12. Matar y resucitar

636 39 0
                                    

Jade

Después de aquel día, de aquel beso con Jason, apenas podía sostener mirada con Dominique. Me dolía no decirle, puesto que él no me ocultaba absolutamente nada. Me rogó por un par de minutos y opté por decirle la verdad. Cometí un tremendo error. Jamás lo vi tan deshecho, y eso me partía por completo.

-¡Je suis stupide! -gritó-. ¿Qué demonios querías probar? -su hermosa voz estaba rota, y sus iris esmeraldas ardían de dolor.

Necesité dos horas para lograr tranquilizarlo del todo. Me sentía culpable y acabé por llorar junto con él. A mi desgraciada suerte, él se empezó a alejar, aunque era lógico. Salía solo, y se negaba a que yo lo acompañase, porque <<hacía frío y podía enfermar>>.

Así pasaron los días, hasta esa tarde que aún cala en mi cabeza: el día en que supe de la existencia de una vida en el vientre de Summer. No quería estar rodeada de malas vibras y el dolor en la mirada de mi... ¿amiga? Cuando nos cruzábamos, porque claro, estaba durmiendo en mi casa, mientras papá no está.

Sobaba mi mejilla cuando entré a mi habitación, más dolida sentimentalmente que físicamente hablando. Jamás me había pegado, ni siquiera en plan de juego, no tan duro al menos. Y el que no hubiese arrepentimiento en sus ojos, dolió más. Sí, quizás hice mal en decir esas cosas tan malas de Summer, pero estaba molesta. No tenían derecho a ocultarme algo así. Ella mi mejor amiga, y él mi único hermano.

Empecé a hacer mis maletas. Dormiría en la calle de ser necesario, pero por supuesto no será así, pues sé que de ser necesario me iría con alguna amiga, quizás Mary Rose. En ese momento, Dom llegó, y en cuanto abrió la puerta, di un salto.

-¿Qu'est-ce qui ne va pas? ¿Por qué tanto desorden? -preguntó, volviendo a su idioma de pronto.

-Hay nuevas -dije, aún acomodando mi ropa en las maletas-. Summer está embarazada -alcé mis cejas, y él rió.

-¡Es una gran noticia! -gritó, sonriente. Su risa decayó cuando miró mi rostro-. ¿N'est-il pas?

-Si hubiese sido yo la embarazada, Alex me mata, resucita y vuelve a matar.

-Es un adulto -dijo Dom, acercándose-.

-Y yo también lo soy, aunque menor que él. Pero soy más inteligente. Qué idiota.

Dom calló. Fue sabio, pues no quería discutir con nadie más en ese momento. Se inclinó y sacó de debajo de la cama unas maletas negras. Sus maletas negras.

-¿Me acompañarás? Creí que todavía me odiabas -hablé lento y con timidez, provocando en él una sonrisa.

-No te odio, mon amour -respondió, tomando mi cabeza y besando mi frente con delicadeza-. Ni podría odiarte.

-Lo que hice... No estuvo bien. Me odié a mí misma por causarte ese dolor tan horrible.

-Estuvo mal, sí. Pero recuerda: conozco su historia al derecho y al revés -dijo, y sus ojos se aguaron un poco, pero continuó-. Y te perdonaría que le dieras mil besos más.

Cerré mis ojos y sonreí.<< ¿Cómo me vino a pasar esto? ¿Cómo podría ser tan cruel con un niño tan dulce?>> Tomé su rostro, y abrí un poco mis ojos para lograr darle un beso a su respingada nariz. -No habrá más. Prometido.

-Ne promets pas -pidió, poniendo su dedo en mis labios-. Te creo. -Hizo una larga pausa, dejando un silencio agradable. De pronto, rió y alzó una ceja-. ¿Quisieras, tú, Jade Dankworth, escaparte conmigo a Francia?

Inverosímil sería decir que no acepté. Después de eso, y de mil mimos más, se encaminó a la puerta y pasó el seguro. Lentamente se acercó, retirando su camisa de una manera que solo él sabe.
No contaré el resto, ya que es obvio lo que sucedió. Sin embargo, luego de una larga vida, pude sentir lo que es el amor en todo su esplendor. Solo en ese momento.
Dominique dormía a un lado mío, abrazando mi espalda desnuda y yo solo clavaba mis ojos en la oscuridad. Estaba tras de mí, y sentía su respiración en mi cuello.
Un sentimiento de tristeza me invadió por completo. Jamás entendí lo que era el amor con Jason. Jamás, realmente. Siempre rápido y doloroso al principio. Lo que sentí con Domi esa noche, era amor puro. Decidí por fin que estaba tan tranquila y cómoda, que alejaría de mi mente a ese chico extra en mi cabeza, y me acurruqué por fin en los blanquecinos brazos de mi ex rizado novio francés.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora