34

84 3 0
                                    

                  

Estoy hundida en un profundo sueño del que no quiero despertar. Justin me acurruca en su pecho, me sujeta de la cintura por debajo de las sábanas y me aferra a sus fuertes brazos. Su aroma masculino entra por mis fosas nasales y se impregna en mi cuerpo... y me hechiza. Como siempre logra hacerlo. Me pierdo en un mar de sensaciones inexplicables que abundan en mi estómago igual que miles de mariposas que vuelan de un lado para otro. Siento el calor de su cuerpo juntarse con el mío. Nuestras respiraciones chocan la una con la otra y estamos agitados. Sé que acabamos de hacer el amor y estamos rendidos el uno al otro. Estamos en el hotel. En el hotel al que lo llevé la vez que decidí cambiar el rumbo de mi vida. El día en que lo saqué a escondidas del hospital en el que estaba internado, cuando rompí todas las malditas reglas y me escapé de casa para ir por él. Cuando decidí que yo cambiaría a Justin Bieber. Que estaría con él sin importar las adversidades y que todo el mundo estuviera en nuestra contra. Cuando todos se oponían a esto que nosotros sentíamos... este profundo y fuerte amor que lo sobrepasó todo. Que nos hizo volar a planetas desconocidos y sentir como la gravedad se detenía a nuestro alrededor. Las manecillas del reloj se detenían y solo eramos nosotros dos, congelando el tiempo. Amándonos con una fuerza que no sabía que existía. Levanto mi cabeza para verlo, y me mira con esos preciosos ojos mieles de los que estoy enamorada. Con un brillo en su mirada que se refleja contra la mía. Nos sonreímos y me besa la frente con ternura, como si yo fuera una muñeca de porcelana que puede romperse si no se cuida adecuadamente. Lo hace con delicadeza mientras enrreda sus dedos entre mi cabello aún húmedo. Tira de mí y me acerca a su rostro para besarme una vez más. Hunde su boca en la mía y siento que la atmósfera cambia y nos encierra juntos. Nuestros labios se entrelazan a la perfección, como si hubiéramos nacido para esto. Para estar juntos para siempre. Siento la calidez se su boca contra la mía, su aliento en mi nariz... y despierto. Alzo mi cabeza y me doy cuenta de que tengo la respiración agitada. Volteo a mí alrededor y estoy en mi habitación, sola, a la mitad de la noche, con un frío recorriéndome el cuerpo. El reloj marca las 3:15. Entonces siento un vacío en mi corazón y lo recuerdo todo... no he visto a Justin en dos meses. Desde aquél día en el que mi hermano me notificó que había muerto. Y no logro entenderlo aún. Una lágrima cae por mi mejilla sin que pueda detenerla. Y otras más aparecen. Toda la humanidad y las personas que me rodean parecen normales, menos yo... yo estoy hundida en este profundo dolor que no me ha abandonado. Me propuse buscarlo porque mi madre me lo pidió. Pero no he sabido nada de él y cada vez más pienso que realmente falleció. Realmente se fue y me abandonó. La idea me destroza el corazón y me rasga el alma de nuevo. Si estuviera vivo... ¿Por qué no me ha buscado? ¿Por qué no lo he visto? He ido miles de veces a casa de Gates con esperanzas de que él esté ahí, pero jamás lo está. Gates también se ha hecho a la idea de que realmente murió... y todos creen que Hookman lo mató. Pero yo no lo creo. Quiero pruebas. ¿Dónde está su cuerpo? La policía está buscándolo y nadie ha sabido nada de él. Yo quiero aferrarme a que está vivo en algún lugar del planeta. Recuerdo haber hablado con Christian y Ethan y están desolados. Están acabados por su partida, han llorado también. Todos lo hechamos de menos. Bruce no me ha dicho nada al respecto pero ha sido mi hombro para llorar durante estos dos meses. Y no lo culpo, supongo. Pero se ha comportado extraño. Y vuelvo a pensar: Justin no pudo haberse ido... no sin mí. Me cala en lo más profundo de mí ser y me aferro a que las cosas no pueden terminar así. Él me prometió que estaríamos juntos para siempre. Era una promesa que ambos hicimos y me duele que esté esfumándose. Lloro con más fuerza y de nuevo este dolor me asfixia y no me permite respirar. Me abrazo a mi misma y cierro mis ojos, tratando de entender esto. Sé que lo amo y no quiero dejarlo ir. No estoy lista. Quiero gritarle al mundo que me ayude a buscarlo, pero nadie me hace caso. Creen que estoy loca por pensar que sigue vivo. Pero algo en mi interior me lo dice, siento que lo está, puedo sentir su palpitar como si fuera yo misma. Se refleja en mí y me punza el corazón como aquella vez en la que chocó y calló al acantilado. Y si realmente me abandonó... si realmente lo hizo, me juré a mi misma que no volveré a estar con nadie. Porque solo él me hacía sentir viva, me hacía sentir feliz, me hacía sonreír, me hacía creer en el amor. Él lo era todo. Me levanto de la cama, me pongo zapatos y suéter. Salgo lentamente y camino por el pasillo. Me dirijo a las escaleras y piso con cuidado para no ser escuchada. Salgo al patio de atrás de la casa y me acuesto sobre el césped, mirando hacia el cielo. Cierro mis ojos y vuelvo al pasado.

El Paso Final. 2tempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora