Callie
-¿Cómo estás?
Daniel me acariciaba el rostro como si se me hubiera quebrado.
-El dolor sigue ahí. Pero lo soporto. He aprendido a hacer eso.
Le sonreí. Thomas se me quedó viendo fijamente.
-Voy por una bolsa de hielos para el golpe. Ya vuelvo.
Daniel abrió las puertas de la cocina y desapareció detrás de ellas.
-Siento haberte golpeado.
-No lo sientas. Yo me atravesé, es mi culpa.
-Jamás te haría eso.
-¿Qué dices?-Me exalté.
El corazón se me salía por la garganta.
-No golpearía a una mujer nunca, pero a ti. A ti en especial.
Ahora, mi corazón comenzó a salírseme del pecho, ¿me había reconocido? Comencé a temblar.
-Callie, no te haría eso.
-¿Qué demonios?-Me levanté del asiento con la mirada perpleja.
-«El dolor sigue ahí. Pero lo soporto. He aprendido a hacer eso.» Así se termina el libro que estabas escribiendo.
-Thomas, por favor, por favor no...
-¿Qué sucede?-Daniel regresó con la bolsa en las manos. Se acercó a mí y me la colocó en la mejilla derecha. Di un gritito.
-Nada, estaba hablando con el chico y preguntarle porque te estaba golpeando. Eso es todo.-Miré a Thomas y le hice un gesto, dándole a entender que me siguiera el juego.
-Resulta, Sam, que este chico me robó al amor de mi vida. Llegó a mi hogar, la enamoró, la lastimó y se esfumó como el cobarde que es.
Daniel se levantó.
-No te permitiré que me hables así. Estás en mi casa.
-¿A... El amor de tu vida?
Tartamudeé.
Thomas asintió. El cabello le cubrió la frente entera. Agachó la cabeza y su garganta comenzó a temblar.
Cuando levantó la cabeza, tenía lágrimas en el rostro.
-La quería mucho. Éramos amigos desde que tenía memoria. Íbamos juntos al colegio, ella me tomaba la mano, como a un amigo, pero yo lo hacía enserio. Cuando llevaba dos coletas a la escuela se las jalaba para hacerla enojar y ella me gritaba y me decía que la dejara en paz. Pero al minuto me estaba abrazando y diciendo que me quería. Una vez me dijo que le gustaba. Teníamos diez años. Llegué corriendo a mi casa, estaba muy emocionado. Al día siguiente le llevé una rosa, la tomó, la dibujó y luego me la regresó. Me dijo "Le va a encantar a Cameron". Y, ese chico, también la lastimó, unos años después, y a mí, a mí me dejó solo ahí. Claro, ella no sabía de mis sentimientos... Pero de todas formas, sigue doliendo.
Se levantó del sillón y se me quedó viendo.
-Pero apuesto a que el amor de mi vida ya no es la misma. Él-Dijo. Señalando a Daniel-la cambió. Podría ya siquiera llamarse Callie.
Se dirigió hacia la puerta y salió de la casa.
¿Esa era una indirecta? Daniel mantuvo su mirada fija ahí donde Thomas había desaparecido.
-Yo... Callie... La necesito encontrar.
-¡Daniel!-Me levanté precipitada.-¡Daniel! ¿A dónde vas?
-A buscarla.-Tomó su abrigo y sé lo colocó en los hombros.-Está en Madrid. Y la voy a encontrar.
-No... No puedes.
-¿Porqué no? No eres nada mío... Sin embargo, ella... Ella sí.
-¿Qué es tuyo?-Lo tomé del hombro. Quería sentir por un momento que era Callie, que yo era Callie y que Daniel me hablaba a mí.
-Es el amor de mi vida.
Salió por la puerta y el sonido retumbó en las paredes.
-¿Soy el amor de tu vida?-Susurré. Imaginando que Daniel me escuchaba. Imaginando que si me quería.
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Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}
RomanceCallie es una chica común y regular, aunque su familia no sea igual. Los últimos años de su vida se ha dedicado a la preparatoria. Sufrió una decepción amorosa que la dejó destrozada, y el único que ha estado ahí ha sido su amigo Thomas. Callie trat...