Tercera parte. Capítulo 3.

749 52 3
                                    

Oh. ¿Qué se supone que deba hacer? Daniel me había llamado desde la mañana, ya eran las 6:00 de la tarde y no había llamado de vuelta.

No somos nada, así que no puede reclamarme. ¿O si? ¿Acaso somos algo? No, no dejamos nada claro, somos solo amigos. Puede que haya llamado accidentalmente. Todo fue un error. No quería llamarme. Y yo no lo quiero llamar a él.

-¿Callie?-La voz de Dylan me despertó.-¿En qué piensas?

Me sonrió y no pude evitar sonrojarme. ¿Por qué?

-En... No importa. Sólo cosas de la escuela.

-¿Tienes tarea? Te puedo ayudar en ella.-¿Cómo podía ser tan amable y tierno? Comparando su actitud con la de Daniel cuando recién me conoció, Dylan gana por más de 200 puntos. Al conocer a Daniel por primera vez, los dos nos odiamos al instante.

-No, no es eso...-Dije, desviando la mirada.

-¿Callie, te sientes bien? Si no te sientes bien, dime, puedo llevarte al doctor o a tu casa.

Dudé en responder. Bien podría decir que me sentía mal, irme, llamar a Daniel, y olvidar a Dylan. Pero ese era el problema, me gustaba estar con Dylan, me gustaba su presencia, y no tenía intenciones de irme.

-Estoy perfectamente bien.-Dije sonriendo.

-No has tocado el muffin desde que llegamos.-No me había dado cuenta de que un muffin se alzaba ante mí en la mesa, lo tomé y lo eliminé de tres mordidas.-O no.

Traté de sonreír pero no pude. Algo me impulsaba a salir de ahí, ¿qué? No.

No. Dylan me hace bien, la relación con Daniel es enfermiza. Debo quedarme con la persona que me haga sentir cosas lindas y sea amable, no con la persona que me haga llorar y me lastime.

-¿Segura qué estás bien?

-Yo...-Mi mano se deslizaba en el bolsillo de mi abrigo, sentí el aparato rectangular entre mis dedos, ¿qué demonios estoy haciendo?

-¿Tú...?-Dylan no se merece esto, solo lo estoy confundiendo.

-Discúlpame. De verdad, ya vengo.-Salí corriendo del café y sin siquiera notarlo ya tenía el celular pegado a mi oreja.

Mi corazón palpitaba rápidamente y mi piel estaba erizada. Mis manos temblaban de las ansias. Sentía los latidos de mi corazón golpear mis costillas. Podía sentir cada segundo pasar como una eternidad. Y fueron los siete segundos más largos de mi vida.

Porque no hubo respuesta.

Guardé el celular de vuelta. Mi vista se tornaba borrosa. Lo sabía. No le importo. Por eso no atendió la llamada, ¿y porqué habría de importarle yo?

No éramos nada, de todas formas. No éramos nada y no seremos nada.

Siempre estaremos separados por una u otra razón, y eso me hace mal. Porque si algo he aprendido, es que a veces forzar a que algo suceda duele más que dejar ir.

Y era hora de dejarlo ir. Daniel ya no era nada mío.

Por más que yo quiera que seamos algo, él y yo no somos nada.

Suspiré y sentí las lágrimas caer por mis ojos. Traté de controlar mi respiración pero era incapaz. Estaba descontrolada. Mi pecho se movía de arriba a abajo y mis sollozos se volvían más fuertes a cada momento. Mi cuerpo entero se había sometido a un ataque de ansiedad. Mis manos temblaban, daba bocanadas de aire y no podía controlar mis lágrimas.

-¿Callie?-La voz de Dylan hizo que me sobresaltara. Cubrí mi rostro con mis dos manos y giré mi cuerpo al lado contrario para que le fuera incapaz verme así. Limpié mis lágrimas lo más rápido que pude pero se resistían y no se detenían. Solté un pequeño grito y sentí dos brazos girarme hacia ellos.

Y ahora ya no estaba sola en las calles de Chicago llorando, estaba con una persona que se preocupaba por mí en las calles de Chicago. Tenía su mano en mi cabeza acariciándola. Sentí mi respiración más regular e incluso las lágrimas cesaron.

Esto es lo que quiero. No quiero una relación por la cual llore todas las tardes. Quiero una relación en la cual pueda contar con la persona y llorar y desahogarme sabiendo que estarán ahí para ayudarme.

Mi celular vibró en mi abrigo pero lo ignoré. Jane podía esperar. Estaba bien en los brazos de Dylan, me sentía querida y cómoda.

Las lágrimas se secaban en mis mejillas y mis manos pararon de temblar poco a poco. Pero no quería dejar de abrazarlo, lo necesitaba, lo quería y lo necesitaba.

-Dylan...-Me separé de su hombro y lo miré fijamente a los ojos. Eran más claros de lo que recordaba.

El se acercó a mi en menos de un segundo, y repentinamente, sus labios se juntaron con los míos.

¿Qué estaba haciendo?

-¿Esto significa algo para ti?-Escuché que decía separándose de mí.-Porque para mi esto hará mi noche, mi semana y mi vida.

-Esto significa mucho para mí.-Me alejé completamente de él. Escuchaba mi voz lejana, casi irreconocible para mis propios oídos. Como si la persona que hablase, no era yo. Pero era yo. Era lo que mi mente quería decir.-Espero que esto signifique que pasamos a la etapa dos de la relación.

-Sería un placer para mí.-Dijo dándome un beso en la frente.-Es lo mejor que me pudiste haber dicho.

-Es lo mejor que pudiste haber hecho.

-Callie, ¿porqué saliste corriendo de mí para llorar aquí? Si somos novios, entonces tengo derecho a saber.

-Memorias malas.-Dije recordando y borrando todos los recuerdos de Daniel.

-Yo también las tengo.-Dijo sonriéndome.

«Memorias malas que voy a extrañar. Te voy a extrañar, Daniel. Adiós.»

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora