Segunda parte. Capítulo 25.

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Carraspeé mi garganta por cuarta vez. Intentaba hacer que el dijera algo primero, pero sólo miraba fijamente la mesa como si pudiese destruirla con la mirada.

-Esto es inútil.-Dijo, levantando la mirada.

-Sí... No. No, tengo que...

-No me debes nada, yo a ti si, pero expresaste muy bien tu desprecio por mí aquella ocasión, así que no quiero torturarte más con mi incómoda presencia.

¿Torturarme? Sí, había explotado aquella vez. Pero por alguna razón, todo apuntaba hacia el. Nuevamente había caído en sus redes. Seguía sintiendo algo hacia el, por más que me lo negara.

-No es así. Yo... La gente tiene arranques, ¿ya sabes? Esos qué te dan cuando has guardado mucho rencor por años, y de repente regresa esa persona y lo único que puedes hacer es... Gritarle y descargar ese rencor en ese pequeño momento, descargar todo eso que te guardaste por mucho tiempo contra esa persona que te hizo daño. Eso es lo que sucedió.

-¿Me guardas rencor?

Dudé en responder.

-No.

-Mientes. Desviaste la mirada y tensaste los brazos. Me guardas rencor.

-¡No! Es sólo que...

-No te culpo. Yo me guardaría rencor si me hubiera hecho lo que yo te hice a ti.-Dijo, viéndome directamente por primera vez en toda la conversación.

-Pero... No lo mereces. Es decir, sí, pero todo lo que ha sucedido ha quedado fuera de nuestras manos.

-Lo merezco. Mírame. Mírate. Quien terminó mejor eres tú, y estoy feliz porque hayas podido dejarme atrás y superarme de esa manera, te ves muy bien.

-Gracias, estoy orgullosa de mi misma. Tengo un trabajo ahora, ¿sabes?-Un nudo se formó involuntariamente en mi garganta-Enseño pintura a niños, adultos, adolescentes... Es un trabajo lindo y pequeño. Justo lo que necesito.

-¿Pintas?

-Sí. Pintar y dibujar. Esas dos palabras son oro para mí.-Lo miré feliz, sonreí sin notarlo y una sonrisa jugueteó en sus labios también.

-Lo sabía.

-¿Saber qué?

-Que algo así sucedería.

Fruncí el ceño.

-¿Qué pintaría? Siento no entender.

-Que lograrías ser lo que te propusieras en la vida.

-No, yo...

-No seas modesta. Eres lo que te gustaría ser, y debes sentirte bien, has logrado formar tu vida sin tus padres, y...

-¿Cómo sabes de eso?

-Eso no importa.

-A mí me importa. ¿Cómo lo sabes?-Fruncí el ceño, ¿cómo se había enterado?

-No me llames acosador, pero te he estado viendo. En más de una ocasión. Desde lo del hospital, venía una vez al mes y te observaba. Me ponía feliz cada vez que te veía sonreír y enseñar a los niños. Sigues siendo la persona de la que una vez me enamoré. Y eso no va a cambiar.

Comencé a temblar involuntariamente. Mi piel se erizó.

-¿No va a cambiar?

-No.-Desvió su mirada y la posó en el suelo.-Nunca dejaré de quererte.

Y lo hice. Lo que había querido hacer desde que nos sentamos en esas sillas. Lo besé.

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Dadadadada... Les reporta Lily desde acá para usetdes:3 ¡Gracias por seguir la novela aunque me tarde en actualizar y me regañen siempre a causa de ello! Amo a cada uno de ustedes con todo mi kokoro 7u7 Ustedes que dicen, ¿dejo que Callie y Daniel sean felices? ¡Besos y abrazos!
-L.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora