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Habían pasado tres largas y difíciles semanas desde que Justin la había dejado. Día tras día trataba de olvidarlo, pero le era imposible. Ni siquiera las clases de modelaje la distraían. Bruce y su hermano James habían sido su máximo apoyo. Cada noche era de llorar hasta quedarse dormida. Apenas comía poco. Estaba haciéndose a la idea de que no merecía ser felíz en lo absoluto. Lo único que le había dado entusiasmo y emoción esos días, era aquella vez que ganó en el futbol americano. Días más tarde había competido contra su mejor amigo Bruce, y le había ganado. James le había enseñado bien. Quizás eso era lo único bueno que le había pasado. Pensaba mucho en Justin. Muchísimo. Le intrigaba en como podría estar, como le iría en el caso de Anthony, como estaría viviendo con Gates, pero lo que más la intrigaba era... ¿La recordaría a ella? ¿Y si ya la había superado? Esa idea la aterraba. Había días en los que tomaba el teléfono en sus manos y estaba dispuesta a llamarlo. Pero los recuerdos de su última pelea aparecían en su mente para atacarla, y no era capaz de hacerlo. Y se repetía a si misma que ella no merecía tenerlo. Que quizás otra chica mejor, que si lo valorara, podría merecer su amor. El corazón se le estrujaba, pero era la pura realidad de su mente.

—No has comido nada...— Susurró Johán, mientras Rosalyn miraba perdidamente a su plato de comida.

—No tengo hambre— Se defendió.

—Parece que no has tenido hambre por casi tres semanas, Diana— Dijo su padre con tono reprochante. Ella esquivó su mirada, James la miraba con advertencia a que no dijera nada impulsivo.

—Estoy bien— Susurró ella. Hubo un momento de silencio en la mesa.

—Ya casi es 19 de Octubre— Irrumpió James. Rosalyn alzó su mirada y sintió la mirada fija de su hermano y su padre sobre ella. Los ignoró.

—Es el próximo sábado. Faltan 4 días— Contestó Johán. Rosalyn seguía sin decir nada. —Me pareció escuchar los gritos de emoción de mi hija por cumplir sus 18 años, pero creo que estoy alucinando— Se lamentó. Ella finalmente alzó la mirada y esbosó una fingida sonrisa.

—Si, alucinas papá— Susurró.

—Demonios, no seas amargada— Dijo James. —¿No haremos fiesta o qué?— Preguntó entusiasmado.

—Aunque quisiera, no podría. Ese día es el festival de...— Johán la interrumpió.

—Hablé con tu maestra Kath sobre eso. Lo pospusieron para el próximo fin de semana. Todas las modelos tienen la oportunidad de faltar para asistir a tu fiesta— Le avisó. Rosalyn se quedó boquiabierta, el tenedor se le cayó de las manos.

—¡Papá! ¿Estás diciéndome que me harás una fiesta?— Exclamó, sorprendida. James sonrió al ver su expresión.

—De hecho, ya está preparada hace semanas. Todo llegará por si solo el sábado. Tú no harás nada. Ya están todos invitados, aunque yo no me quedaré. Les dejaré la casa solo por esa noche— Informó. Rosalyn intentó parecer enojada, pero no tuvo éxito. Una sonrisa inconsciente apareció en su rostro y se levantó de su silla, para abrazar fuerte a su padre. Él sonrió, James también.

—Gracias, muchas gracias— Dijo, abrazándolo tiernamente. —No debiste—.

—Eh, eh, eh— Interrumpió James. Ella volteó. —¿Y mi abrazo? Yo fui el de la idea...— Dijo. Ella rió y caminó hasta su hermano, para abrazarlo también.

—Los quiero, gracias— Dijo ella sonriendo.

—Quizás así ya puedas empezar a sentirte mejor...— Susurró su padre. Ella asintió con la cabeza, y fue como si su humor finalmente se transformara en algo bueno.

—Espero eso también— Finalizó ella.

-

—¡VENGA ACÁ LA CUMPLEAÑERA!— Gritó Bruce, mientras abrazaba fuerte y alzaba en sus brazos a Rosalyn frente a media escuela. Ella comenzó a reírse.

—Pero es mañana...— Susurró, mientras él le daba vueltas.

—Ya sabes que me gusta felicitarte desde un día antes— Dijo él, mientras la soltaba. —Te he traído un regalo— A continuación, sacó de su mochila una caja de regalo, adornada en azúl y plateado. Ella hizo gesto de sorpresa.

—Wow, ¡Gracias! ¿Qué es?— Dijo, mientras intentaba quitárselo de las manos, pero él se negó. —¿No me lo darás?— Preguntó desilusionada. Él sonrió satisfactoriamente.

—Señorita Mester, ¿Acaso no recuerda usted cuando en mi cumpleaños pasado no quisiste entregarme mi regalo, y me torturaste por dos días enteros?— Dijo con rencor. Ella se rió.

—¡Bruce! ¡No puedo creer que no lo superes aún!— Se quejó. Él rió.

—Oh, lo siento querida. Te lo daré hasta mañana— Avisó. Ella hizo un puchero, el rió. —Eso no funciona conmigo— Dijo orgulloso. Ella le sacó la lengua.

—A veces siento que te odio, Lekker— Dijo ella, mientras comenzaba a caminar por el pasillo. La alarma de entrada acababa de tocar. Él caminó junto a ella, abrazándola por el hombro.

—No me odies. Esta no es la única sorpresa que tenemos para ti mañana— Susurró él. Ella volteó a verlo de inmediato.

—¿Dijiste 'tenemos'?— Preguntó curiosa. —¿Tú y quien más? ¿Qué sorpresas?—.

—Si te lo digo ya no sería sorpresa, querida. Nos vemos mañana— Y sin más que decir, se separó de ella y entró a su salón de clase, dejándola con la palabra en la boca.

-

—Sigo creyendo que esto no es correcto— Susurró Christian. Justin se rió.

—¿Desde cuando las cosas que tú haces son correctas?— Preguntó sarcástico. Christian se quedó pensativo, mientras Ethan reía también.

—Buen punto— Concretó Ethan. Justin chocó su mano con la de él, mientras continuaba concentrado en su objetivo.

—Bien. Pero si la policía nos ve haciendo esto, habrá sido un desperdicio que Justin pagara la fianza para sacarnos de la cárcel, Ethan— Dijo Christian preocupado. Ethan volteó a verlo.

—Cálmate, viejo— Dijo Ethan sonriente. —No pasará nada. Además, esto es lo mínimo que podemos hacer por pagarle a Justin, ¿No crees?— Preguntó. Christian se quedó callado un momento, reflexionando.

—Bien, tienes razón— Analizó bien. —Supongo que viéndolo mejor, esto está bien. Es por una buena causa, después de todo...— Susurró.

—Oh, esto está más que bien,mi querido amigo— Dijo Justin orgulloso. —Esto es excelente— Finalizó.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora