Capitulo 14

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Sin duda mojarme en la lluvia había sido una mala elección, me estaban llenando medicamentos, jarabes, sueros, inyecciones y quien sabe que cosas más, había pasado tres días desde que Cameron había venido a mi habitación, Thomas no había vuelto, no se porque, tampoco él, Daniel no había regresado, ni me había hablado. Ya podía hablar un poco más fuerte, aunque mi voz seguía quebrada. Me había terminado todos los libros de mi librero, consideren que son como 50, sí, así de aburrida estoy, también había mandado a comprar otro cuaderno de dibujo, porque también me lo había acabado. Un dibujo, al que le había puesto todo mi empeño, quedo espectacular, dibujé los ojos de Cameron, negros, los de Thomas, color miel, y los de Daniel, entre verdes y azules. Sí, los dibujé a los tres, los de Cameron, salvajes, los de Thomas, tiernos y adorables, y los de Daniel... Inexplicablemente... hermosos, esa era la palabra correcta, hermosos. Mi mamá entró a mi recámara.

- Hija, vengo a darte tu otra dosis de medicamentos, ya mañana estarás como nueva...- me tomé el jarabe, las pastillas, el suero, y una bebida según para hidratar mis cuerdas vocales. Luego mi mamá se fue y me quede ahí.

Era el ultimo día que me la pasaría encerrada ahí en mi cuarto, gracias a Dios, mañana regresaría a la escuela.

No podía dormir, no sabía que pasaría mañana con Thomas... Con Daniel. Después de una hora de pensamientos, por fin me quedé dormida.

La mañana fue como todas, me desperté tarde, me di una ducha rápida, me puse lo primero que encontré, bajé, y todos se estaban yendo, tome un pan, le unté mermelada y salí.

El camino hacia la preparatoria fue extraño, nadie hablaba, así que decidí romper el hielo:

- Deph, ¿han hecho algo importante estos dos días?

- No, solo apuntes- respondió mientras Daniel reía, ¿por qué?

Me le quedé viendo a Daniel, mientras el veía el panorama de la ventana, en realidad no se que me estaba pasando, pero me gustaba verlo, y admirar su belleza, no iba a negar que era "majo" como dice él. No me doy cuenta y voltea su cabeza, y su mirada se encuentra con la mía, enseguida bajo la mirada, y hago como si nada hubiera pasado, que estúpida era. Llegamos y el chofer se fue, Thomas no estaba esperándome en la entrada. Suena el timbre y la directora llama a todos los alumnos, y dice:

- Espero, estén listos para la carrera de relevos que se va a realizar el día de hoy- Espera, ¿qué? Una carrera, no, no podía ser cierto, si en una materia era pésima, era en Educación Física, ¿de que me serviría saltar y saber correr en la vida? Claro, con razón Daniel se rió.

La carrera constaba de 1 kilometro, rodeando toda la prepa, había algunas vallas para saltar, y algunas curvas. Era por grados, 3 líneas, con todos los alumnos formados por abecedario, de cualquier manera era de las primeras, Callie y Bush, mejor nombre mis papás no pudieron haber elegido.

Vi a Daniel de reojo y vi a Thomas de reojo, se veía la preparación de Daniel y su condición física, pero Thomas era de esos chicos delgados y sin un tórax formado. Habían ocho personas, enfrente de mi, se supone, que el grado que logre que todos sus alumnos hagan la vuelta, ganan una "sorpresa" por parte de la directora. Y fueron pasando y pasando, las ocho personas que había delante mío, faltaba una persona para mi turno, y Daniel estaba también a punto de partir, yo partí antes que él, y corrí y corrí con todas mis fuerzas, según yo estaba corriendo rápido, pero en cuestión de segundos Daniel me superó sin ningún problema, ni siquiera se veía que se estuviera esforzando, llegaba la primera valla, y la salté era muy pequeña, la segunda era más alta, la verdad, sabía que no iba a ser capaz, pero, ¿que tenía de malo intentar? Y la salté... Y sí, como había sospechado, mi cara se iba a estrellar contra el piso, es decir, se estaba estrellando contra el piso, y luego, todo se tornó negro.

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Abrí los ojos, y estaba Daniel sentado al lado mío. ¿Porqué siempre estaba cuando yo estaba enferma o accidentada?

- Hola, por fin despertaste... Perdimos la carrera gracias a ti...-dijo él

- ¿Porqué sería mi culpa?

-... Me detuve, para ir por ti y traerte aquí- él lo había hecho por mi.

- ¿Es enserio?

- Sí

- ¿Lo hiciste por mi?

- No- tenía que arruinar todo- lo hice por que tu mamá me pidió que te cuidara... Y eso es lo que estoy haciendo...

- Jóvenes, no es momento de estar platicando, joven, permítame curar a la chica, luego siguen hablando de lo que sea que estén hablando- Daniel se fue- Te pegaste muy fuerte en la cabeza, pero no hay fractura, te raspaste muy feo en la rodilla, pero eso se quita en unos tres días, y tu codo también tiene una raspada, pero ya le aplicamos ungüento.

- Gracias- dije.

Oh, por Dios, había vuelto a hacer el ridículo en frente de todos, ¿como era posible que Thomas me quisiera siendo así como soy? Pero el me lo dijo: El amor puede llegar a hacerte creer cosas impresionantes. Thomas, lo recordaba a menudo, porque el era el que me hacía reír en momentos como estos, que siento que el mundo se cae a mis pies, los aplasta y los fractura para siempre. Lo extrañaba, lo necesitaba recuperar, lo iba a recuperar.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora