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-No te muevas- Me ordena. No reconozco su voz, ese no es Hookman. Pero seguramente está involucrado. -Quédate quieto y mírala bien...- ¿Qué mire a quien? Pero pronto, mis dudas desaparecen. La chica que estaba abrazada a Liam, se separa de él y ambos se sientan en la mesa de frente. Entonces... me paralizo. Esto que veo me da más miedo que la propia pistola que presiona detrás de mí. Me da más miedo... porque es ella. Es Rosalyn. La veo de perfil. Está hermosa. Está bellísima. Pero hay un problema. Está sonriéndole enormemente a ese imbécil. El hombre que me amenaza por la espalda quería que viera esto... quería que los viera a ellos, felices. Y no comprendo. Mi mente se llena de dudas. ¿Y si ellos volvieron en estos dos meses? ¿Y si ella se olvidó de mí? No podría soportarlo. Pero le dijeron que yo estaba muerto... quizás se hizo a la idea y me superó. Se olvidó de mí y volvió con Liam. La idea me mata y un nudo se forma en mi garganta. Mi mandíbula se aprieta y tiembla. Y me duele hasta el puto culo verlos. Incluso vuelvo a sentir aquél dolor que sentí cuando me encajaron el cuchillo en el abdomen... pero este dolor es peor. Me rasga completito, dejándome sin defensas, dejándome tal como he estado estos dos meses: Solo. -Era cierto lo que decía mi amigo Hookman- Me habla al oído el desconocido que en este momento odio con todo mi ser por haberme traído aquí. -Ella estaría feliz sin ti. Ellos están juntos y no harás nada para cambiarlo. Ella no te necesita. ¿Ahora lo notas o necesitas más pruebas?- Me pregunta. Y siento que esa pregunta... es la más dolorosa que me han hecho en toda mi vida. Nosé que está pasándome, nosé si creerle, nosé si este dolor que siento al verlos podría ser peor, nosé si todo lo que me imagino es real, nosé si sería mejor que me dispare de una vez para acabar con esta agonía.

-Mátame si lo harás- Exijo. Si. Lo he dicho. Quiero que me mate. Quiero que jale el puto gatillo contra mi espalda y así ella voltee y me mire. Quiero que lo vea... quiero que sepa que esto lo haré por ella. Porque si no la tengo, no soy nada. Pero el desconocido ríe sarcásticamente.

-Tengo órdenes de no matarte- Me dice. -Solo queríamos que vieras esto. ¿Duele, cierto? Para que así, te alejes de su vida de una vez Bieber. Para siempre- Sentencia. Y allí no puedo evitar que mis ojos se cristalizen. Yo venía por ella y todo se ha esfumado. Y comprendo porqué hizo Hookman esto. Quería que los viera juntos. No me matará, eso lo sé y le creo al hombre que me amenaza. Porque... ¿Por qué matarme? Este dolor es peor. Anthony es listo, es un jodido cabrón tan listo... que ha ganado. Si, ha ganado, me rindo. Dio en el punto más débil de mí mostrándome esto... y ese punto tiene nombre y apellido: Rosalyn Mester.

-Lo haré- Aseguro, mientras una lágrima que no puedo controlar resbala por mi mejilla. Joder. Duele tanto. -La dejaré. Lo juro- Susurro. En ese momento, aparta la pistola de mi espalda y la guarda en su bolsillo. Me volteo para verlo... y nosé quien es. No tengo ni idea, nunca lo había visto antes, solo puedo decir que quizás tenga la misma edad de Hookman. Quizás es su amigo. Pero sinceramente no me importa.

-Tomaste la mejor decisión, te lo aseguro- Me dice con tono rígido. Nota que mis ojos están hinundados en lágrimas, pero no voy a dejarlas salir. No aquí.

-Solo con una condición- Le pido. Él frunce el ceño. -Que la dejen en paz. No vuelvan a tocarla, no vuelvan a meterse en su vida. Esto termina para mí, pero para ustedes también. No vuelvan a meterse con los Mester, ni yo lo haré- Mi voz tiembla al decirlo. Este jodido dolor me asfixia.

-Es un trato- Dice sonriente. Estira su brazo y sé que quiere estrechar mi mano. Y no dudo en hacerlo... le doy un apretón de manos. Está hecho, es un juramento... que estoy decidido a cumplir. Me dirige una última sonrisa y se aleja a paso normal, mientras lo veo girar en la siguiente calle. En ese momento me quedo quieto, parado en la banqueta. Antes de perder la poca fuerza que me queda, entro a mi auto de nuevo. Antes de encenderlo, pongo ambas manos en el volante y lo aprieto con fuerza. Demasiado fuerte que mis nudillos se ponen rojos. Mis venas se saltan. Estoy enojado... pero más que eso, triste, deshecho, y solo de nuevo. Cierro mis ojos con fuerza porque no quiero derramar ni una sola jodida lágrima. Pero es imposible. Siento que el nudo en mi garganta se extiende hacia arriba y las lágrimas empiezan a caer sin que me de cuenta y sin ser capaz de detenerlas. De nuevo estoy llorando fuerte... tan fuerte que grito. Un grito desgarrador que abunda en el silencio de mi auto. Golpeo mi cabeza una vez contra el volante. Mi demonio amenaza con salir. Y me doy cuenta... de que este ya no es mi demonio interior. Este soy yo y él forma parte de mí ahora. Siento como mi estómago se contrae una y otra vez y apenas soy capaz de respirar. Estoy llorando como un jodido imbécil. Como un inútil que lo perdió todo de nuevo. Mierda. Este dolor es horrible. Sé que este es el fin. Juro que no volveré a luchar por ella. No volveré a aparecerme en su vida. Quiero que sea feliz, y es cierto, lo es sin mí. Quizás nunca debí atravesarme en su camino... pero no me arrepiento. Porque fue bueno mientras duró, y por más que duela, ha terminado. Pero la tendré como un recuerdo, el mejor recuerdo de todos. Por que ella me enseñó lo que es el amor, me dio el amor que nadie me había dado jamás. Se convirtió en mi razón de vivir, en mi futuro, en todo lo que yo necesitaba. Y me sacó de la miseria de vida que tenía, y se lo agradeceré siempre. Pero todo tiene un fin, y no siempre es felíz. Ahora la recordaré como lo perfecta que era para mí, lo bonito que vivimos, todos los momentos que estuvo a mi lado. Y aunque ya no sea mía, será la única mujer a la que amaré siempre. Entonces me decido que no la molestaré más. Enciendo mi lamborghini y presiono el acelerador, pero sin soltar el freno, por lo que el auto no avanza, solo ruge fuerte y las llantas casi sueltan humo. Es tan potente el sonido que provoca, que estoy seguro de que ella pudo escucharlo. Y si... lo hizo. Volteo hacia el cristal y la veo... ha volteado hacia mí. Veo como hace una expresión de confusión al verme. No puede creerlo. Se levanta de su asiento y sale disparada hacia la puerta de la nevería, dejando a su acompañante, posiblemente nuevo novio, solo y confundido. Y no sé si esperarla o irme. Tallo mis ojos para limpiar mis lágrimas. No quiero que note que lloré, pero es tarde. Lo ha notado. Está parada en la banqueta, con los ojos cristalizados, inmovilizada y confundida por verme. Solo una calle nos separa.

-Justin- Susurra, y no puedo escuchar su voz, solo leo sus labios, pero joder, la siento, la imagino como si estuviera a mi lado. Eso me quiebra más y no sé si pisar el jodido acelerador o salir del auto y correr a abrazarla, besarla y secuestrarla... llevármela a un lugar donde nadie nos encuentre, donde podamos estar juntos para siempre. Nosé que hacer, mi mente da vueltas, mis lágrimas se tornan de nuevo sobre mis ojos, apunto de caer despiadadamente. Entonces la veo que se acerca al borde de la banqueta, voltea hacia las calles, y veo lo que hará... cruzará la calle hacia mí. Pero le dirijo una mirada intensa y niego con la cabeza. Ella se confunde más y hace algo que no me esperaba. Saca su celular, teclea, noto que sus manos tiemblan, y pone el auricular en su oído. Segundos después mi celular suena. Joder. No. Si escucho su voz será el fin para mí. No puedo. Pero la mirada que me brinda es tan sincera... que lo hago. Presiono un botón y pongo el maldito celular en mi oído.

-No lo hagas- Le pido. Escucho su respiración entrecortada, mientras seguimos mirándonos, con la puta calle separándonos el uno del otro.

-Ven- Me suplica. Mis latidos aumentan al escucharla. Olvidaba lo perfecta que era su voz y el efecto que tenía en mí. -No te vayas. Ven- Vuelve a suplicarme, mientras noto que una lágrima más ronda por su mejilla.

-No puedo- Mi voz vuelve a temblar. -Quiero que seas felíz. Y conmigo no lo eres. Necesito dejarte. Necesito que comprendas, muñeca- ¡JODER! Vuelvo a llorar, no puedo evitarlo. Y la he llamado muñeca, tampoco pude evitarlo. Mierda, como voy a extrañarla, soy un jodido imbécil. Pero no hay vuelta atrás.

-¡Prometiste que me amarías y que esto sería para siempre!- Me grita con un hilo de voz. Cierro mis ojos con fuerza, no quiero verla, escucho como llora sin piedad.

-Y lo haré. Te amaré por siempre. Como no tienes una puta idea- Susurro débilmente. Vuelvo a verla, nuestras miradas se encuentran, mientras las lágrimas rondan por las mejillas de ambos. El dolor es el mismo, es tan fuerte y nos clava directo al corazón. -Pero todo tiene un final. Y esto termina para nosotros. Gracias por aparecer en mi vida, nunca te olvidaré. Gracias Rosalyn Mester- Y cuelgo. Lanzo el celular al suelo. Vuelvo a colocar las manos sobre el volante, ya no volteo a verla. Pero justo cuando pisaré el acelerador, no puedo evitar mirar de reojo. Oh... Dios. Se ha cruzado la calle. Viene hacia mí. ¡No! Aprieto la mandíbula y trato de ser fuerte. No puedo voltear a verla. Ya no. Cierro todas las puertas con seguro. De reojo me doy cuenta de que está parada junto a mi auto, mirándome através de la ventana. Esperando a que abra la puerta y nos escapemos juntos. Y quiero eso... pero no puedo hacerlo. Mi celular vuelve a sonar, pero ya no respondo. Entonces, empieza a tocar la ventana. Quiere que le abra. Entonces volteo... y la veo. Está hecha un mar de lágrimas... y no recuerdo haberla visto así jamás. Me destroza por completo, el dolor se incrementa en mi pecho y me duele en lo más profundo de mí ser.

-Abre- Dice y leo sus labios. Niego con la cabeza. Aprieto más mis manos al volante.

-Perdón- Le pido. Y es lo último que le diré. No puedo seguir mirándola. Le dirijo una última mirada... nuestros ojos se entrelazan como la primera vez que nos vimos. Como el día en que me enamoré de ella perdidamente. Y lo hago, piso el acelerador fuerte, descargando todo mi dolor en él. Mi auto resuena por todo Nueva York con fuerza, y miro por el retrovisor. La veo parada en medio de la calle, destrozada y sin mí. Pone una mano sobre su boca, porque no puede creer que yo me haya ido. Pero lo hice... y no volveré. Y lo siento... lo siento Rosalyn, pero es lo mejor para los dos. Y sé que esa fue la última vez que la ví. Doy vuelta en la siguiente calle, decidido a cambiar el rumbo de mi vida. A irme de aquí, de esta ciudad, de este lugar que solo me trae recuerdos de ella y lo perfecto que fue. Y la amo... la amo profundamente, pero ha terminado. Y mientras conduzco a toda velocidad, sigo recordándola, ella asecha mi mente y se apodera de mí. Es dueña de mi corazón. Y estoy seguro de que siempre lo será. Más lágrimas caen sobre mi rostro y me desahogo. Nosé como soportaré esto, pero tengo que hacerlo. Así que suspiro un par de veces. Decido lo que haré a partir de ahora. Esto ha sido lo último que hice aquí... ahora daré otro paso en mi vida. Pero lo haré sin ella. Estoy decidido a seguir adelante y dar el paso importante que cambie mi vida... El Paso Final. 

FIN.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora