Tercera parte. Capítulo 18.

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Daniel

Mi vista estaba borrosa y me pesaba. Sentía un constante latido en la mejilla y cerca de los labios, llevé mi mano y enseguida supe porqué: tenía sangre seca.

-Daniel, haznos el favor de no molestarte la herida.-Dijo una chica, cuya voz no reconocí y sólo alcancé a ver su cabellera castaña y corta antes de cerrar los ojos por completo.

-¿Qué ha sucedido? ¿Cómo pasó esto, Lisa?

¿Mamá? ¿Acaso... Mi madre estaba aquí?

-Me encantaría responderle... Pero no tengo idea. Su esposo me dijo que llegaría a España por la mañana, al no llegar, mandé investigar, y me dijeron que estaba herido.

¿Qué hacía está chica aquí? ¿Por qué mi padre...? ¿España? ¿Qué demonios está sucediendo?

Carraspeé la garganta y me levanté, necesitaba saber que había sucedido, y sólo era un golpe en la mejilla y un pequeño golpecito en la cabeza.

-¡Daniel!-Gritó mi madre acercándose a la cama en la cual estaba acostado.

Pero no estaba en un hospital.

La chica llamada Lisa enseguida se levantó y se acomodó el cabello. Era bonita, piel clara, cabello corto, un vestido azul celeste y unos ojos grises. Pero, por alguna razón, ya sabía lo que significaba que ella estuviera aquí.

Nueva "prometida".

-¿Por qué demonios me trajeron de vuelta? ¡No!-Me levanté con una mano en la cabeza de la cama, intentando no tropezarme. Sí estaba de vuelta en mi recámara.

-¡El doctor dijo que no te levantaras!-Dijo la chica corriendo hacía mí y sosteniéndome. De cerca era mucho más hermosa. Irradiaba luz y tenía un perfil hermoso, parecía una estrella.

Pero yo ya tenía a mi estrella.

-Lo siento..., ¿Lisa? Lo que sea que mis padres tengan acordado contigo, no pasará. Yo voy de vuelta a Chicago ahora mismo, hasta luego, mamá.

El rostro de la chica enseguida se opacó y se alejó. Mi madre abrió la boca sorprendida.

-¿Qué te hizo esa chica? ¿Y tus modales?

-Creo que están en Chicago... Permíteme regresar por ellos, hasta luego, mamá.

Caminé hacia la puerta pero una persona la abrió y entró, para después cerrarla detrás de él.

Mi padre.

-Tú, no te vas a ningún lado.

Su figura intimidante hizo que enseguida diera un paso atrás,

-Yo, hace mucho que dejé de recibir órdenes tuyas.

El ambiente estaba tenso, incluso mi madre había fruncido los labios cuando mi padre entró, mientras que Lisa le daba vueltas y vueltas a sus manos.

-Tu hermanita... Ella está bajo mi poder en este momento. Si no quieres que las cosas vuelvan a ser como antes, espero entiendas, harás lo que se te pida.

-¿Y qué es eso? ¿Casarme con ella?-Dije señalando a la chica, ella frunció el ceño, la había avergonzado, pero estaba fuera de mis cabales.-¿Volver a jugar a la familia perfecta? ¿Qué asista a las juntas contigo? ¿Tomar cargó de la empresa? Todo eso, padre, será una estúpida mentira. Y no estoy dispuesto a vivir una vida de mentiras, ya no más.

-Deph... Ella no tiene la culpa de tu maldito amorío, sin embargo, ella sufrirá las consecuencias.

-Tú no la vas a tocar...

-La boda es mañana. Está todo listo.-Mi padre caminó hacia Lisa y la tomó del brazo. La llevó junto a mí, tomó mi mano y me obligó a tomársela a ella. Pobre chica, se veía,.. Buena persona.-Tú la amas. Ella te ama. Los dos apellidos son perfectos uno para el otro, y todos contentos.

-¿Y si no?-Dije quitando mi mano del enganche de Lisa.-Por ella soy capaz de dejar todo, padre... Callie es la persona que quiero por el resto de mi existencia, y tú no me vas a detener si decido...

-¿Es por ella? Ah, perfecto Daniel... Me acabas de decir todo. Esa Callie... Ya no te preocupes por ella.

Mi padre caminó hacia la salida y cerró la puerta. Un nudo se formó en mi garganta y lancé uno de los arreglos a la puerta.

-¡No te atrevas a tocarla! Ustedes... Déjenme solo.

Lisa salió enseguida teniendo cuidado de que sus zapatos altos no pisarán ningún vidrio roto, mi madre me sobó la mejilla y salió.

No. No me iba a rendir tan fácil, no esta vez.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora