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De nuevo estoy aquí, parado en la esquina de la casa de Gates. Sé que él está allí dentro, seguramente trabajando en algún nuevo caso. Seguramente se ha olvidado de mí. Quiero entrar, abrazarlo y pedirle que me diga donde vive Rosalyn. Por que no puedo soportar no saber donde está. Sé que se ha mudado porque fui a buscarla apenas volví de aquél desierto hace dos meses, con la ayuda de esa pareja de ancianos que me trajeron de vuelta. La que era su nueva casa entonces, ahora está vacía y estoy seguro de que se mudaron por seguridad. Por que James y Hookman saben que si yo, por algún motivo vivía, iría allí a buscarla. He ido a cientos de casas en Nueva York y no sé donde pueda estar ahora. He intentado localizar su teléfono y nadie me lo brinda. La fui a buscar a su escuela y me dijeron que ya no estudia allí, ni ella ni James. Es como si toda la sociedad estuviera en mi contra, como si estuviera completamente solo. No he sabido nada de Christian y Ethan, no los volví a ver jamás. Mucho menos a Bruce. Es como si realmente estuviera muerto y todos continuaran con sus vidas normales como si nada. Como si yo nunca hubiera existido. Se alejaron de mí y me borraron de sus vidas. Es horrible y me duele hasta el alma. Estos dos largos y dolorosos meses sin ella, he estado viviendo en un pequeño departamento, realmente pequeño y sin mucho que ofrecer, pero es lo que puedo pagar con el poco dinero que me queda en mi cuenta bancaria. No tengo trabajo ni mi auto, no sé a donde mierda se lo llevaron, así que parezco un miserable. Pero es que no puedo continuar con mi vida normal así. Sigo decidido a encontrarla, y aquí estoy, parado a unos metros de la casa de Gates... el único que podría darme una respuesta.

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Aparco mi BMW rojo, que es lo único que me quedó de aquél incendio hace dos meses. Entro a mi casa y lo primero que veo es a mi hermano y a mi padre sentados, comiendo cómodamente. Se giran para verme y no sonríen como de costumbre. Papá me mira como si hubiese hecho algo malo. Me quedo quieta y no digo nada.

—Hola— Los saludo. Pero no hay respuesta. Frunzo el ceño y dejo mi bolso que uso como mochila sobre el sillón. Pretendo ir a las escaleras para subir a mi habitación pero la voz de mi padre me detiene.

—¿Por qué no has ido a tus clases de modelaje?— Me pregunta mi padre. Oh... ahí está el motivo de su seriedad. Me hago la que no sé a que se refiere.

—¿Qué? Si he ido— Finjo. Pero no funciona.

—Me llamó la maestra Kath y me dijo que no has ido hace dos meses. Están preocupados por ti. ¿Cuándo pensabas decírmelo?— Pregunta con tono notablemente molesto. Trago saliva pensando en algo que responderle.

—Bien— Susurro. —Por que ya no quiero ir más— Doy punto final a mi argumento acercándome nuevamente a las escaleras pero vuelvo a ser detenida.

—Que Justin haya muerto no significa que dejarás de hacer lo que te hace feliz— Ataca mi padre. Me quedo pasmada. Eso me ha dolido en lo más profundo de mí ser. No puedo creer que lo haya dicho. Siento un nudo en mi garganta pero me contengo. También siento ganas de acercarme a él y abofetearle la cara, pero tampoco soy capaz. Lo único que puedo hacer es quedarme callada y subir un escalón. Si me voy, no tendré que discutir. Pero vuelve a hablarme. —¿Me has oído Diana?— Me pregunta. Me llama por mi primer nombre y sé que está molesto, pero más que eso, decepcionado de mí.

—Justin no murió y no es culpa de él— Le aclaro. —Y no tengo nada más que decir— Intento caminar de nuevo pero insiste en detenerme.

—Por supuesto que es culpa de él. Te conozco perfectamente como para saber que dejaste tus clases por él. También has bajado tremendamente mal tus calificaciones. Lo entiendo pero no lo apruebo. Él no volverá y no puedes lamentarte para toda la vida— Dice. Eso definitivamente me ha herido. —Necesito que te compongas y vuelvas a ser la misma de antes, la chica que aspiraba a ser modelo y era una excelente estudiante— Me ordena. Mi mandíbula tiembla y recuerdo cuando a Justin le pasaba lo mismo. Tengo unas tremendas ganas de llorar y escupirle en la cara, por que ha dado en el punto más débil de mí.

—¿Qué me componga?— Pregunto con un hilo de voz. —Me hablas como si fuera una cosa cualquiera, una muñeca de trapo, y no lo soy— Lo ataco y siento que mis ojos se bañan en lágrimas, pero me contengo a dejarlas salir. Necesito ser fuerte y terminar de hablar. —Y si, lo acepto, estoy haciendo todo esto por él, papá. Por que lo amo y tú lo sabes perfectamente. Y sé que te cuesta aceptarlo, pero ya no soy esa "niña" o "bebé" que crees que tienes. Tengo 18 años y me considero lo suficientemente madura como para saber lo que quiero. Y lo quiero a él, te guste o no— Estoy a punto de derramar lágrimas, pero sigo conteniéndome.

—Estás malinterpretando. Me refiero a que por su culpa estás dejando a un lado tus sueños y...— No lo dejo continuar y tomo la palabra.

—No, papá. Sé con claridad lo que hay detrás de tus palabras. No soy una niña como para no notarlo. Y aunque esto te suene estúpido o no me creas, no me importa... sé que Justin está vivo, porque mamá me lo dijo— Una lágrima cae por mi mejilla y soy incapaz de contenerla. —Mamá se apareció ante mí cuando ustedes me dijeron que había muerto y, ¿Sabes algo? Intenté suicidarme— La boca de mi padre se abre instantáneamente, al igual que la de James. —Pero ella me detuvo. Ella me pidió que lo buscara, me dijo que estaba vivo y yo le creo. La ví claramente y gracias a ella estoy aquí con vida— Más lágrimas rondan por mi rostro y mi estómago se contrae, me duele muchísimo decir todo esto. —Si tú quieres creer que está muerto, bien. Pero yo puedo sentir lo contrario. Sé que algún día el volverá. Y si no lo hace, aprenderé a lidiar con ello. Pero la fé es lo último que se pierde... y aunque tú y mi propio hermano me den la espalda, no me siento sola. Lo tengo a él, en algún lugar no muy lejos de aquí— Hago una pausa, para mirarlo fijamente a los ojos. Quiero que sienta el dolor que estoy sintiendo ahora reflejado en mi mirada. Sé que ve mi sinceridad porque traga saliva y no se mueve. —Lamento que mamá haya muerto, por que sé que fue el amor de tu vida y la amabas. Pero no fuíste el único que sufrió, también nosotros— Susurro. A él se le acúan los ojos notablemente. —Pero por que mamá haya muerto, no significa que Justin también tuvo que haberlo hecho. No porque tú ya no tengas a la mujer que amas, me impedirás a mí tener al hombre que amo— Al decirlo siento como pierdo la noción de mis palabras. Quizás me he pasado... y me ha dolido demasiado. Pero es la verdad, y quiero que mi papá se de cuenta de eso. Está quieto, inmovilizado, mirándome confuso. Luego noto como está a punto de llorar y agacha su cabeza. Entonces suspira una vez y limpia las lágrimas que amenazan con salirle... y es el fin para mí. Me deshago en un mar de lágrimas y corro hacia mi habitación, encerrándome con un fuerte portazo. Me aviento a mi cama y me cubro la cabeza con mis manos. No quiero ver a nadie, no quiero hablar con nadie, no quiero saber de nadie. No quiero ni existir. Lloro descontrolablemente, mientras la realidad de mi vida me golpea fuerte. Mi madre murió, y todos me dicen que Justin también. Pero no he perdido las esperanzas, sé que algún día volveré a verlo. Este dolor que siento no lo puedo explicar... es terrible, solo quiero sentirme amada, quiero que alguien me abraze y me diga que todo estará bien, que me acurruque en sus brazos y no me suelte. Y solo una persona sería capaz de hacerlo... Justin. Mientras mi corazón se hace pedazos, mi estómago se llena de navajas dolorosas y un miedo se apodera de mí... ese miedo que me dice que no volveré a verlo, que las personas a mí alrededor tienen razón y que el "Para siempre" solo era una promesa que se llevó el viento. Mis ojos se cierran y con esto detengo mis lágrimas... pero no mi dolor.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora