19. De vuelta al infierno

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Terry

-No sabes la envidia que le tengo a ese ingenuo.-Dice Oliver aventando su reproductor de música al sillón.

-¿Hablas de que entonces me ayudarás?-Pregunto emocionada y llena de esperanza.

-Claro que lo haré. Ni siquiera notará que fue lo que lo golpeó.

-Me parece maravilloso saberlo.-Me pongo a rodearlo, mientras acaricio su torso de forma seductora conforme avanzo.-Vaya, vaya... Creo que alguien está celoso por lo que no puede tener.

-Puedo tener lo que quiera. Tú... No tanto, o no vivirías en esta ratonera. -Mi cara transmite enfado.

-Porque no me dejas pasar la noche contigo.

-Terry, el que te vaya a ayudar con tu patética idea de quedarte con Alexander, no quiere decir que me agrade pasar el rato contigo.

-Antes no te parecía así.

-Antes te abrías a cualquiera, y yo simplemente quería diversión.

-Vete de aquí.

Pone los ojos en blanco y se encoge de hombros restándole importancia a mi desagrado ahora mismo. Se va sin decir algo más, y me deja sola parada en medio del espantoso lugar en donde vivo. Mis padres me abandonaron hace mucho, pidiéndome que no volviera a pisar mi casa, después de haberse enterado de que estaba embarazada por segunda vez.

Ninguno de los embarazos fue viable, pero eso fue suficiente para que todas las personas en mi vida me dieran la espalda y otorgaran un título bajo y desagradable, aunque tal vez al final siempre han tenido razón, pero voy a demostrarles que puedo estar en la cima. Una cima mucho más alta que en la que haya podido estar cualquiera de los que me han juzgado, y ese camino se llama Alexander Dankworth.

*******
Jade

Volvía de casa de Summer, quien había estado en efecto molesta con mi hermano debido a su ausencia pero, aunque ella no quisiera explicaciones, yo sabía que debía haber una razón lógica. Entré, pero la puerta no tenía llave, cosa extraña. Había un verdadero desastre: ropa por doquier, platos rotos e incluso los sofás de la casa estaban descolocados y parecían haber sido lanzados. Corrí escaleras arriba y busqué con la vista algún indicio de lo sucedido, y vaya que lo encontré.

En la habitación de Alex, había una sombra parada junto a la ventana, encorvada y parecía abrumada. Me acerqué, temiendo que alguien hubiese entrado a la casa, pero no fue así.

-Alex? ¿Qué diablos hiciste? -pregunté, acercándome y observando cada movimiento que realizaba.

-Lo lamento -respondió, pero le miré consternada.

-¿Sólo eso? Explícame -me crucé de brazos, y mi hermano se irguió de inmediato.

-Terry Williams es lo que pasa, maldición -gritó. Pude mirar por primera vez que llevaba un suéter manchado en las mangas, y eso me partió el alma.

Gritaba, y caminaba de un lado a otro en su habitación pateando y lanzando todo a su paso. Cerré mis ojos y me dejé caer en la cama. Era casi imposible que Terry nos hubiera encontrado al otro lado del mundo, pues si nos fuimos de Estados Unidos fue precisamente por ella y el daño que le causaba a mi hermano. Durante dos años le hizo la vida imposible entre rencores, manipulaciones. Mi hermano comenzó con sus problemas por su culpa principalmente.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora