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Sintió como si alguien le susurrara al oído su nombre. Se despertó de golpe y volteó a su lado, pero no había nadie. Maldición, lo escuchó tan claro. Se incorporó y se recargó en el respaldo de su cama. Vió la hora en la pantalla de su celular. Eran las 7:08 de la mañana. Bostezó y se estiró levemente. Se quedó seria unos segundos, todo estaba silencioso. Entonces recordó que hoy era su cumpleaños. Si, hoy cumplía 18. Sonrió inconscientemente y enfocó su vista hacia la puerta de su habitación. Su sonrisa se borró al ver la pintura que Justin le había hecho colgada allí. No la había quitado, a pesar de todo. De pronto se sintió triste de nuevo, era una sensación que no podía controlar. Se quedó mirando fijamente a la preciosa obra de arte. Era increíblemente bella la manera en la que su madre la miraba desde aquella nube en el cielo, mientras ella estaba sentada sobre el césped. Lizbeth mantenía una sonrisa en sus labios mientras la observaba. Sintió ganas de llorar al recordar que su madre no estaba ahí. Sería el primer cumpleaños en el que ella no estuviera con ella. Cerró sus ojos para evitar las lágrimas. Era demasiado lo que la extrañaba, sentía un terrible dolor al recordar el día de su muerte. Pero se sentía aún peor al saber que Justin tampoco estaba con ella ahora. Prefirió sacar de su mente esos pensamientos, abrió sus ojos y suspiró profundamente. De pronto, alguien abrió con rapidez la puerta de su habitación y entró. Sonrió al verlo, era su hermano.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS NIÑA!— Gritó con una enorme sonrisa en su rostro, mientras llegaba hasta ella con los brazos abiertos y la abrazaba fuertemente. Ella rió, él y su mala costumbre de llamarla 'niña'.

—Gracias James, pero cumplo 18, ya no podrás llamarme niña— Dijo ella, mientras lo abrazaba también. Él dejó de abrazarla y sonrió.

—No te llamaré niña por hoy. Pero para mí, siempre lo serás. Así tengas 40 años yo te llamaré así— Advirtió.

—¡James!— Se quejó ella. Él rió.

—Sólo bromeo. Ven, papá quiere felicitarte— La tomó de la mano sorpresivamente y la hizo que se levantara de la cama. Ella frunció el ceño, pero sonrió al saber que su padre aún no se iba al trabajo. Era tarde para él y a pesar de eso se había quedado allí para felicitarla. James bajó las escaleras junto a ella casi corriendo, ella intentaba seguirle el paso.

—¿Por qué vas tan rápido?— Preguntó ella, pero él la ignoró. Bajaron al piso de abajo y estaba vacío. Rosalyn frunció el ceño. —¿Dónde está papá?— Preguntó extrañada, pero él volvió a ignorarla. La condujo hasta la puerta de entrada y abrió. Apenas salieron al patio, Rosalyn se quedó pasmada. Lo que sus ojos vieron, no se lo hubiera imaginado jamás. —¿Pero qué...?— No pudo ni hablar de la sorpresa.

—Tal como cuando James cumplió 18. Lo mereces— Dijo Johán, con una enorme sonrisa en su rostro. —Feliz cumpleaños hija— Finalizó. Rosalyn puso una mano sobre su boca, estaba tratando de asimilar lo que veía... ¡Una camioneta BMW color roja! El corazón casi se le sale, santo Dios. Ella siempre había querido tener una camioneta de esas, y ahora se presentaba frente a sus ojos, con un enorme moño plateado adornándola.

—¡Papá, no lo puedo creer!— Gritó emocionada. —¡Está increíble! ¡Gracias!— Corrió hasta él y se lanzó a sus brazos, para darle un fuerte abrazo de agradecimiento. Él rió y la apretó por la espalda.

—Es un bmw x6 para ser precisos, sabía que te encantaría— Dijo él feliz. Ella dejó de abrazarlo y lo besó en la mejilla.

—Papá, me fascina— Dijo emocionada. Se dispuso a echarle un vistazo en todo su contorno. —Es... wow... lo que siempre quise— Una enorme y preciosa sonrisa apareció en su rostro.

—Me alegra que te guste— Estiró su brazo hacia ella. —Aquí tienes las llaves— Dijo, entregándoselas. Ella las recibió de inmediato. Estaba emocionadísima.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora