De una amistad sin igual.

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Creo que han pasado unas dos semanas desde que estoy en cama. Cada día venía un hada, duende o ninfa diferente a darme tratamiento mágico. Aunque al principio el dolor y la espera se me hacían insoportables e incluso llegué a pensar que jamás me recuperaría, estos días han merecido la pena.

No soy ni mucho menos la más fuerte ni la más lista, pero puede que sí las más cabezota y esto me ha ayudado mucho estos meses. ¿Conseguiremos derrocar a Carrie de su reinado de maldad? No lo sé, nadie lo sabe, pero mientras esté en mi mano, la batalla no ha terminado.

Jkolh dice que debo entrenar un poco con él y con Briza antes de la batalla, ya que este tiempo en cama ha hecho estragos en mí. Mis músculos ya no son lo que eran, ya no soy una potrilla y dos semanas de inactividad son más de lo que parecen.

Da igual el dolor, da igual el esfuerzo; lo único que me importa es salvar a Corina.

Es increíble, ¿verdad? ... ¿Cómo encontrar a una niña abandonada en el bosque ha cambiado toda mi vida de esta manera? Todo este tiempo, toda esta gente, me han enseñado algo. Y es que tu nombre o tu pasado no importan, sino quién eres y por qué luchas hoy.

Yo lucho por mi pueblo, mi bosque... mi niña. La niña de mis ojos, la niña que ha cambiado mi manera de ver las cosas y a los demás.

Sí... las cosas han cambiado mucho y mis pensamientos han tomado otro camino, siendo ahora el pasado algo tan lejano que casi me parece mentira. Meses, Sana, meses han pasado desde que buscabas a Ulric con la desesperación del que quiere respirar y no puede. Pasaste página, seguiste adelante y aquí estás. Has llegado lejos.

...

Briza entra en la tienda, imagino que para el relevo del tratamiento.

-Buenas tardes -sonríe con suavidad. Su sonrisa me cura más que ninguna otra cosa, me hace sentir viva y ver que no estoy sola.

-¿Cambio de turno?

-En realidad no -hace un gesto al duende que está a mi lado para que se vaya y, tras hacer una reverencia, desaparece en el aire-, quería hablar contigo... -hace una pausa insuficiente para que yo intervenga.- Jkolh me ha dicho que te enseñe algún conjuro nuevo.

-¿Estando así puedo hacer magia?

-Claro -se acerca y me susurra en tono confidencial-. Podrías sanarte a ti misma. En realidad es sólo transformar magia en fortaleza física. No suelen enseñar esto a los pequeños porque harían trampa con los entrenamientos. ¿Quieres que te enseñe?

-Sería interesante, sí. No deberíais perder el tiempo por mí de esta manera... y fortalecerme cuanto antes, sería ideal.

-Tranquila -dice serena y después de eso, toma mis manos-. Bien, es muy fácil. ¿Qué te duele?

-Ahora mismo... los lumbares, creo -es un poco penoso por mi parte no saber qué es lo que me duele.

-Piensa en ellos.

-¿Como con la pluma?

-Más o menos -ríe-. Cierra los ojos, vamos -hago caso-. Concéntrate, siente la magia fluir. Es como un arrollo, ¿cierto? Como tu hogar...

Sus palabras suaves como la brisa, hacen que mi mente se pierda en parajes de mis pensamientos que ni yo conocía. Una estepa vacía se presenta ante mí. Un riachuelo comienza a fluir entre la hierba que crece con rapidez. El eco de los pájaros en mis oídos, tallos de árboles aparecen a mi lado... ¿Es mi casa? ¡ES MI CASA! ¡Estoy en casa!

"¿Ulric?" me oigo decir. ¿Es un recuerdo? ¿Soy yo la que habla? Pero no me veo. ¿Hola? Nadie me escucha, mi voz es como el viento que cruza las ramas de los árboles.

-Oye el río, Sana, olvídate de lo demás.

De acuerdo, de acuerdo, me tengo que centrar. El arrollo, yo diciendo tonterías, los animales, la hierba, el aire, las nubes... ¡Venga ya! ¿Qué tengo que buscar?

Un ruido a mi espalda me llama la atención. Me doy la vuelta mientras mi otra yo se va por ahí. ¡Es Dov! Mi pecho se envuelve en una luz rosada.

-Ahí está -dice y abro los ojos de pronto.

-¿Qué? ¿Qué fue eso? ¿Qué es lo que está ahí?

-Tranquila, tranquila -comienza a reírse-. He encontrado la fuerza de tu magia.

-¿Eh? -digo en un tono que me hace parecer realmente estúpida.

-Espera aquí.

-Ni que fuera a... -sale corriendo hacia afuera y yo me quedo con un palmo de narices- moverme. Pues bueno... habrá que esperar.

Al rato, no mucho tiempo, aparece tirando del cuello de Dov como si acaso pudiera arrastrarlo ella sola.

-Pero quieres decirme qué pasa -dice él con tono obviamente confuso. Compartimos sentimientos, amigo.

-Tócalo, Sana, con la palma de la mano.

Obedezco sin entender en absoluto qué está pasando. Mi pecho vuelve a tornarse de color rosa, brillando intensamente a través de la ropa.

-¿Qué le pasa? - se aparta él, algo asustado. Su pecho también brilla en ese color, algo más fuerte que el mío.

-¡Lo encontré, lo encontré! -canturrea, animada, mientras da saltitos alrededor de nosotros- Vuestra magia es complementaria -nos revela con tono entusiasmado, pero por nuestras caras, cabe decir que seguimos perdidos.- A ver, que... Uf, ¿cómo lo explico? ¡Es tan emocionante...!

-Tú relájate e inténtalo -parpadea Dov varias veces para tratar de despejarse y entender algo.

-Si estáis juntos, vuestra magia es más fuerte y entonces, si ella hace un hechizo de sanación, podría estar lista para esta tarde.

-Pero si aún no sé conjurar eso... O lo que sea -imito a Dov en cierto modo.

-¡Boba! No tienes que hacer nada. Piensa en lo que te duele, tócalo y se arreglará -dice feliz.

-¿Eso es todo? -pregunto incrédula.

-Claro, te estaba tomando el pelo. No esperaba descubrir tu magia complementaria.

-Briza, me parece que te estás equivoc--

-No, Dov, es verdad -lo toma por la cara-, tienes magia en ti.

-¿Después de...?

-¡Sí! Vamos, tócala.

Ambos obedecemos, aún confusos, cada uno con lo suyo. Mis manos y su cara se rozan en un nostálgico saludo, como si lleváramos siglos sin vernos.
Nuestros pechos se encienden de nuevo con la llama de la amistad más fuerte.

Me hace sentir viva.

Las Crónicas de SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora