De las pruebas de acceso.

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Estoy en mi cama, mirando al techo. Esta noche he dormido unas dos horas debido a que mis oídos están demasiado desarrollados. He oído hasta el último ronquido del que duerme al lado. Me duele la cabeza. En parte es culpa mía porque no quiero convertirme en humana. Tengo un orgullo que mantener.

Tocan a la puerta. Por la oscuridad de la estancia, diría que es de noche aunque veo perfectamente.

-Adelante -susurro. Dov entra por la puerta y cierra tras de sí- ¿Qué haces aquí?

-Yo tampoco podía dormir y, como te he oído pensar, pensé que no te importaría tener algo de compañía.

-Bueno... en cierto modo eres mi único amigo aquí...

-Piensa que has llegado hace unos días. Sólo es cuestión de que te adaptes.

-Suena fácil, pero no conozco a nadie y me da miedo acercarme a otra criatura que no seais Briza o tú.

-Es comprensible -se tumba en un extremo de la habitación y sigue hablando-. Dado que tienes nombre de dragón, podría presentarte a mis amigos.

-¿Qué significa Vadaro?

-Sólo indica que tu año de nacimiento es par y que naciste a día 9.

-¿Cómo lo s...? Ah, ya, me lees la mente.

-No suelo hurgar en los recuerdos de los demás, me parece innecesario, pero cuando estabas inconsciente, tu memoria se abrió ante mí como un libro deseando que lo lean y tu pasado me resulta muy curioso. ¿Quién es Corina?

-Sé que no puedes evitar leer los pensamientos pero bueno...

-Lo siento.

-Corina es una niña humana que encontré en el bosque a principios de otoño. Ahora estará con los centauros del Este.

-¿Por qué aprecias tanto a una humana?

-Porque es joven y no se dedica a destrozar el bosque, sino a curiosear, amarlo y respetarlo. Es dulce y diferente -veo como Dov sonríe.

-Debes protegerla.

-Sí, creo que es importante proteger la inocencia de esa niña...

-No, no me has entendido. Si pasaras las pruebas... -se detiene, pensativo- Bah, creo que a estas alturas ya da igual. Si pasaras las pruebas, tu misión sería proteger a Corina.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Me temo que no lo sé. He intentado sonsacárselo a Titus, pero él me crió practicamente y conoce todos mis trucos de persuasión.

-Entiendo -digo a la par que sonrío. Mira por la ventana.

-En tu armario hay ropa por si decides convertirte en humana de nuevo. Las pruebas estarán listas en un rato.

Sale de la habitación tras desearme suerte y me convierto en humana. Cada vez las trasformaciones son más rápidas, lo que creo que me sumará puntos en las pruebas. Estoy muy nerviosa...

Me dirijo al armario para ver qué ropa hay. La verdad, pienso más en lo práctico que en lo estético, por lo que escojo la ropa más cómoda para correr. Me pongo una prenda que, por la forma, me sugiere que es para las piernas. Me cuesta mucho ponermela porque para ello tengo que guardar el equilibrio unos minutos mientras meto mi pierna en el hueco de tela. ¡Argh! No entiendo cómo los humanos soportan hacer esto todos los días.

Cuando, después de quince minutos, consigo ponerme la maldita prenda, decido ponerme algo en la parte de arriba. Observo las vestimentas que hay en el armario, pero no encuentro ninguna que parezca servir para tapar el torso. Veo algunas telas que, según tengo entendido, sirven para el cuello, pero me lío una en el torso y la ato por detrás, haciendo un fuerte nudo.

Las Crónicas de SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora