Tercera parte. Capítulo 8.

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Me separé de Victoria al instante.

-No, esto no es correcto.-Me levanté y la ayudé a ella a hacer lo mismo.-Regresemos a Madrid y olvidemos todo lo que pasó aquí.

-De... De acuerdo.

-No.-Una voz detrás de mi espalda habló. Giré mi cabeza y ahí estaba de nuevo. Su maquillaje estaba corrido y tenía los ojos llorosos, su ropa estaba desordenada al igual que su cabello.-Hablemos antes, por favor.

-No tienes porqué, Daniel, ella ya ha lastimado lo suficiente.

-Déjanos solos.-Victoria emitió un quejido y se alejó del lugar.-Ahora, ¿qué necesitas?

-Lo que viste hace un momento...

-Tu novio, lo entiendo, hice mal en venir aquí, lo sé, estaba a punto de irme.

Callie se limpió una lágrima de la mejilla y sollozó, no soportaba verla así, pero necesitaba ser fuerte y no ceder.

-Aunque sea mi novio...-Se quedó callada por unos instantes, esperé a que dijera algo más pero parecía tener una batalla dentro de sí misma.

«¿Aún me amas? ¿Acaso eso quieres decir? No, no seas idiota. Obviamente que no te ama, ella tiene novio, ella ya te ha superado, probablemente siquiera le importes. Es imposible.»

-Adiós, Callie.

-¡No! Yo... Aún siento que debo... Hacer algo.

-¿Hacer algo? No puedes hacer nada. Desde el momento en que enviaste ese mensaje pensé que estarías esperándome sentada en una mesa y te llevaría flores y aclararíamos las cosas y... Cosas que, al parecer, no pasarán.

-¿De qué mensaje hablas?

-El que enviaste hace unas horas... No pretendas no saber de lo que hablo.

-No pretendo nada, no tengo idea de lo que me estás hablando.

-¿Quieres decir que... Siquiera enviaste el mensaje?

-Si te hubiera enviado un mensaje para vernos, cosa que no sucedió, no estaría con mi novio y no me hubiese dado un ataque de pánico y ansiedad cuando te vi. No se de que mensaje me hablas.

-Soy un idiota... Me tengo que ir, ¿si? Me siento tan iluso, ¿cómo esperar que regresarías conmigo? Siento esto, me voy a Madrid.

-No eres ningún idiota.-Dijo mientras se acercaba unos pasos.-Me alegra verte. Estoy bien, y espero que tu estés bien también, no guardemos ningún tipo de rencores y ataduras. Dejaré que te vayas con Victoria o con la enfermera, con quién sea, y tu dejarás que me vaya con quién sea. Te libero, Daniel, sin ataduras, ¿de acuerdo?

«No quiero dejarte ir. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer para que no te vayas? Te necesito cerca. Te amo. Te amaré por siempre, y sin importar qué, te amaré por siempre, tú serás la única.»

-De acuerdo. Cuídate, Callie. Y se feliz. De todo corazón te lo pido, se feliz. Haz lo que quieras y no lo que te obliguen a hacer. Tal vez no te vuelva a ver por un largo tiempo, tal vez no te vuelva a ver por siempre, pero... Te amé, Callie. Necesito decírtelo, fuiste la primer persona a quien realidad amé. Me dejaste ver que había más, que no todo era yo. Me alejaste del egoísmo, del egocentrismo, de la arrogancia. Gracias, y adiós.

«No me dejes ir. Dime que aún sientes algo, o que al menos quieres seguir viéndome. No dejes que me vaya, no permitas que lo único bueno de mi vida, que eres tú, se vaya de ella. Te necesito, Callie, por favor, no me dejes ir.»

-Adiós, Daniel. Lo siento, y adiós.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora