49. "Hacemos un trato"

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Jason.

Jade no parece percatarse de que algo posiblemente no va bien, pero yo sí que me doy cuenta que los minutos que la doctora se ha ido, se me han hecho profundamente eternos. Mi pie comienza a golpetear el suelo, y me trueno los dedos una y otra vez. Miro mi reloj casi cada quince segundos, hasta que escucho abrirse la puerta. Me levanto de mi asiento de un brinco, y ya me dispongo a exigir explicaciones.

—¿Por qué tardó tanto?

—Tan sólo he tardado unos cinco minutos.—Jade asiente hacia mí como si estuviese loco.—He traído a uno de los obstetras más reconocidos a nivel nacional.

—Doctor Lerman.—La doctora que ha atendió antes de Jade, hace un movimiento de cabeza para indicarle que se acerque a mi esposa.

—¿Y para qué necesita de alguien más solo para ver cómo se encuentra nuestro bebé?—Jade niega con la cabeza hacia mí, suplicándome en silencio que no sea impertinente.

Todos en el consultorio ignoran mi cuestionamiento, y observó a detalle que el doctor no se atreva a ponerle un dedo en algún lugar incorrecto a mi mujer. Después de un rato deja de mover el ultrasonido sobre Jade, y él asiente hacia la doctora.

—¿Alguien podría explicarme lo que pasa?

Jade se limpia los residuos de gel sobre su abdomen, y se recoloca la ropa. Nos piden tomar asiento, y yo no me siento con la tranquilidad de hacerlo, pero la mano de mi esposa me pide con una caricia que lo haga.

—¿Todo va bien con el bebé?—pregunta Jade. Ni siquiera nos han dejado ver nada.

—Psicológicamente... Sí.

—¿A qué se refiere con psicológicamente?

—A que no hay bebé.—Dice Jade en voz casi inaudible.

—Así es, Jade.—Afirma con mucho pesar la doctora.

—Explíquenme.—Ruego.

—No es un embarazo real. Jade tiene un embarazo psicológico.—No, no, esto no es lógico.

—No, no puede ser. Ella no tiene el periodo, tiene síntomas... La prueba ha salido positiva.

—En casos así, la mujer suele tener alteraciones hormonales, que hacen que el organismo nos haga pensar que hay un embarazo, cuando en realidad no es así. Eventualmente le vendrá el periodo cuando asimile las cosas.

—Es que no es posible. Son unos incompetentes.—Me he descolocado, y Jade sigue sin decir nada.

—Podríamos hacer una prueba sanguínea para dejarlos tranquilos.

—No, ya déjalo estar, Jason.—La voz dulce que solía tener Jade, se ha ennegrecido, y está llena de frialdad.

—Son jóvenes. Demasiado jóvenes. Dijeron que solían ser precavidos al tener relaciones, así que estoy segura que si llevaran a cabo un embarazo planeado, no cabría duda de que lo lograrían. Ahora voy a recetarle unas vitaminas que...

Luego ya no escucho ni mis pensamientos, más que mi respiración y el latir de mi corazón que se acaba de romper en pedazos. Abrazo a Jade, pero ella no hace lo mismo conmigo. Me sonríe en cuanto salimos del consultorio, y estoy estupefacto porque me esperaba que se soltara a llorar entre mis brazos, no que sonriera.

—Algo no va bien.

—Me siento como una estúpida por haberles dicho a todos que seriamos padres.—Dice riendo, y sé que se está desmoronando por dentro.—Debí haberte hecho caso cuando me dijiste que no me apresurara con las cosas.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora