Hoy era uno de esos días en los que sabes que te van a pasar cosas, buenas, malas, no sabes el que exactamente, la incertidumbre te invade y un nerviosismo mezclado con un mal sueño sólo te indican que empieces el día. Dispuesta a levantarme, pisé el frío suelo y con mis pies descalzos, me arrastré hasta el baño.
Cuando salí del mismo después de media hora de una necesaria ducha, me dispuse a prepararme para salir lo más pronto posible de mi casa.Bajé a la cocina encontrándome allí con mi madre tomando su café sin percatarse de mi presencia hasta que pasé por delante de ella dirigiéndome al frigorífico.
-Dichosos sean mis ojos al verte a estas horas.- dijo burlándose de mi, le saqué la lengua ignorando su comentario mientras cogía un zumo de melocotón.
-Tengo planes, no me levantaría si no fuera importante -dije tomando un sorbo.
- A saber - dijo terminando en una breve risa. - Sea lo que sea, ponte protección solar y llévate una botellita de agua, que aún estamos en verano a pesar de que en nada empiecen las clases mi cielo.- me besó la mejilla.
-Que si mamá - dije abriendo el envoltorio de una magdalena. Ella salió de la cocina dejándome con mis pensamientos mañaneros.
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-A ver, muévete más a la izquierda... La cadera, gira... ahí, justo ahí - Se agachó un poco para conseguir el ángulo más idóneo, giró la cámara en vertical e hizo varias fotos.
-Valeria ¿era necesario venir tan temprano?- dije en medio de un bostezo. Ella resopló molesta.
-Evidentemente, ¿viste el amanecer tan bonito? mira las nubes, el mar, los deportistas corriendo Mmmm- dijo quedándose embobada mirando a uno de los tantos que pasaban.
-Son las 8 y media pasadas... No me creo que te haya hecho caso para venir- dije posando nuevamente.
- Sabes que después me agradecerás esto, te estoy sacando unas fotos increíbles.- dijo moviéndose buscando otro ángulo.
-Esperemos - dije sin gracia rondando los ojos.
- Mira cambiemos de lugar - dijo resoplando.
-¿Cambiamos de acera?- sugerí. Estábamos sobre uno de los tres puentes que había en nuestra ciudad.
- Me parece bien- Cruzó el paso de peatones al no ver ningún vehículo, yo en cambio, a la mitad de este recordé que dejamos mi mochila en el suelo cuando nos pusimos con las fotos.
-Val, nuestras cosas- dije acercándome rápidamente a por ellas, sin embargo, al volver a cruzar, mi torpeza, me hizo no prestar atención a que venía un vehículo. En ese instante sólo escuché la ruedas rechinar en el suelo y los gritos de val, mi cuerpo se había paralizado.
-¡Lisa!- los gritos de Val volvieron a mis oídos, abrí los ojos lentamente percatándome de que tan sólo unos centímetros me separaban del coche.
Respiré aliviada cayendo al suelo de rodillas. Val me tomó de los hombros.
-¿Te tocó? ¿Estas bien? ¿Estas herida?-
Yo sólo negué con la cabeza, por un momento pensé que mi hora había llegado -¡Oye tú, casi matas a mi amiga!- le gritó al conductor.Oí como cerraba de un portazo la puerta del vehiculo y se acercaba a nosotras un chico alto de pelo castaño.
- Lo siento, ¿estas bien?- dijo él con los nervios a flor de piel. Me ofreció su mano y la tomé.
- Si, estoy bien, ha sido culpa mía, yo lo siento.- dije una vez de pie, él aún me ganaba en altura. Valeria me miró sorprendida.
- No, no, yo iba demasiado rápido, pensé que un domingo a esta hora no habría nadie, fue mi culpa.- dijo él con la mano en el pecho.
- Lo importante es que sólo ha sido un susto, un gran susto.- recalqué.
-¿Seguro que no te he dado? ¿te llevo a urgencias?- dijo aún preocupado.
-Lisa, deberíamos ir por si acaso- sugirió Val ahora más preocupada que enfadada.
-En serio, estoy bien, no me has dado, sólo necesito sentarme y respirar.- dije intentando calmar mis nervios.
El chico me volvió a mirar inseguro por mis palabras. - Sólo nos tenemos que calmar.- dije mirándolo.-Estas bien, vale.- dijo más para si.
-De verdad, lo siento.- se volvió a disculpar. Val me tomó del brazo y me llevó a un banco que había en la otra acera. -¿Seguro que no quieres que te lleve a que te vea un médico?- me dijo desde su coche.- No es necesario, mejor vete.- moví mi mano despidiendolo. Me respondió con una seña igual y se marchó más lentamente. Respiré profundamente desplomandome en el banco.
-Ultima vez que quedamos a esta hora.- dijo una Val atacada de los nervios.
- Si por favor- contesté con una risa falsa.
De hecho, el presentimiento de está mañana había acertado, me iba a pasar algo pero jamás pensé que casi iba a ser aplastada por un coche.
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Alexander El Profesor |EN EDICIÓN|
Ficção AdolescenteEn un determinado punto de nuestra existencia, toda nuestra vida pasa delante de nuestros ojos, a veces provocado por un estímulo externo, otras por situaciones que se nos escapan de nuestro control, pero la unificación de los mismos tiene el poder...