta Dents a duras penas mientras recupera el aliento. Chew asiente.

-¿¡Y LO HABÉIS DEJADO ALLÍ!? -grito inconscientemente- NO PODEMOS DEJARLO TIRADO, nosotros no trabajamos así, ¡NO! -comienzo a llorar descontroladamente.

-Pero tampoco podemos tirar de un lisiado. Lo siento, Sana. Ya le he pedido a Briza a través de telepatía que le ayuden y le den tratamiento urgente lo antes posible, más no puedo hacer -dice Dov. Su voz tiembla-. No perdamos más tiempo...

Con lágrimas en los ojos, empiezo a correr delante del grupo y rehuso la idea de que Dyron esté muerto. Por encima del estruendo de los guerreros, el Gran Árbol se alza ante mí.

Mi mente se mezcla entre pensamientos negativos, entre sentimientos oscuros. Tengo miedo de que algo salga mal. No quiero que nadie más salga herido. Supongo que los demás pensarán parecido, pero no puedo dejar del pensar en el Caballero.

La puerta está custodiada, como era de imaginar, por dos dragones bastante grandes. El ataque no ha sido tan efectivo como esperábamos, pero resulta un consuelo saber que todos los lagartos gigantes que están fuera guerreando, no están en la fortaleza cubriendo las mazmorras. Trato de pensar fríamente en lo que voy a hacer, pero mi cuerpo se lanza a por ellos.

-¿Qué crees que haces? -Dov se me cruza por medio en una zona en la que aún no puedo ser detectada por los guardias y paro en seco- Entiendo que te sientas mal, pero llevas a Corina en el lomo -esto me deja de piedra. Me había olvidado de ella. ¿Cómo me he olvidado de ella?

-Yo...

-Olvídalo -los demás van llegando-. Lo que más me interesa es saber si Carrie está ahí dentro -Chew parece sufrir un escalofrío por la cara que pone. Después de la mala temporada que pasó por su culpa, es normal.

-Estará en el campo, viendo como todos mueren a su alrededor mientras ella no sufre daño alguno -digo con desdén-. Sabe que su hermana es la única que la puede mandar al Otro Lado, lo que la obligaría a ser parte de la contienda.

-Pero se acabará dando cuenta... -dice Chew de repente y todos se callan- E-es decir, no es tonta, verá que Corina no está y...

-Entonces hay que hacer algo rápido -lo interrumpe Jkolh, molesto-. Miradla, no aguantará mucho más así -todo la miran. Aunque desde donde yo estoy no puedo verla, por sus caras diría que no es nada bueno.

Sin previo aviso, Jkolh se transforma en el dragón azabache y se acerca a los guardas.

-¿¡Pero qué hace!? -exclama Dov por lo bajo, aunque todos lo hemos pensado.


Las Crónicas de SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora