Jason.
Anoche ha sido una velada de lo más maravillosa, y admito que todo fue una hermosa sorpresa por parte de mi hermana. Por mucho que me cueste aceptarlo, he llorado a mares en el servicio de hombres, tras haber escuchado su brindis, pero es algo que mejor prefiero seguir ocultando.
Ni siquiera hemos tenido el tiempo de poder tener intimidad, ya que la fiesta terminó muy tarde; o mejor dicho, muy temprano, y lo único que pudimos hacer, fue ir a nuestra nueva casa a tomar nuestras maletas, y encaminarnos al aeropuerto para tomar un vuelo que nos lleve directo a uno de los lugares más fríos del mundo; Alaska.
Yo tenía contemplada la típica luna de miel, en la que viajabas a Europa, o ibas a una playa del Caribe, pero Jade ha insistido con ir a un clima frío en extremo, en el que pudiéramos hospedarnos en alguna cabaña en el bosque, y por las noches ver algún espectáculo nocturno de luces en el cielo.
Mi esposa <<cuanto amo decir eso>>, no deja de removerse en su asiento mientras esperamos a que llamen para abordar nuestro vuelo, y es más que claro que muere de la emoción. Si la vieran, podrían confundirla con una niña pequeña. De pronto, abre los ojos tan grandes como puede, y deja su bolso a mi lado, y comienza a hablar algo alterada.
–Necesito comprar gomitas.—¿Qué?
—¿Ahora mismo?—Pregunto confundido.
—Es probable que sea la única cura contra la ansiedad.—Lleva sus manos a la cintura, poniendo cara de hacerse la lista.—Además no creo que vayas a soportarme así varias horas de viaje.
—El tenerte conmigo es un placer, por lo que no me afectaría nada de eso...—A quién engaño...
—Vamos... El que seamos recién casados, no quiere decir que no nos conozcamos.—Pone una sonrisa pícara.—Vas a querer lanzarte por la puerta de emergencia, una hora después de haber abordado. Lo sé.
Suspiro impaciente y derrotado, ya que posiblemente me haga reír en un principio, para luego tratar de convencerla de que tome una pastilla para dormir, y así pueda concentrarme en hacer lo mismo, y no desear salir disparado por los aires. Le tengo mucha paciencia, pero viajar me hace irritar muy fácilmente.
Tomo la mano de Jade, y le pido que se siente de nuevo a esperar a que nos llamen, para que yo mismo sea el que vaya y emprenda una búsqueda de gomitas en forma de oso por todo el aeropuerto.
Jade.
No me canso de repetir el día de ayer en largas y hermosas escenas en mi cabeza. Cuando me es posible despertar del efecto de aquella pastilla que Jason me obligó a tomar, pego mi frente en el vidrio de la ventanilla del avión. El rostro de Jason parece flotar en el cristal; duerme plácidamente, como todos en el avión. Muy lejos, el cielo se tiñe de un azul muy oscuro, y las estrellas brillan más que nunca. No dejo de pensar en los mil momentos que me hacen falta por vivir con Jason. Las mil sonrisas que puedo robarle, todos los besos y alegrías.
Sonrío a mis adentros y me giro hacia él, que tiene pegada su mejilla a mi hombro. Le doy un corto beso en su frente y siento cómo se acomoda con una cálida sonrisa. Si alguien pudiera verme diría que estoy completamente loca por mirar a Jason con tanto amor, pues es una sensación que inunda todo mi pecho y baja hasta mi estómago, dándome esos pequeños espasmos de emoción. Sonrío y vuelvo a pegar mi rostro al cristal frío. Siento cómo lentamente el sueño vuelve a invadirme, hasta que cada estrella desaparece de mi vista y por fin vuelvo a vivir en oscuridad.
Unas manos me mueven con cierta irritabilidad, y sé que se trata de Jason. Abro mis ojos a regañadientes y me giro a verlo sonreír. Un "hemos llegado" llega a mis oídos, y solo soy capaz de asentir y sonreír de vuelta. Tomo un poco de agua para despertar del todo, y puedo ver que el cielo está azul brillante y vacío de cualquier nube, pero con un extraño aspecto de frío colérico. Comienzo a pensar lo mucho que Alexander odiaría este lugar. Jason pega sus labios a mí sien y sonríe contra ella.
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Volverte a ver (inexplicable pt. 2)
Romance"Y entonces fue como si hubiese despertado. Era cómo estar flotando sobre el agua tibia y cálida. Cómo si mis ojos lo pudieran volver a ver". "Le presiono al botón de marcar, y me llevo el móvil a mi oreja, por primera vez en tanto tiempo, escucho q...