17. Ley de hielo

562 38 3
                                    

Alexander

En definitiva, la sangre se me congelo por completo, y no sabía con exactitud que era lo que estaba haciendo aquí, y porqué dejé a Summer sola en un hospital con nuestro bebé. Me quede en silencio durante una eternidad, mientras veía como Terry sonreía y me observaba a los ojos sin desviar su atención de mí.

-Me alegra demasiado verte.-Escuchar su voz por teléfono era una cosa, pero tenerla de frente y escucharla, era otra.

-Lo dudo.-Respondo frío, tratando de no reflejar algún tipo de emoción.

-Dudalo todo lo que quieras, yo sé que es verdad.-Ambos nos quedamos callados. Tiene la voz de "fácil", como diría Summer.-Cuéntamelo todo. ¿Qué ha sido de ti?

-Me parece algo patético que después de tanto tiempo decidas venir a buscarme, solo para preguntarme qué ha sido de mi.-Aprieto la mandíbula, al igual que mis puños.

-No es patético, pero el pasado es pasado, y me parece que nos hizo falta hablar sobre el tema y volver a llevarnos bien.

-Tienes razón. El pasado es pasado, pero te equivocas al pensar que podríamos llevarnos bien.

-Podríamos si tú lo permitieras.

-No creo poder. A demás, tengo novia.-Prefiero omitir lo del bebé, por el bienestar de todos, y sobre todo de Summer.

-No pienso interponerme.-Hace una pausa y se queda pensando en lo que va a decir a continuación.-Quiero que seamos amigos... Solo eso. Incluso podría conocerla y...

-Muy mala idea. Ella primero te mata, antes de querer conocerte.

-¿Tan serio es?-Pregunta algo burlona. Asiento y me levanto de la silla.

-Bueno, fue poco agradable esta conversación, pero debo irme, mi novia está en consulta, y debo...

-¿La dejaste por venir?-Eso fue como sentir un puñal en el pecho.

-No.-Miento y dejo algunos billetes en la mesa, para salir de ahí.

Me subo al auto, y golpeó varias veces el volante, maldiciendo su aparición en mi vida nuevamente. Siento como algunas lagrimas corren por mis mejillas, y no sé descifrar el motivo. Puede ser enojo o dolor. Tal vez ambos. Tomo mi teléfono, y marco repetidas veces a número de Summer, la cual no se digna en responderme. La entiendo, fue mi culpa.

Summer

Leo una y otra vez en la pantalla encendiéndose, el nombre de Alex marcándome. Que ni piense que voy a responder por haberse ido de esa forma. Cualquier urgencia podía esperar, o al menos esperaba me avisara de frente que debía irse, y no por medio de una enfermera. Camino maldiciendo mentalmente todo esto, sin fijarme realmente si paso empujando a alguien, hasta que choco con un hombre fornido, alto y atractivo.

-Lo siento.-Decimos ambos.

-No. Yo lo lamento, vengo molesta y no me estaba fijando en el camino.

-En realidad... Ahora que lo pienso, fue un placer haber chocado contigo.-Dice el chico sonriéndome y contemplándome.-Soy Oliver.-Extiende su mano hacia mi, y me quedo mirándola por algunos segundos, hasta que decido estrecharla.

-Summer.-Digo por fin, soltando un suspiro frustrado.

-¿Todo bien?-Asiento poco convencida.

-Sí... Yo... Debo irme, llego tarde a algo, en verdad disculpa.

-No hay problema.-Se hace a un lado para dejarme libre el pasillo, y yo le agradezco con una sonrisa cortés.

Oliver

Tomo mi teléfono y marcó el número que me sé perfectamente de memoria. Espero un par de timbres, hasta que ella responde.

-He conocido a Summer. Choqué por casualidad con ella, y debo decirte que luce hermosa. Bueno, al menos espero sea la chica que buscamos. Te veo ahí.

Cuelgo y cambio mi camino hacia la salida del hospital. Pido un taxi, y este me lleva exactamente al lugar que deseo. Un edificio algo viejo, formado por ladrillos y de unos cuatro pisos, es el lugar perfecto si quieres pasar desapercibido, y deseas no pasar las noches en la calle. Es barato el alquiler de un departamento, aunque el espacio es pequeño, y tiene varias fallas en las tuberías y algunas veces en el calentador.

Tocó a la puerta número 3 y enseguida llega una chica castaña con aires de grandeza a abrirme. Camina en unos tacones tan altos, que aveces me hace pensar que podría trabajar por las noches, y ganar mejor que de cajera de una tienda de ropa. A demás, de que casi todas sus ganancias las gasta en sus caprichos de moda.

-¿Entonces la viste?-Pregunta llena de intriga. Suelto un suspiro y me encojo de hombros.

-No creo que sea demasiada coincidencia encontrar a una mujer con el mismo nombre, en un mismo lugar. Quiero suponer que es ella.

-¿Cómo es?-Pongo los ojos en blanco.

-Te lo resumiré en una palabra. Es hermosa. Sumamente hermosa a decir verdad. Creo que ha mejorado bastante sus gustos.-Ella hace una mueca de desagrado.

-¿A ella también te la piensas tirar?-Eso me hace soltar una carcajada.

-No creo poder siquiera. Ella no se ve tan fácil.-Intenta soltarme una bofetada en el rostro, pero detengo su mano en el aire.-Ni te atrevas, o tu plan de volver con Alexander Dankworth se te va a ir a la basura, Terry.

******
Alexander

Sigo dándole vueltas en la cabeza, la reaparición de Terry esta tarde, cosa que en verdad me perturba. Llego a casa de Summer, y me encuentro a Jason bajando las escaleras. Al parecer me veo perturbado, o habría pasado desapercibido ante su mirada.

-Parece que viste a un fantasma, ¿todo bien?

-No vi a un fantasma... Pero sí a Terry.-Jason ahora luce tan sorprendido y confundido como lo estaba yo al recibir su llamada.

-Terry... ¿Terry Williams?-Volteo hacia lo alto de la escalera.-Ella no está en casa. De hecho creo que venias con ella.

-Sí... Ella, Jason.-Se lleva las manos a la cabeza y niega al mismo tiempo.-Yo tampoco puedo creerlo. Ella me llamo mientras estábamos en consulta, y cometí el pequeño error de dejar a Summer para ir a ver lo que quería.

-Perdona que me ría... Pero que idiota eres.-Suena burlón, y eso comienza a irritarme.-La dejaste por ver a tu ex. La ex. Sabes que no te lo va a perdonar, ¿cierto?

-Y yo debería seguir queriendo romperte la cara por lo que hiciste, pero sin embargo, eres el único que sabe de todo esto. Le dije a Summer que había una emergencia familiar, y eso debe creer.

-¿Piensas mentirle?

-Al menos por ahora. Quiero pensar que Terry fue cosa de un momento, y no va a volver a buscarme.

-Hablas como si no la conocieras.

Y tiene razón, ella no se rinde hasta obtener lo que quiere, así pase por encima de todos hasta alcanzar su objetivo.

-Entonces... ¿Qué es lo que quiere?

-No tengo la menor idea, pero pronto lo descubrirás.

Entonces el abrir y cerrar de la puerta de entrada, nos interrumpe y obtiene nuestra atención. Summer llega aventando las llaves de su casa a un pequeño recipiente de vidrio en la mesita del recibidor, para luego verme herida y pasar ignorando mi existencia por completo.

-Summer, déjame explicarte.

-¿Haz escuchado algo, Jason?, me parece que era el viento soplando.

Si creí que ya era suficiente dolor en el día por haber recordado viejos tiempos, la ley de hielo aplicada por mi novia, es aún peor.


Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora