Segunda parte. Capítulo 22.

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-¿Qué sucedió?-Thomas me tomó las manos y me miró confundido.

-Tengo que madurar. Y olvidarlo y dejarlo atrás. Es lo que se debe hacer. Tú ya estás estudiando en la universidad y yo estoy en esta casa, sola, sin progresar. Debo estudiar y crecer y dejar de ser la niña que soy.

-Si eso es lo que quieres, yo te apoyaré. ¿De acuerdo?-Thomas me dio un beso en la frente y desapareció por la puerta.

Salí a buscar nuevas oportunidades, no debía ser tan difícil. Y, vamos, tenía que madurar. Tenía que dejar de aferrarme tan fuerte a Daniel, porque terminaría haciéndome daño a mi misma. Entré a un pequeño lugar color blanco, se anunciaba en un cartel "Se rentan locales".

-Buenos días. Mi nombre es Callie Bush. Estoy buscando un pequeño lugar para iniciar con mi trabajo. ¿Me podría decir cuanto cuestan?

-¿Bush? Oh, señorita... Todos los que vendo o rento son de un solo piso, no se sí eso sea suficiente...

-Lo es. Es solo algo pequeño.

-Ah, entonces, tengo uno. Estoy seguro de que podría gustarle.

•••
Con un poco de jabón, bolsas de basura y pintura se arreglaría esto. Le sí mi número de tarjeta al señor y comencé con la labor.

Limpié el suelo y lo fregué. Compré galones de pintura blanca y comencé a pintar las paredes. A pesar del frío de afuera estaba sudando. Y, déjenme presumir, quedó impecable.

Compré los muebles esa misma tarde. Gasté tanto como quise. No sólo porque lo necesitaba, lo quería hacer. Mi padre tendría problemas en su luna de miel. Una sobrecarga a la tarjeta no le vendría nada mal.

Acomodé los caballetes en diferentes lugares. Un sillón negro en la entrada. Diferentes cuadros decorando las paredes. Una pequeña mesita de decoración. Un librero para revistas. Un mueble para acomodar las pinturas. Y listo.

Mi escuela de pintura estaba lista. Y se veía genial.

•••
-Bravo.-Alex se sentó en el sillón de la entrada.-Así que... ¿Cómo conseguirás estudiantes?

Me dirigí a la mesita y tomé el grupo de panfletos de ahí, y le di la mitad a Alex.

-¡Vamos al centro de la ciudad!

-Oh. No. Ni de broma. ¿Tendré que entregar todos estos?

-Por favor.-Canturreé.-¿Si?

-Lo que me haces hacer..., de acuerdo, vamos.-Me tomó de la mano.

Recorrimos todas las calles adoquinadas y le entregamos panfletos a cualquier persona que viésemos. Necesitábamos entregarlos todos.

Cuando terminamos y regresamos al local, mi corazón de desbocó del pecho cuando vi a una primer persona entrar.

-¿Puedo inscribirme?

-Sí. Claro.-Le entregué el formulario y los costos.-La primer clase comienza dentro de una semana mientras más personas se inscriben.

-¡Gracias! ¿Tu eres la maestra?-La chica de gafas preguntó.

-Así es.-Hice el signo de paz y sonreí.-Espero que aprendas cosas conmigo.

-Trataré.-Salió por la puerta y grité.

-¡Mi primer cliente! ¡Si! ¡Si! ¡Así se hace, Callie! ¡Yo muy bien! ¡Si! ¡Vamos a pintar a todos con nuestras mezclas!

-Esto es malo.-Dijo Thomas.

-Muy malo.-Terció Alex.

Casi puedo jurar, que en esta semana, siquiera pensé en él. En lo único en lo que podía pensar era en mi futuro con las clases, y el nombre de Daniel no cruzó mi mente ni por un segundo.

Prohibido enamorarme {Partes 1, 2 y 3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora