De un día pasado por agua.

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Hace frío, quizá de más. Abro los ojos. La arena ha entrado en todos los rincones de mi ropa. ¿Cómo he llegado aquí? Está lloviendo. Pequeñas gotitas caen del cielo, rodando por mi mejilla hasta colarse entre los granos de arena. El mar parece tranquilo desde donde estoy. Me acerco a la orilla. ¿Dónde estoy? Las olas suben y bajan, cantando una dulce nana sólo para mí. Nunca había visto el mar. Es tan bello. Me tumbo en la orilla de modo que el agua roza mis pies de vez en cuando. Está muy fría pero no me importa. Abro los ojos y miro al cielo. He dejado de llover, o eso creo. Miro mis pies, mojados por el oleaje y de pronto veo como una grandísima ola se abalanza sobre mí. Con una altitud de por lo menos seis metros, el agua me engulle y me ahogo. Lucho por salir, por respirar, pero la corriente me arrastra hacia el fondo...

Abro los ojos y empiezo a toser fortísimo. Miro arriba y veo a Night con un cubo vacío en las manos. Aún chorrea un poco de agua. Corina está tirando de él, quiero pensar que para evitar que me tirara el cubo. Me levanto furiosa y lo empujo.

-¿Qué crees que haces? ¿Te parece gracioso levantarme así? -digo mientras sigo tosiendo.

-Pues yo me he despertado igual. Me has puesto la cama bajo una gotera, pedazo de...-lo interrumpo.

-¿Crees que lo he hecho aposta?

Entonces se calla y suelta el cubo en el suelo. Se deja caer en el sofá y se lleva las manos a la cabeza.

-¿Tienes herramientas?

-¿Para qué?

-Voy a tapar las goteras.

-No. Tenemos que ir al Norte.

Night me mira, yo diría que pensativo. No sé qué hora es pero lo suyo es desayunar y salir en dirección al castillo.

Ahora que lo pienso... Night no conoce de la existencia de la OPBI y no creo que ellos quieran ser conocidos. ¿Cómo entro en el castillo con Corina sin que él venga con nosotras...? Soy demasiado complicada. Trato de resolver problemas que aún no tengo.

Me dirijo a la cocina y retiro de una patada la cama de Night. Estoy un poco enfadada por lo que acaba de hacer. Lo cierto es que las mantas están muy mojadas, pero no lo hice aposta. Voy a preparar el desayuno. Miro de nuevo bajo el fregadero y busco algo de pan. Creo recordar que ayer vi mantequilla. Podría hacer unas tostadas.

Tras un rato buscando, no encuentro ni lo uno ni lo otro. Serían imaginaciones mías. Por suerte, encuentro algunas bayas. Me gusta mucho guardar algunas para hacer tartas y eso. Desayunamos unas pocas porque seguimos llenos por la comilona de anoche.

En un rato, tras el desayuno, cojo la flauta de Titus, dejamos la casa y nos adentramos en el bosque. Esta vez, para asegurarme de que ninguna alimaña se adueña de mi casa, he dejado trampas de todas clases y colores. No son mortales -porque no quiero encontrarme un cementerio de ratones de campo en mi salón-, pero dan un susto -como me descuide, mi risa malvada aflora-.

Como anoche nevó y el sol aún no ha salido, hace un frío horrible. Night y yo tomamos forma animal, por lo que nuestro pelo y temperatura corporal aumentan en un instante, pero Corina no tiene más que un vestido y unas medias rotas. Desde que la encontré no se ha cambiado de ropa y la verdad es que está para darle un lavado. Ella se sube en mi lomo me abraza. Está muy fría así que decido dar media vuelta para coger una manta.

Llego a casa, esquivo las trampas del salón y me llevo un par de mantas con pinta de ser ligeras y calentitas. Tapo y amarro a mí con una de ellas a Corina y la otra la reservo para la noche. Ahora sí, reemprendemos la marcha.

-¿Qué se os ha perdido en el bosque a mediados de noviembre teniendo una casa aquí?

-No grites, Corina está dormida -hago una pausa para asegurarme de que duerme profundamente y prosigo- Esta niña tiene que volver con su familia.

-¿Quiénes son sus padres? -la bombilla se me enciende.

-Son gente importante... tienen un castillo para ellos solos en el Norte de Ibrenis.

-¿Y las criaturas lo permitieron? -me pregunta sorprendido.

-Las criaturas son parte de la corte del castillo.

Night guarda silencio. Creo que no le cuadra mucho la información.

-Nunca he oído hablar de... -se detiene y arruga la nariz.

-¿Qué pasa? -digo asustada.

-Llueve.

Y al decir esto, una gota me rueda por la mejilla. En cuestión de diez, veinte minutos, comenzó a caer una lluvia torrencial que empezó a arrastrar la tierra hacia el arroyo. El caudal subiría y es posible que alguien se ahogue... pero más que preocuparme por ellos, debería preocuparme por mí. El agua sube rápido y no tenemos dónde escondernos. Night busca una cueva, algo donde dormir y a los lejos vemos una cabaña. Corremos hacia allí tan rápido como el agua nos deja y subimos las escaleras de la entrada de dos en dos. Toco a la puerta y un dragón abre la puerta... ¿Dov?

Nos pide que pasemos y yo, perpleja, me lo quedo mirando. ¿Qué hace Dov aquí?

-Buenos días, forasteros. Menos mal que han encontrado mi humilde hogar, de lo contrario podrían haber muerto ahí fuera -esboza una sonrisa algo enigmática-. Acomódense en el sofá, les traeré algo de comer. Señorita, ¿me ayuda a traer los vasos?

-S-sí -digo, aún en shock. Me guía a una cocina no más grande que la mía y se sienta en el suelo.

-Veo que has encontrado a la chica. ¿Qué hacéis aquí?

-No sabía qué hacer, así que pensé que lo mejor sería llevarla con Titus al Norte. Creo que allí estará más segura -él me ha mirado serio desde que he nombrado a Titus...- ¿Oye, pasa algo?

-Eh... bueno, respecto al castillo, no es casualidad que yo esté aquí. Los hombres buscan a esa niña como si se tratara de oro... Su ira ha destruído nuestro castillo. Algunos hemos salido huyendo antes de que llegaran, otros escaparon durante la quema del castillo y otros no tuvieron la misma suerte...

-¿Quién ha quedado...?

-Que yo sepa estamos Jkolh, otros tres de los Siete Fundadores, Briza y yo. El ataque pilló por sorpresa y dió la casualidad de que algunos ancianos estaban fuera. Ayudé a escapar a un par de hadas y una cría de sátiro y no sé qué habrá sido de ellos -se interrumpe y me mira a la cara- Oye, no llores...

¿Estoy llorando?

Las Crónicas de SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora