Capítulo 24

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Sí, estábamos en mi librería favorita, llevábamos 20 minutos ahí y aún no me decidía por uno de los tantos libros que quería llevar, así que opte por decirle algo a Daniel...

- Daniel...- el giró su cabeza.

- ¿Sí?

- ¿Me compras 20 libros?

- ¿¡QUÉ!? No, no, no, solo dos máximo.

- Es que necesito varias sagas... A parte, casi muero a causa tuya.

- No, no e infinitos nos.

***

- ¿No habrá alguien que nos ayude con los libros?- pregunté.

- No, tu los quisiste comprar, así que tú cargas diez y yo otros diez- dijo Daniel con cara seria, mientras yo reía.

Creo que soy muy persuasiva.

***

Pase mi fin de semana leyendo. No, no es obsesión.... Bueno, tal vez.
Entonces recordé algo: Thomas. Estaba enojado conmigo por una razón que la verdad no entendía. Pero, yo no podía hacer nada. Si el no quería hablarme yo... Para estos momentos sobraba decir que estaba llorando. Lo estaba haciendo.

En la preparatoria sus ojos estaban apagados y tristes. Por mi culpa. No le hablaba a nadie. En los descansos estaba solo sentado en una banca con la mirada perdida, mientras yo estaba con Daniel. Él me hacia feliz. Pero mi felicidad costaba la felicidad de otro. Si yo estaba feliz, Thomas estaba triste. Mi vida jamás ha sido justa, y por fin cuando encuentro la felicidad, tengo que destruir la de otro. Eso no es justo, para nada justo.

- ¿Callie, podríamos salir esta tarde?- me preguntó Daniel.

- Claro- le respondí.

- Bien, saliendo de aquí- respondió serio.

***

Las horas pasaron muy lentas. Demasiado lentas. ¿Porqué Daniel me habría invitado a salir entre semana? Sentía un hormigueo en mi estómago, y ese hormigueo aumentaba cuando veía a Thomas como estaba. No es justo lo que hago con la vida de los demás. ¿Porqué mi vida es así? Si se lo preguntan, mi examen de ciencias estuvo casi imposible de resolver. Así que no espero una buena calificación. Ahora estaba en clase de matemáticas. Y era aún más imposible concentrarme con tantas dudas que se metían en mi cabeza. Daniel, Thomas, Daniel, Thomas. Los dos se metían en mi cabeza. Y ninguno ganaba, los dos provocaban la misma cantidad de dudas, lo cual no me ayudaba. Había encontrado la felicidad con Daniel, pero Thomas, Thomas siempre me cuido y me protegió. Y eso no era justo, a mi me dolería que después de tantos años de estar juntos me rechacen. Pero en el corazón no se manda, como había dicho Daniel. Yo lo amaba a él, y no a Thomas. A Thomas lo quería a mi manera, pero estoy segura de que el esta más triste que molesto. Y tenía que arreglar nuestra situación. Aunque el no quisiera hablarme lo tenía que hacer, lo extrañaba.

***

- Entonces, ¿a donde iremos? - le pregunté a Daniel.

- No lo sé, tal vez... ¿Al cine?

- Sí me gusta esa idea, ¿pero porqué me citaste, solo para llevarme al cine?

- Vamos Callie, se va hacer tarde.

Fue la peor película de mi vida, y no solo porque no me gustaba el terror, si no porque Daniel estaba mas seco que nunca, no hablaba conmigo, no me dirigía una mirada. Era como si el hubiera ido solo. Y eso no me gustaba.

Terminando la terrorífica película, Daniel compró un par de helados, pero tampoco me hablo, era la peor cita de la historia. ¿Porqué estaría actuando así? Al final, nos dirigimos a una banca, agachó la cabeza y me dijo:

- Es muy difícil.

- ¿Qué?- lo cuestioné.

- Terminar con la chica que amas- susurro agachando aún más la cabeza.

- ¿A qué te refieres?- El nudo que siempre se hace en mi garganta ahora parecía una bola de nieve. Me tomo de las manos y me miró a los ojos.
- Callie, ya no podemos estar juntos- aparte mis manos de las de él rápidamente.
- ¿¡Pero porqué!?- le reclamé.
- Callie- se levantó- ¡Solo intento no lastimarte más!
- No me lastimas- me levanté- ¡Me haces feliz!
- Callie- su voz estaba quebrada- Tú... Tú... Tú a mi no me haces feliz- soltó, mientras varias lágrimas empezaban a caer de sus ojos. Y yo me derrumbé en el suelo. Literalmente, me tire al suelo.
- ¿Qué dices? ¿Que no te hago feliz?- estaba llorando a mares, tirada en el suelo, con mis piernas dobladas, y mi cabeza entre las rodillas.
- Yo, ya no te amo- dijo, mientras se iba.
- ¿¡Porqué!? ¡Me acabas de decir que lo hacías! ¡Daniel! De que te sirve que me dejes confundida, me estoy empezando a cansar- el giró su cabeza lentamente, y sus hermosos ojos, ahora llenos de lágrimas, se encontraron con los míos.
- Eso es lo que quiero. Que te canses de mi, que me dejes de amar, olvídate de mi, solo te lastimaré...- y dicho eso siguió caminando y me dejo allí. Aturdida, sola, confundida... De nuevo.
Estaba muy enojada, a la vez que triste, un impulso se apodero de mi. Y tomé mi celular. Empecé a marcar el numero de Daniel. Los dedos se controlaban solos, no sabía lo que hacía.
Empezó a sonar el celular, y entonces una voz masculina contesto. Pero esa voz no era la de Daniel, era la de Thomas.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora