Segunda parte. Capítulo 30.

1K 72 38
                                    

Hello^.^ Hemos llegado al final de esta historia T_T Tristemente, Prohibido enamorarme se acaba aquí. Fue un placer llevar a cabo este maravilloso viaje<3 Los amo a todos aquellos que leyeron, votaron y comentaron, me ayudaron a no dejar la novela y seguirla hasta el final. Los amo, los amo, los amo >u< Gracias por todo, nos leemos luego, en próximas novelas (yay^u^) y en idk, capítulos especiales cuando me llegué la inspiración. Los amo musho, no tengo palabras para agradecerles todo lo que hicieron por mí. Ustedes, con tan solo picar el botón de "Votar" o "Leer" me hacen el día. Los quiero un montón. Besos y un iratze para los corazones rotos❤️.
-L.

•••

Me iba a ir. Teníamos todo listo, las maletas preparadas, algunos cuadros que empaqué. El cartel de «Cerrado» brillaba en la oscura noche de terciopelo negro en mi local. Viajábamos en la noche. Eran las 6:00 de la tarde, pero el cielo estaba completamente oscurecido, dejando ver apenas una estrella.

Temía que fuera una mala idea. Temía que estuviera mal dejar a mis amigos ahí, a mis alumnos, a mi vida.

No había pensado en nada. Había vuelto por mis cosas a la casa de mi padre. Recogí todo lo que pude antes de que el me echara y me dijera que esa no era mi casa y no tenía porque estar ahí. Por suerte, me llevé mi celular, algunas prendas de ropa, mi cuaderno de dibujo y mis libros favoritos. Lo demás había quedado en lo oscuro de aquella recámara.

Subimos al taxi con todo listo. Cecillia había mejorado su estado, la pude ver sonreír mientras miraba hacia la ventana con los ojos brillantes. Mi madre estaba feliz. Tenía a sus dos hijas a cada lado, ¿cómo no estar feliz?

Y yo... Yo sólo pensaba. En Daniel, en Thomas y en Alex, en si estaba correcto hacer esto. Daniel me lo había dicho, su vuelo salía a las 5:30. Es por eso que le había pedido a mi madre llegar desde las 5:00 al aeropuerto. Quería despedirme. Tenía un nudo en la garganta. No sabía porqué. No sabía si era por qué en mi interior sabía que probablemente era imposible regresar, una vez que me fuese. No podría regresar y tener mi vida de antes. Construiría una vida allá. Me olvidaría de este lugar donde crecí. Tal vez era eso. O simplemente no era correcto irme así. Estaba confundida. Pero no iba a regresar. Había tomado una decisión y la iba a llevar a cabo, aunque las consecuencias no fueran las ideales.

Al llegar al aeropuerto hicimos todo lo que se debía hacer: Entregamos los boletos, nos revisaron el equipaje, verificaron nuestras identidades... Cosas de aeropuertos.

Cuando estábamos en la sala de despegues, lo busqué. Desesperada, veía a todo mi alrededor buscando un cabello rubio y un abrigo negro. Buscaba unos ojos azules verdosos, buscaba una figura delgada y alta, buscaba a Daniel. Mi corazón palpitaba cada vez más fuerte a cada segundo. ¿Y su ya se había ido?

Me acerqué a una chica en la recepción.

-El vuelo a Madrid, ¿dónde...?

-Es en el ala B. Está ahí.-La joven me sonrió al señalarme directamente la puerta.

Todos comenzaban a entrar por ella. Y sin siquiera pensarlo grité.

-¡Daniel!-Pude sentir las miradas de todos en mí. Pero no me intimidé. Corrí hacia el mientras me veía con expresión confusa.

-Callie, ¿qué haces aquí?

-Me quiero despedir.-Lo abracé. Me correspondió el abrazo y al instante las lágrimas salieron de mis ojos. Me mordí el labio para evitar seguir llorando. Al alejarme de él, agaché la cabeza.

-¿Viniste hasta acá... De nuevo?

-Esta vez también tengo un vuelo yo. Me voy a Chicago, Daniel. Para siempre.

Su expresión se tensó.

-¿Para siempre?-Yo asentí. El guardia le dijo a Daniel que era hora de abordar. Y mi corazón se estrujo y me golpeaba en las costillas. Daniel tomó su maleta y entró por la puerta dirigida al avión. No se despidió sin más.

Y no dije nada. Lo dejé ir. Cuando estaba a punto de entrar en el avión. Giró su cabeza y me vio por el cristal. Me sonrió y dijo adiós con la mano.

Hice lo mismo. Daniel se había ido. Y no podía parar de llorar. No podía dejar de llorar, porque lo sabía. Sabía que no lo iba a volver a ver nunca.

•••
El avión despegó y sentí un hormigueo en mi estómago. Solté unas cuantas lágrimas pero me las limpié enseguida. Mi nueva vida estaba a punto de comenzar. Con las personas que más amo.

Suspiré mientras vi el avión alejarse de donde vivía. Las luces iluminaban el panorama como esperanzas dentro de un mar de sufrimiento. Y así me sentía, tenía esperanza. Mi nueva vida era la esperanza que me quedaba dentro de todo el sufrimiento que había tenido todos estos años.

Mi nueva vida iba a ser mejor que esto.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora