Tercera parte. Capítulo 20.

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Último capítulo
Gracias a todos mis lectores, a los que me acompañaron durante esta aventura, espero pronto reunirnos en otra❤️. Unos últimos besos y abrazos^^

-L

•••
Las calles de España eran angostas y solitarias sin él a mi lado, caminaba con el celular en una mano mientras me mordía el labio constantemente. Las piernas se me doblaban e intentaba no caerme en medio de la calle.

Después de haber dejado a Daniel gritando a mis espaldas, me había mandado un mensaje al celular, no se cómo lo hizo, pero escribía:

Olvida todo lo que escuchaste, la boda no pasará, estaré esperándote en el puente de la calle 21. A las 4:00 en punto. La dirección está más detallada abajo, si vas, tiraré todo a la basura y escaparemos juntos, estaré ahí, Callie, intentando una vez más nuestra felicidad.

De repente sentí un sabor a plata en los labios, había exagerado en eso de mordérmelos. Me la limpié con la mano y me senté en una banca.

¿Qué debería hacer? ¿Debería dejar que Daniel tirará el esfuerzo de años, los arduos estudios, los caros lujos, sólo para ser felices? ¿Y quién nos asegura esa felicidad? ¿Cuál será el costo de esta? ¿Qué me hace pensar qué, seremos felices esta vez?

Me tallé los ojos y fruncí el ceño. No iba a ser egoísta.

Sabía cual era la decisión correcta. Y la iba a tomar.

•••

Daniel

-Luces perfecto.-Dijo mi madre mientras pasaba sus manos por el traje.-Nunca pensé que este día llegaría. Todo ha pasado tan rápido...

-No es necesaria la melancolía, mamá.-Dije mirando al vacío. Eran las 3:27, necesitaba apresurarme para llegar a la dirección que acordé con Callie.-¿Me puedes dejar solo un momento? Voy a... Arreglarme un poco más, y quiero estar solo.

-Claro... No tardes, en diez minutos tenemos que estar en la iglesia.

Asentí con la cabeza mientras abría un cajón del buró, apenas se escuchó el clic de la puerta, tomé la cuerda que había dentro, abrí la ventana, lancé la cuerda y comencé a bajar.

No iba a permitir que me arrebataran la felicidad una vez más, y si para ser feliz necesitaba dejar todo atrás, estaba dispuesto a hacerlo.

Mis pies tocaron el suelo y enseguida salí corriendo por la puerta trasera, para no arriesgarme a que me vieran.

-Lo siento, mamá. Lo siento, Lisa. Pero es mi felicidad.

Abrí el portón con cuidado y me eché a correr. Y no me importó nada. No me importó no llevar dinero, no me importó no llevar más ropa que un traje caro encima, no me importó desperdiciar el dinero en una boda y en una fiesta después de esta, no me importó olvidar todo para seguir mi camino, no me importó lastimar los caros zapatos por correr a esta velocidad, no me importó parar el tráfico por atravesarme en las calles, sólo corrí. Corrí hacia mi felicidad. Corrí hacia Callie.

•••
Callie

Era difícil. Podía sentir como las lágrimas corrían por mis mejillas, como estaba haciendo un esfuerzo por no soltar un grito. Podía sentir mis pies temblar y mis manos sudar. Podía sentir como mi cuerpo entero quería correr hacia él y decirle que aquí estaba, y que lo amaba, y que también quiero tirar todo por la borda y escapar con el.

Pero no estaba haciendo eso. El troncó del árbol en el cual me ocultaba era angosto y me permitía recargarme lo suficiente para llorar. Sólo de vez en cuando giraba mi cabeza para verlo, tan perfecto: con un traje negro y unos caros zapatos. Se había quitado el saco y sólo llevaba la ajustada camiseta blanca de abajo, y se le veía desesperado.

Sentí mi celular vibrar múltiples veces mientras Daniel sostenía un aparato en su oreja y se pasaba rápidamente la mano por la frente.

¿Por qué había venido? ¿Porqué me causaba este sufrimiento?

No se cómo sucedió, ni por qué. Pero Daniel se tiró al suelo. Se puso las manos en la cabeza y de repente solo podía ver sus hombros moverse. Como si estuviera llorando.

Y entonces yo me dejé caer también, y lloré más fuerte, y me arrepentí de haber venido, y me arrepentí de haberme enamorado de él, y me arrepentí de haberlo abrazado, de haberlo besado, de haberlo amado.

Giré mi cabeza una vez más y logré ver como sus ojos estaban cristalizados y como sus labios estaban rojos. Como se pasaba descontrolada,ente las manos por el rubio cabello y como se arremangaba la camiseta.

Como sostenía el celular en su oreja mientras el mío vibraba en el bolsillo de mi camiseta. Como miraba por todas partes, como si de repente encontraría otro puente de la calle 21 en cualquier lugar.

Y entonces me levanté, casi muerta, arrastrando los pies y tirando el celular en medio de la calle. Y lo vi por una última vez.

Vaya, que guapo era. Me sonreí a mí misma, le sonreí a los recuerdos, le sonreí a él, y entonces, me despedí.

-Adiós, mi único y verdadero amor, mi alma gemela, adiós, mi Daniel. Adiós para siempre.

•••
8 años después

-Gracias a todos por asistir a esta ceremonia.-Dijo Callie mientras se alisaba el vestido blanco que llevaba.-Es todo un honor presentarles está exposición, "Con amor, C" este día. Espero la disfruten.

Cortó el listón rojo para dar inicio a la exposición. Y la gente comenzó a entrar, a la que ya fue su tercera exposición de pintura.

La vida había sido buena para ella y para su familia, había pasado años estudiando y había logrado cosas increíbles. Pero en el amor, en eso no había logrado nada, y no porqué no quisiera, sino porqué no tenía tiempo.

Siguió caminando por los pasillos apreciando el trabajo de todo el año, mientras se detuvo para mirar uno de los cuadros más hermosos que había pintado en toda su vida.

Los ojos de su único amor hasta el momento, sonrió para el cuadro y se limpió una pequeña lágrima en la mejilla. Giró su cabeza para quedar frente a frente con un hermoso rostro.

Unos ojos azul verdosos, un cabello rubio mejor que el de ella, un abrigo negro encima, una bufanda roja enrollado en su cuello a pesar de que apenas era otoño, unos labios delgados, una mandíbula marcada.

Callie estaba a punto de decir algo pero en ese instante el chico la tomó por la cintura y la acercó a él. Y le plantó un beso en los labios, y Callie entonces se percató, y aseguró su suposición, y reconoció los labios, reconoció el cabello, reconoció el olor, reconoció todo de él.

-Daniel,-Dijo mientras sus labios se separaban y tomaba aire.-¿Estoy soñando?

-Hola.-Dijo mientras sonreía de lado y miraba a la chica de sus sueños frente a él. Y entonces la abrazó fuertemente, decidido a no volver a soltarla nunca, esta vez, nunca.-¿Te gustaría ir a tomar un café?

Fin

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora