-¿Y de dónde eres Ester?-preguntó mi queridisima madre a la arpía esa.
-Nací en Córdoba pero vine aquí porque mi NOVIO trabaja aqui-dijo recalcando esa palabra para ver si en realidad me afectaba o no.
Yo en realidad parecía el abuelito de Heidi que siempre estaba cabreado con el mundo, miraba mi plato sin prestar atención a la conversación pero cuando ella hablaba en mi estómago había un duende islandés con ganas de asesinar a alguien, y ya saben a que alguien.
-Elizabeth, baja y traeme del coche mis gafas -dijo mi madre, asentí levantandome de mi asiento.
-Yo ya me voy, es muy tarde-dijo Ester levantándose al mismo tiempo que yo. La miré con el ceño fruncido al igual que ella me miraba a mi.
Caminé hasta el ascensor con ella detrás despidiéndose de mi familia.
-Tienes un linda madre-
-Gracias -dije secamente.
-¿Ya me odias? Que rápido -dijo ella riéndose.
-Eso sería perder el tiempo-dije cruzandome de brazos entrando al ascensor.
-Haciéndote la adulta no vas a conseguir nada-dijo siguiendome.
-Ni tu la Santa delante de mi familia-dije desafiandola.
-Me vas a escuchar muy bien -dijo agarrandome la cara con fuerza -No te acerques a mi Alex -dijo sonriendo.
Cuando vi que la puerta se había abierto le dí una patada alejandola de mi.
-Ni te me acerques -dije frunciendo el ceño.
-Eres una maldita niña mimada -dijo esta sonriendo nuevamente.
-¿Estas aburrida? Vete a tu casa y olvídate de mi cara -dije abriendo la puerta del portón.
-No cariño, eres peor que una mosca, entraste en mi vida para arruinarla -dijo ella siguiendome.
-No me cuentes tus problemas -dije dirigiendome hacia el parque, tenia que darle esquinaso si no tendría problemas con mis uñas.
-Tu eres mi problema maldita estúpida -
-Interesante cuéntame más -dije subiendo las escaleras que daban al parque.
-¿Te crees inteligente?Eres una pobre niñata ¿quién te va a soportar?-
-Alex me da pena, tener una novia como tu tiene que ser un coñazo -dije sonriendo orgullosa.
-Mira quien habló, su empalagosa alumna, está harto de ti, asimilalo- Entonces me detuve.
-Alex es buena persona, no merece estar con alguien como tu -
-¿Entonces debería estar contigo? ¿Tú eres mejor para él? ¡ERES UNA ESTÚPIDA NIÑA MIMADA, DEJA A MI ALEX EN PAZ! -Gritó en medio del parque, apreté mis puños.
Esta va a acabar hoy sin un pelo en su cabeza.
Narra Alex
-Soy un verdadero idiota-dije conduciendo hacia mi nuevo apartamento, para que vean que realmente estoy enamorado.
Estaba claro que yo no echaria a Ester de aquel apartamento que compartíamos, soy un hombre hecho y derecho, prefería salir yo antes que ella lo hiciera.
Antes intenté decirle todo a Elizabeth pero por aquella profesora no pude y después hui de ahí como un verdadero cobarde.
En serio, parecía un subnormal de 15 años.
Sin darme cuenta llegué a casa, aparqué, subí por las escaleras y justo cuando estaba sacando mis llaves mi móvil empezó a sonar. Observé el número pero resultó ser uno desconocido.
-¿Hola?-dije atendiendo a la llamada.
-¡MALDITO IDIOTA TODO ESTO ES POR TU CULPA!-gritó una chica desde la otra línea telefónica.
-¿Quién eres?-Exclamé perplejo.
-¡MARTA SUBNORMAL!-Gritó nuevamente.
¿Qué mierda estaba pasando?
-¿Qué está pasando? -Pregunté estrangulando las llaves.
-Ester y Eli se están peleando ¡VEN YA!- Gritó lo último haciendo que tirase las cosas al suelo.
¡Elizabeth!
-¿Dónde están?-dije abriendo la puerta rápidamente, intruduje todo lo que estaba en el suelo de una patada y cerré nuevamente de un portazo.
-En los jardines de la estación -dijo colgando al final. Guardé mi móvil y empezé a correr por las escaleras hasta llegar al aparcamiento. Arranqué mi coche y salí de allí provocando un ruido desagradable por culpa de mis regastadas llantas.
Por mi mente pasaban todo tipos de pensamientos, desde que Ester le tirase un bloque a la cabeza a Elizabeth hasta que las dos estuvieran detenidas por la policía.
Ya ven como llevo las situaciones, así de bien.
Entré a la barriada esquivando los numerosos coches que estaban por ahí, llegué hasta el último punto en el que la carretera terminaba dejando ver dos figuras a lo lejos provocando gran escándalo, bajé del coche y salí corriendo.
-¡ERES UNA ESTÚPIDA NIÑA MIMADA, DEJA A MI ALEX EN PAZ!-Gritó Ester haciendo que Eli cerrara sus puños con fuerza.
-¿Yo estúpida? Oh Vamos querida si das pena por lo tonta que eres, vienes a pelearte con una niña de 16 años, es lamentable -dijo Eli con una sonrisa sarcástica plasmada en la cara.
-¿Qué está pasado aquí? -Dije interponiendome entre ambas.
-¡ESA NIÑATA NO ME DEJA EN PAZ!-gritó Ester con voz chillona.
-¿QUÉ? ES ELLA QUE NO PARA DE DECIRME CHORRADAS -Gritó Elizabeth con la cara como un tomate.
-¡ALEX! -Gritó Ester haciendo que volviera a mírala -Ella dijo de ti muchas cosas -
-Alex no la creas-dijo Elizabeth acercándose rápidamente.
-¿En serio vas a creer a esa niñata que la conoces de hace poco? Llevo casi toda nuestra vida a tu lado, Alex-dijo Ester aferrándose a mi brazo.
-¡Es una sucia arpía y más falsa que un billete de 3 euros! -Exclamó Elizabeth logrando ofender a mi exnovia.
Entonces Ester estaba dispuesta a tirarle de los pelos a Eli pero me interpuse agarrandola de las muñecas y tirandola hacia mi para alejarla de mi pequeña.
-¡SUELTAME!-Gritó intentando zafarse de mi agarre pero no se lo permití.
-¡Eli vete a casa!-Exijí intentando que se marchara.
-No, sueltala -dijo apretando su mandíbula -¡¿crees que soy débil, que no puedo con tu estúpida novia?!-dijo apretando su mandíbula.
Sin percatarme que solté el agarre, Ester intentó saltar sobre Eli pero la cogí por la cintura.
-Vete-dije frunciendo el ceño, estas dos locas me estaban cabreando y mucho.
-¡SUELTAME, TENGO QUE ACABAR CON ESTA INÚTIL! -Gritó Ester intentando liberarse.
-Elizabeth, vete-dije apretando mi mandíbula más de lo normal, su cabezoneria podía llegar a ser inaguantable. Negó repetidamente con la cabeza.
¿Por qué las mujeres son tan insoportable a veces?
Levanté rápidamente del suelo a Ester y empezé a caminar hacia mi coche.
-¡Robanovios!-Gritó Ester desde mi hombro.
-¡Vete a la mierda!-Gritó Elizabeth -¡Tu y tu novio!-ahí me detuve, eso me dolió mucho, voltee la cabeza y la miré desafiante.
-¡Será mejor que te calles!-dije cabreado, Elizabeth quedó estática y sus ojos comenzaron a cristalizarse, jamás le había gritado de esa manera pero no podía más y entonces seguí mi camino aún sabiendo que la había dejado ahí sola.
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Alexander El Profesor |EN EDICIÓN|
Teen FictionEn un determinado punto de nuestra existencia, toda nuestra vida pasa delante de nuestros ojos, a veces provocado por un estímulo externo, otras por situaciones que se nos escapan de nuestro control, pero la unificación de los mismos tiene el poder...