El Paso Final. 2temp

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Se quedó unos segundos parada frente a la puerta de su casa. El corazón le pulsaba fuertemente y no sabía si abrir esa puerta o marcharse. ¡Pero era su casa! Maldita sea, la idea de que Justin estuviera allí dentro la ponía demasiado nerviosa. Estaba intrigada, alterada y confundida. Él le había dejado en claro que no quería volver a verla jamás... ¿Y se aparecía en su cumpleaños? Valla. Suspiró profundamente y sujetó bien las bolsas con ropa. Bueno... entraría. No tenía opciones. Caminó a paso lento y "Normal" hacia la puerta. Puso su mano sobre la chapa y la giró. Empujó la puerta hacia el frente y finalmente entró. Lo primero que vió, la dejó sin aliento. Las bolsas de ropa se le resbalaron de las manos y casi pudo escuchar sus fuertes latidos por toda la estancia.

—Feliz cumpleaños— Susurró él. Ella estaba quieta, pasmada, helada. Tenía a Justin frente a sus ojos, con un enorme, más bien gigante, ramo de rosas rojas y blancas entre sus manos, y junto a él, un enorme oso de peluche sentado en el suelo. Era el oso más hermoso y gigante que jamás había visto, y sostenía un corazón que decía "Te amo". Rosalyn no podía si quiera gesticular. Miraba boquiabierta la escena, le parecía imposible. Podría estar soñando pero no, era real. Justin la miraba fijamente con sus preciosos ojos mieles clavados en ella. Después de 3 largas semanas de haberse separado, estaba allí, y ella no podía asimilarlo. Sentía todas esas mariposas volviendo a su estómago, pero al mismo tiempo sentía navajas en su estómago al recordar que ella misma había provocado su rompimiento. No sabía que decirle, no sabía si huír de su propia casa o lanzarse a sus brazos y besarlo como si no hubiera un mañana. Así que eligió erróneamente, la primera opción. Sin decir absolutamente nada, se dio la vuelta y salió de la casa. Justin se quedó sorprendido, dejó el ramo de rosas en el piso y la siguió apresuradamente. —¡Hey! ¿A dónde vas?— Le preguntó, mientras ella sacaba las llaves de su nuevo auto de su bolso y caminaba hacia la puerta. Apresuró su paso siguiéndola pero ella fue más rápida y se subió al piloto. Le puso seguro a todas las puertas y Justin se quedó viéndola desde afuera. Ella sentía su mirada fija, pero lo ignoró. Encendió el motor y se dispuso a acelerar, pero para su sorpresa, Justin también corrió a su lamborghini y repitió su acción. ¡Mierda! Ella empezó a conducir sin rumbo y al cabo de unos segundos, Justin la seguía por detrás. Sus latidos aumentaron enormemente al saber que él la seguía velozmente. De pronto, escuchó su celular sonar. Vió la pantalla, era Justin. De alguna manera tenía que detenerlo, así que lo puso en alta voz para no quitar las manos del volante y contestó.

—Deja de seguirme— Pidió ella. Miró el retrovisor y al parecer Justin también tenía puesto el alta voz, pues sus dos manos sostenían el volante.

—Deja de evadirme— Pidió él. Ella giró en un semáforo y el la copió.

—Te recuerdo que dijiste que no querías volver a verme jamás— Respondió ella.

—Te recuerdo que dijiste que me amabas y no lo estás demostrando— Atacó él. Ella rió sarcásticamente.

—Dijiste que esto había terminado. Lo entendí. Ahora estoy tratando de superarte y afrontar mis consecuencias y si me sigues no lograré conseguirlo— Dijo ella tristemente.

—Pero ya afrontaste las jodidas consecuencias. No quiero que sufras más. Deja de conducir como una loca y baja la velocidad, detengámonos en algún lugar a hablar, por favor— Exigió él. Ella aceleró más, el motor rugió.

—Llamaré a la policía si no dejas de seguirme— Advirtió ella. Justin rió.

—¿Crees que eso es una amenaza para mí?— Preguntó, divertido. —Si yo quiero, podría secuestrarte de nuevo. Y si sigues conduciendo de esa forma, lo haré, no dudes de eso Rosalyn. No me importaría que tu fiesta se arruinara... te secuestraría y te llevaría lejos, donde nadie pueda encontrarnos muñeca— Dijo en un susurro. Ella por un momento pierde el control del volante. ¡Maldito, estúpido y sensual Justin Bieber! ¿Cómo demonios podía hacer que sus palabras estuvieran llenas de promesas ocultas y deseos prohibidos? Joder, joder, joder.