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Eran aproximadamente las 9 de la mañana del Domingo. Johán y Rosalyn se habían trasladado por necesidad a casa de Gates. Él amablemente los había invitado a quedarse allí, mientras Johán conseguía una nueva casa. El dinero no era problema para él, pues era dueño de la compañía de bancos US Bancorp, pero no podía mudarse de la noche a la mañana... había muchos arreglos que hacer. Rosalyn miraba al techo sin moverse, no había podido dormir en lo que restaba de la noche, después del incendio. Nunca se había sentido así, tan preocupada, nerviosa, triste, todos los sentimientos encontrados. Era una sensación horrible, que no le deseaba a nadie.

—Muñeca— Susurró Justin adormilado, abriendo los ojos. El sol que entraba por la ventana de la habitación le caló directo al rostro. —¿Sigues sin dormir nada?— Preguntó, al verla aún mirando hacia arriba. La abrazó más fuerte y ella asintió con la cabeza.

—No puedo Justin— Admitió. —No me siento bien—.

—Vamos, duérmete. Debes estar agotada, yo lo estoy. La fiesta y luego el incendio... necesitas descansar, aunque sea por unas horas. Saca los problemas de tu mente— Imploró. Ella suspiró.

—Esque no puedo dejar de pensar en esto. Me mata no saber nada de James... me mata pensar que se quedó atrapado y...— La voz se le cortó. Justin al notarlo se incorporó rápidamente en la cama y se sentó. Sin decir nada, la atrajo a sus brazos y le dio un cálido y fuerte abrazo.

—No llores— Pidió él, acurrucándola en su pecho.

—Primero mamá y ahora...— Lágrimas bañaron sus ojos.

—Shhh— Pidió él. Le besó la frente y la apretó más. Ella sintió como el nudo en su garganta la asfixiaba. —No lo digas. Las cosas estarán bien— Prometió.

—Justin... mi mamá nos salvó— Dijo ella de pronto. Justin frunció el ceño y la vió al rostro.

—¿Qué?— Preguntó confundido.

—Si... fue ella...— Recordó. —Alguien susurró a mi oído... me dijo que despertara, te juro que... ahora lo recuerdo, fue ella, era su voz. Ella hizo que me levantara y descubriera el fuego. Ella nos salvó, Justin— Una lágrima rodó por su mejilla, pero la limpió de inmediato, tratando de ser fuerte ante el recuerdo de su madre. Justin sonrió pero al mismo tiempo se sentía confundido. —No me crees, ¿Verdad?— Preguntó ella decepcionada.

—Por supuesto que te creo— Susurró él. —Solo que... mira...— Estiró su brazo junto a ella. —Sentí raro, se me erizó la piel— Confesó, con una bonita sonrisa. Ella pudo notar que era cierto. —Es increíble que ella te despertara. Es extraño y fascinante—.

—Losé— Respondió ella. —La... extraño— Confesó. Ambos se quedaron callados por largos segundos. Era un silencio que probablemente hacía falta... un silencio para recordar a ella... a Lizbeth McCartney.

—No tengo duda de que Anthony Hookman provocó el incendio— Rompió el silencio Justin. —De verdad me jode ese cabrón. Me tiene harto. Ha sobrepasado todos mis límites... no sé que haré cuando me lo tope de nuevo. Creo que no podré controlarme y lo mataré— Admitió. Rosalyn negó con la cabeza.

—No lo harás. Estás bajo libertad condicional y...— Justin la interrumpió.

—Losé, losé, es una mierda pensar que si lo veo no podré tocarlo o de lo contrario entraré de nuevo a la cárcel. Me mata esto. Cuando salí de allí solo quería darte lo mejor y hacerte felíz y mira... creo que solo estoy dándote lo peor— Se lamentó. Agachó su cabeza y pasó ambas manos por su cabello, irritado. Ella le levantó el rostro para que la viera. La mandíbula de Justin estaba apretada. Se notaba la frustración en su expresión.

—Tú no estás provocando esto. Es él, no tú. No quiero que te culpes por eso porque tú no fuíste responsable de nada. No está en tus manos controlarlo, pero estoy segura de que si pudieras harías algo para detenerlo— Respondió ella. Justin se quedó serio unos momentos, simplemente mirándola fijamente, con esos preciosos ojos mieles que la hipnotizaban.

—Eres única— Susurró finalmente. La hizo sonreír y ruborizarse. —Siempre tienes las palabras correctas para animarme. Nosé como lo haces— Le acarició la mejilla suavemente. Ella simplemente siguió sonriendo. Se sentía tan bien cuando Justin le decía cosas como esas, la miraba de esa forma... la hacía olvidarse de todo. —Ojalá que nada borrara tu bella sonrisa...—.

—Tú mantienes esta sonrisa en mí— Confesó ella. Justin sonrió.

—Siempre haré mi mejor trabajo por mantenerla— Respondió. Ambos se sonrieron tiernamente... con aquella energía deslizándose a su alrededor, fuerte y poderosa. Justin la abrazó por la espalda y sus rostros se juntaron. Sus respiraciones chocaron la una con la otra. Sus miradas continuaban entrelazadas de manera única. —No importa lo difícil y peligroso que sea... voy a protegerte— Le besó la comisura de los labios. Ella lo miraba con intensidad. —No dejaré que nadie te haga daño— Buscó su mano y la entrelazó con la de él. Una preciosa sensación los invadió. —Yo atravesaría una bala por ti— Volvió a robarle un dulce beso. Los latidos de Rosalyn aumentaron fuertemente. Era hermoso... era perfecto. Nadie la había hecho sentir así jamás. —Pero todas esas cosas ya las sabes— Sujetó su mano y la atrajo a su boca, para dejarle un cálido beso sobre la piel. Ella tenía una inconsciente sonrisa dibujada en su rostro.

—Estoy segura de todo eso— Respondió ella. Sujetó a Justin de ambos costados del rostro, tomándolo por sorpresa. —Ya te dije que siempre te amaré— Ahora ella le robó un pequeño beso, haciéndolo sonreír. Lo empujó hacia atrás, tumbándolo en la cama, debajo de ella. —Eres mi todo, Justin— Le susurró, tentativamente cerca de sus labios de nuevo. Podían sentir sus alientos chocar.

—¿Todo?— Preguntó él, acariciándola por la espalda.

—Todo— Completó ella. Justin sonrió y se lambió los labios inconscientemente.

—Bien. Ahora bésame y olvidémonos de todo...— Pidió. Ella sonrió.

—Cuántas veces quieras— Finalizó ella, para hundirse nuevamente en su boca, en un hechizante choque de labios. Un beso profundo... que definitivamente, los hacía olvidarse de todo. Absolutamente todo.

-

Frank caminó apresuradamente a la oficina de Gates. Empujó la puerta, haciéndolo sobresaltarse.

—Tengo informes— Avisó Frank. Gates frunció el ceño.

—¿Sobre la casa o Hookman?— Preguntó esperanzado por la segunda opción.

—La casa— Avisó. —La revisaron por completo, todo está hecho cenizas. Es increíblemente terrible, nada se salvó. Pero tengo noticias, no sé si sean buenas o malas— Informó.

—¿Qué ha pasado?— Preguntó inquietante.

—No encontraron restos humanos ni ADN. Nada. No hay evidencia que señale que hubo alguien adentro cuando se incendió todo. Con esto me refiero a que... no hay absolutamente nada que nos indique que James murió. Esto me inquieta, por que si no hay nada de él, debió haberse salido de la casa antes— Finalizó. Gates se quedó perplejo, analizándolo todo.

—Valla. Tampoco sé si esto seabueno o malo, Frank. La pregunta es... ¿A dónde?— Preguntó Gates. —Y sobre todo,¿Para qué?—.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora