Segunda parte. Capítulo 8.

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Callie

-¿Cómo estás?

Daniel me acariciaba el rostro como si se me hubiera quebrado.

-El dolor sigue ahí. Pero lo soporto. He aprendido a hacer eso.

Le sonreí. Thomas se me quedó viendo fijamente.

-Voy por una bolsa de hielos para el golpe. Ya vuelvo.

Daniel abrió las puertas de la cocina y desapareció detrás de ellas.

-Siento haberte golpeado.

-No lo sientas. Yo me atravesé, es mi culpa.

-Jamás te haría eso.

-¿Qué dices?-Me exalté.

El corazón se me salía por la garganta.

-No golpearía a una mujer nunca, pero a ti. A ti en especial.

Ahora, mi corazón comenzó a salírseme del pecho, ¿me había reconocido? Comencé a temblar.

-Callie, no te haría eso.

-¿Qué demonios?-Me levanté del asiento con la mirada perpleja.

-«El dolor sigue ahí. Pero lo soporto. He aprendido a hacer eso.» Así se termina el libro que estabas escribiendo.

-Thomas, por favor, por favor no...

-¿Qué sucede?-Daniel regresó con la bolsa en las manos. Se acercó a mí y me la colocó en la mejilla derecha. Di un gritito.

-Nada, estaba hablando con el chico y preguntarle porque te estaba golpeando. Eso es todo.-Miré a Thomas y le hice un gesto, dándole a entender que me siguiera el juego.

-Resulta, Sam, que este chico me robó al amor de mi vida. Llegó a mi hogar, la enamoró, la lastimó y se esfumó como el cobarde que es.

Daniel se levantó.

-No te permitiré que me hables así. Estás en mi casa.

-¿A... El amor de tu vida?

Tartamudeé.

Thomas asintió. El cabello le cubrió la frente entera. Agachó la cabeza y su garganta comenzó a temblar.

Cuando levantó la cabeza, tenía lágrimas en el rostro.

-La quería mucho. Éramos amigos desde que tenía memoria. Íbamos juntos al colegio, ella me tomaba la mano, como a un amigo, pero yo lo hacía enserio. Cuando llevaba dos coletas a la escuela se las jalaba para hacerla enojar y ella me gritaba y me decía que la dejara en paz. Pero al minuto me estaba abrazando y diciendo que me quería. Una vez me dijo que le gustaba. Teníamos diez años. Llegué corriendo a mi casa, estaba muy emocionado. Al día siguiente le llevé una rosa, la tomó, la dibujó y luego me la regresó. Me dijo "Le va a encantar a Cameron". Y, ese chico, también la lastimó, unos años después, y a mí, a mí me dejó solo ahí. Claro, ella no sabía de mis sentimientos... Pero de todas formas, sigue doliendo.

Se levantó del sillón y se me quedó viendo.

-Pero apuesto a que el amor de mi vida ya no es la misma. Él-Dijo. Señalando a Daniel-la cambió. Podría ya siquiera llamarse Callie.

Se dirigió hacia la puerta y salió de la casa.

¿Esa era una indirecta? Daniel mantuvo su mirada fija ahí donde Thomas había desaparecido.

-Yo... Callie... La necesito encontrar.

-¡Daniel!-Me levanté precipitada.-¡Daniel! ¿A dónde vas?

-A buscarla.-Tomó su abrigo y sé lo colocó en los hombros.-Está en Madrid. Y la voy a encontrar.

-No... No puedes.

-¿Porqué no? No eres nada mío... Sin embargo, ella... Ella sí.

-¿Qué es tuyo?-Lo tomé del hombro. Quería sentir por un momento que era Callie, que yo era Callie y que Daniel me hablaba a mí.

-Es el amor de mi vida.

Salió por la puerta y el sonido retumbó en las paredes.

-¿Soy el amor de tu vida?-Susurré. Imaginando que Daniel me escuchaba. Imaginando que si me quería.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora