36

80 3 0
                                    

                  

Soy un maldito cobarde de mierda. No sé porqué no tengo el valor de tocar la puta puerta de Gates y contarle todo lo que sucedió. Esque han pasado dos meses... joder, ¡Cree que estoy muerto! Todo el mundo lo cree. Nosé como reaccionaría si me ve. Suspiro hondo y calmo mis impulsos por golpearme a mí mismo. Me acerco más y más a esa puerta que solo es un pedazo de madera... mierda, es eso, un simple pedazo de madera. No tengo porqué sentir miedo, así que lo hago. Doy tres toquidos y mis latidos se aceleran. Mis manos tiemblan. Siento como si fuera un fantasma apareciéndose ante alguien humano. Luego de algunos segundos la puerta se abre... y me quedo sin habla.

—Justin...— Susurra Gates. Sus ojos se abren como platos y noto que no puede creer que me esté viendo. Yo me quedo callado, esperando a que diga algo más. —Yo... ¿Cómo? Creí...— No puede articular las palabras, de hecho, ni yo puedo. Pero tomo valor.

—Estoy vivo, como puede notarlo— Susurro. Él sigue boquiabierto. Niega con la cabeza y cierra sus ojos con fuerza. Al parecer está intentando desaparecerme de su mente, pero vuelve a abrirlos y aquí sigo. Su expresión se torna preocupante y me jala de la chaqueta, sorprendiéndome. Me mete a la casa y cierra la puerta con fuerza. Me toca la frente, luego la cara, evaluándome. Luego me dirije una mirada de pies a cabeza para asegurarse de que estoy completo, supongo.

—No puedo creerlo— Su voz es más calmada, pero igual de sorprendida. —¿Cómo es posible que estés vivo? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué te desapareciste dos meses? Dios... hay tantas cosas que debo preguntarte muchacho. Te extrañé en casa— Se toca la frente sin aún poder creerlo. No puedo evitar sonreír al escuchar que realmente se preocupó por mí. Y sobre todo al oír que me extraña... eso sin duda me alivia. —Todo el mundo piensa que estás muerto. Yo lo pensé también... hasta hoy—.

—Porque lo estuve... por unos segundos— Confieso. Él se sorprende más. Me conduce hasta el sillón y nos sentamos.

—Necesito que me lo digas todo. Necesito saber qué hicieron contigo... y sobre todo quien— Su tono es preocupado, nunca lo ví en ese estado.

—Querrá decir quiénes— Articulo. Él se sorprende más. —Anthony Hookman y James Mester se hicieron cargo de esto— Confieso. Él escucha atento, pero parece no poder creer al escuchar "James Mester". —El día en que me dieron por muerto, ellos dos me habían amenazado con matarme. Y lo hicieron, Anthony condujo a James a clavarme un cuchillo en el abdomen. Realmente creí que mi camino había acabado allí... pero no. Desperté en un desierto en el que habían tirado mi cuerpo y estaba vivo. Días después me percaté de que todas las personas que conocía habían literalmente desaparecido de mi alcance. Rosalyn se había mudado, mis amigos también, y nunca fui capaz de venir aquí. Hasta hoy, después de dos meses tuve el valor. Estoy viviendo en un departamento cerca de Brooklyn. He estado intentando contactar a mucha gente para encontrar a Rosalyn, pero nadie me dice nada. Es como si realmente todos me hubieran sacado de sus vidas— Me detengo y siento que mi voz se corta a causa de un nudo en mi garganta, y no entiendo realmente porqué siento unas inexplicables ganas de llorar y abrazarlo, pero me da vergüenza hacerlo. —Ha sido el tiempo más difícil de mi existencia. Es como si fuera un fantasma, como si nadie me viera— Y ahí me detengo por completo. Mis ojos se bañan en lágrimas y dejo de ser el hombre "Rudo" y "Fuerte" que conozco. Agacho mi cabeza y coloco mis manos entre mi cara, para evitar que él vea que estoy a punto de llorar. —Perdóneme si luzco como una niñita— Me disculpo, pero ahora realmente estoy llorando. Mi mandíbula tiembla horriblemente y el nudo en mi garganta me asfixia. Ya no puedo ocultarlo, me duele tanto recordar lo difícil que ha sido, lo doloroso que he tenido que soportar de no tener a nadie durante estos meses, de sentirme como un cero a la izquierda y que nadie pueda verme ni extrañarme,  y he llegado a pensar que tampoco amarme. Es duro vivir con poco dinero, en un departamento hecho mierda, sin trabajo, sin familia, sin amor, sin ella, siendo un simple hombre solitario y abandonado por el mundo. Y he pensado que quizás lo que Anthony me decía sobre que nadie me necesitaba... era cierto. Pero entonces... pasa algo que nunca imaginé. Gates se levanta de su asiento y se acerca a mí. Se sienta a mi lado y sin que me dé cuenta de lo rápido que actúa, me atrae a sus brazos y me hunde en un fuerte... esperanzador... y alientador abrazo. Un abrazo que me dice que no estoy solo. Que le importo a alguien. Que quizás haya esperanza de recuperarlo todo. Y me doy cuenta de que eso era lo que necesitaba todo este tiempo. Un abrazo cálido como el que el detective Kevin Gates está brindándome. Necesitaba desahogarme y él está allí conmigo, arropándome como nadie lo había hecho. Pero más que un detective que me ayuda... desearía en este momento con todas mis fuerzas, que él hubiese sido mi padre. Quizás así se siente el amor de padre, nolosé con exactitud por que no tuve uno que me amara, pero lo que Gates me hace sentir, envía fortaleza a cada parte de mí.

—No estás solo— Me susurra, sin soltarme. —Sé lo difícil que ha sido. Sobreviviste a las peores cosas a las que un ser humano podría enfrentarse. Eres el joven más fuerte que conozco— Asegura. En ese momento levanto mi cabeza para verlo. —Debiste acudir a mí desde el principio. Yo voy a ayudarte... y no estás solo, no estás solo—  Lloro más con sus palabras, por que es justo lo que necesitaba oír. —No estás solo— Me repite. Y quiero que se calle porque cada que lo dice, provoca más lágrimas en mí. Lágrimas de aliento y esperanza. —¿Lo has entendido?— La sinceridad y cariño se ven reflejados en sus palabras.

—Si— Asiento débilmente con la cabeza, sin poder articular otra palabra.

—No llores más— Exije. Hago caso y trato de controlarme poco a poco. —Por que vamos a arreglarlo todo. Te ayudaré a encontrar a Rosalyn. Me encargaré de los que te hicieron esto. Voy a sacarte de aquél departamento y volverás a vivir conmigo— No son sugerencias, si no afirmaciones. Y mi corazón se alegra. Mis lágrimas de tristeza se transforman en unas de felicidad. Le dirijo una mirada de gratitud a ese hombre que tanto admiro. Que tanto me ha ayudado y sigue haciéndolo. Que ha estado para mí incondicionalmente desde que me envolví en todo esto. Ese hombre al que me hubiera gustado llamar "Mi padre".

—Gracias— Digo fuerte y claro, y es una palabra tan mínima pero con gran significado. Una palabra que ha salido desde el fondo de mi corazón. Algo que realmente siento. Estiro mi brazo y estrecho su mano con fuerza. Siento la conexión que nos une... es grande, es fuerte y enorme. —Muchas gracias por todo, Gates—.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora