—Nosé si sentirme aliviada o preocupada...— Susurró Rosalyn.
—Lo mismo pensé cuando Frank me avisó— Admitió Justin. —Esto no me gusta nada— Terminó de abrochar las cintas de sus tenis y se puso de pié. Ella cepillaba su cabello frente al espejo del baño. —¿Estás lista?— Le preguntó.
—Si, espera— Se acomodó un poco de cabello rebelde que caía por su rostro detrás de su oreja. Se lavó la cara rápidamente y suspiró. Justin tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, mientras la observaba desde la puerta. —Ahora lo estoy— Avisó.
—Bien. Vámonos— Estiró su brazo para que ella tomara su mano. Rosalyn entrelazó sus dedos con los de él y sonrió. Salieron de la habitación y bajaron las escaleras de la casa de Gates. Abajo se encontraba Johán, sentado en la mesa, haciendo llamadas telefónicas. Ambos se quedaron quietos frente a él, esperando a que se desocupara.
—Si... no... pídele los datos del proovedor...— Ordenaba. Les hizo a ellos una señal con la mano de que lo esperaran. —Estaré allí en veinte minutos... hazlos esperar... voy para allá... si... hasta luego— Y colgó. Soltó un suspiro.
—¿Todo va bien?— Preguntó Rosalyn.
—Si hija. Pero lamento decirles que no podré acompañarlos... me ha surgido algo importante en el trabajo— Se disculpó. —Pero estoy seguro de que ambos podrán elegir bien la nueva casa. No me necesitan. Además Rosalyn siempre ha tenido buenos gustos— Señaló. Ambos sonrieron.
—Está bien papá. Tómate tu tiempo, nosotros veremos las propiedades y luego te mostramos por Internet la que nos haya gustado más, para ver que opinas— Sugirió ella.
—Oh, no. Ustedes elijan. Esto necesita ser rápido, necesitamos mudarnos ya. Vean todas las casas que sean necesarias. Cuando elijan una me llaman y me hago cargo de todo. No importa el precio, puedo pagarlo, ¿De acuerdo?— Pidió. Ellos asintieron.
—Bien. No te preocupes entonces. Volveremos más tarde...— Se acercó a Johán y le dio un beso en la mejilla de despedida.
—Hasta luego señor— Dijo Justin, estrechando su mano con la de él.
—Si. Cuídense y elijan bien— Finalizó.
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Los insistentes golpes a su puerta lo hicieron sobresaltarse. Se levantó del sillón, dejó su laptop a un lado y se asomó por la ventana. Reconoció de inmediato el automóvil estacionado afuera, así que no dudó en abrir la puerta.
—James— Dijo sorprendido por su visita. —No esperaba que vinie...— Dejó de hablar cuando vió que este sostenía una pistola en su mano derecha. Tragó saliva. —Demonios, viejo— Susurró. James no decía nada, lo miraba impotente. De manera repentina se adentró en la casa y cerró la puerta tras él. Bruce estaba pasmado. —¿Por qué tienes aún el arma que nos dio Justin?— Preguntó extrañado.
—Cállate Bruce— Ordenó James. Bruce frunció el ceño.
—¿Se puede saber qué pasa contigo?— Preguntó confundido. —¿Y porqué esa expresión de demacrado?—.
—¿Tienes aún el arma que Justin te dio?— Preguntó.
—Si, pero estas asustándome, ¿Qué haces aquí tan tempr...— Fue interrumpido.
—Saca el arma y guárdala. También empaca tu ropa. Saldremos de aquí en 10 minutos— Ordenó. Bruce seguía sin comprender nada. Estaba realmente confundido y asustado.
—Haber, haber... ¿Te drogaste?— Preguntó Bruce. —Para empezar, estoy en mi casa. No voy a irme. Ni mucho menos sacaré el arma, no tengo motivos para hacerlo. Mejor explícame que demonios está pasando y quizás nos entenderemos. ¿Hubo algún problema con Hookman? ¿Dónde está Rosalyn? ¿O Justin?— Preguntó. James suspiró, cerró sus ojos con fuerza por unos segundos. Al volver a abrirlos, alzó su brazo con el que cargaba la pistola y le apuntó directamente a Bruce. Él se quedó atónito.
—Haz lo que te digo si no quieres morir— Exigió. Bruce tragó saliva de nuevo. El miedo recorrió sus venas.
—Mierda— Susurró. —Este no eres tú. Creí que eramos amig...— Volvió a ser interrumpido.
—¡HAZLO DE UNA PUTA VEZ!— Gritó. Bruce se sobresaltó, mientras sus latidos aumentaban alertadoramente. El cuerpo le tembló y sus sentidos se encendieron. ¿Qué demonios estaba pasando con James? No tenía idea, pero el que creyó que era su amigo, hermano de su mejor amiga, alguien en quien confiar, estaba justo ahora apuntándole al cráneo con una pistola...
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—Esta es la quinta casa que vemos y dices que amas todas pero que no tienen un toque especial. ¿Quién entiende a las mujeres?— Preguntó Justin, mientras caminaban por el corredor principal de aquella no tan humilde casa. Más bien, mansión. Ella rió.
—No me entiendes— Dijo ella. —Con un toque especial me refiero a que... las veo, son lindas, preciosas, pero siento que algo les falta... nosé, algo que me haga sentir como en casa. Que realmente me haga desear vivir ahí—.
—Mhm— Susurró él. —Pues veremos dos más. ¿Te parece?— Sugirió. Ella suspiró y asintió con la cabeza, mientras se dirigían a la puerta principal de nuevo.
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Justin detuvo su lamborghini blanco frente a una enorme y lujosa mansión en un barrio privado de Brooklyn. Estaba completamente enrrejada y no podía verse mucho para adentro, pues tenía miles de arbustos que cubrían toda su extención. Contaba también con un enorme terreno adentro y quiensabe cuantas cosas más por descubrir. Lucía verdaderamente interesante.
—Wow— Susurró ella observando por la ventana. —¿Es de 3 pisos?— Preguntó sorprendida.
—Estás en lo correcto— Respondió él. Se bajó del auto y se dispuso a abrirle la puerta. —Vamos a darle un vistazo—.
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El Paso Final. 2temp
Teen FictionSinopsis. Él se había dado cuenta de que esto apenas iniciaba. Aunque todo estuviera en su contra, estaba decidido a hacerlo. Acabaría con todo de una vez por todas. Pero ahora, había un pequeño problema: No estaba solo. Si creía que su pasado había...