-¡Sueltame!-Exijí intentando zafarme de su agarre.
-No-dijo tirando de mi.
-Por dios, no pasó nada -dije rodando los ojos.
-Claro que no pasó nada, es por eso que te encontré en medio de una pelea -dijo con sarcasmo.
-Tampoco exageres -
-Sigue andando -me ordenó.
-Vine con Samuel, no puedo dejarlo solo-dije frenando mis pies.
Paró en seco y volteó rápidamente.
-¿Quién es Samuel? -Dijo Alex mirándome serio.
-¿Y a ti que te importa? -Dije desafiandole con la mirada.
Frunció el ceño y siguió arrastrandome.
-¡SUELTAME YA!-dije agarrandome con mi mano libre a una farola.
-Elizabeth ¿no ves que este tipo de cosas no son para ti?-dijo suspirando.
-¿Y tu no ves que quiero vivir mi vida como una cabra loca de vez en cuando? -Dije en su mismo tono.
-A eso se le llama hacer el mongolo lista- dijo soltandome y cruzandose de brazos.
-llámalo como quieras-dije mirándome mi muñeca derecha, ya la tenía un poco roja de tanto tirar de ella.
-¿Te has escapado de casa?-
-No -
-¿Has bebido? -
-No PROFESOR-dije recalcando la última palabra muy claramente.
-¿Eres muy cabezota verdad?-
-Cuando quiero solamente -dije sacando el móvil y marcando el número de Samuel.
-¿Quién es Samuel? -Preguntó nuevamente.
-Espera -dije pidiéndole silencio.
*bip*
*bip*
*bip*
*bip*
-Maldita sea-dije colgando.
¿Dónde estará?
Sin embargo mi respuesta fue respondida muy rápido.
¿A que no sabéis donde estaba?
Samuel corría por el jardín delantero, desnudo y con una botella de cerveza en su mano.
Mis ojos se abrieron como platos.
-¡Hostias!-dije intentando digerir la escena.
De repente, todo se volvió negro, unas enormes manos taparon mis ojos.
Alex no quería que viese eso, en realidad, yo tampoco.-¿ves lo que puede pasarte? -Dijo intentando que entre en razón.
-Si tu supieras quien es -dije intentando parecer seria.
-¿Quién es?-
-¡ELIZABETH! -Gritó alguien.
Aparté las manos de Alex y miré a la dirección de la que provenía ese grito.
-¿Qué haces ahí sola? Ven pacaaaa-dijo Valeria andando patosamente y balanceándose de un lado para el otro.
-¿Sola?-Voltee rápidamente pero Alex ya no estaba.
-¡NENA!- Gritó Dylan desde el balcón.
-¡Holaa!-le contestó Val notablemente borracha.
Yo, aprovechando que estaban distraídos, salí corriendo como pude en busca de Alex.
Llegué a un callejón bastante oscuro y ví al fondo a varios chicos. Por suerte no me vieron.
"Okey me tengo que ir de aquí ya"
Giré sobre mis talones muy despacio pero como dios me quiere, uno de mis tacones se rompió provocando que diera un grito y acabara en el suelo.
Tras insultar a todos los muertos del tacón, alzé la mirada.
"mierda"
Esos chicos iban acercándose cada vez más a mi. Mi cara palideció.
Intenté levantarme, pero por el temor que recorría mi sangre quedé paralizada.Ellos estaban a escasos metros de mi sonriendo.
-¿Quieres jugar?-dijo el más alto y el más asqueroso, su olor era insoportable.
"Que alguien me salve " pensé horrorizada.
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Narra Alex-¿Dónde estará? -Pensé buscando a Elizabeth desesperadamente.
No debí haberme alejado de ella pero el niñato desnudo / borracho estaba acercándose mucho, así que decidí salir pitando de ahí.
A ver, no penséis que estaba huyendo pero quería alejarlo de Eli sin tocarlo.
-¡ALEX!-Gritó Dylan desde el balcón.
-¿No ves que estoy ocupado? -Dije molesto.
-¿Estas buscando a esa chica?-Dijo señalando hacia una cuesta que había en el fondo de la calle.
Voltee para ver si es ella, pero sólo ví unos cabellos dorados que desaparecieron a la velocidad de la luz.
-Primo eres un lento -dijo Dylan riéndose de mi.
-Ya hablaremos -dije con tono de amenaza.
-Okey Okey -dijo antes de liarse con una chica.
Suspiré y me dirigí hacia esa dirección, de todos modos no tenía nada que perder.
Corrí esquivando a las personas que dormían en el suelo o hacían otra cosa.
Llegué a un callejón bastante oscuro, me asomé por si estaba Elizabeth.
"Elizabeth no es tan tonta de venir por aquí "
Justo cuando giré para buscarla por otro sitio escuché un grito.
Paré en seco.
"¿Elizabeth? "
De nuevo otro grito.
Sin pensarlo dos veces, corrí lo más rápido que pude por ese callejón.
En mi cabeza solo se visualizaba la imagen de mi alumna, de mi Elizabeth. Si le llegaba a pasar algo malo jamás me lo perdonaría, simplemente por el hecho de haberla perdido.El callejón se estrechaba cada vez más,al final de este, se podía apreciar un parque abandonado.
Corrí a mayor velocidad al oír un grito de auxilio. Mi respiración se entrecortaba dejándome exhausto.
Cuando pensé que terminé mi carrera, mis ojos azules pudieron ver claramente lo que estaba buscando.
A Elizabeth.
-¡SOLTARME INUTILES!- Gritó Elizabeth a todo pulmón.
Eso fue suficiente para despertar mi ira.
Cegado por la rabia avancé rápidamente a por el más alto dándole un puñetazo deformandole la barbilla. Elizabeth atónita me miró sorprendida pero fue apartada de un golpe por el más enano.
Eso no ayudó para controlarme, simplemente me abalancé sobre él, rompiendole la cara de incontables puñetazos. Sentí que me sujetaban por la espalda para apartarme del pitufo, sin embargo giré lo suficiente para regalarle otro puñetazo en sus partes más íntimas, en conclusión ese ya no va a poder tener hijos.
Volví a captar toda mi atención en el duende que estaba aplastando.
Su cara estaba parcialmente bañada en sangre, al percatarme de eso giré sobre mi mismo para ver al otro que sollozaba tirado en el suelo.Me dejé llevar demasiado.
Cosa que nunca me había pasado.
Alzé la mirada hacia una Elizabeth horrorizada.
Me levanté del suelo y me dirigí hacia ella despacio, temiendo de que se asustara, sin embargo eso no pasó, ella simplemente me besó.
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Alexander El Profesor |EN EDICIÓN|
Teen FictionEn un determinado punto de nuestra existencia, toda nuestra vida pasa delante de nuestros ojos, a veces provocado por un estímulo externo, otras por situaciones que se nos escapan de nuestro control, pero la unificación de los mismos tiene el poder...