48. No todo es seguro

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Alexander.

Es estúpida la idea que me ha surgido de repente. Es cero posible que Summer pueda estar embarazada de nuevo, aunque evidentemente el solo pensarlo ya me alarma. No puedo asegurar que sea mío, ya que las mujer se suelen ser más discretas con su vida íntima, y no tengo idea de si haya sido el único con el que ha estado el último mes, por lo que la otra opción sea quien menos deseo. Moriría en el segundo que supiera que Summer está embarazada de Keith, casi literalmente.

Tras tener un encuentro en el frente de su casa, pasamos a un sitio más cómodo como lo es su cama. Siempre me ha gustado respirar su aroma impregnado en las sábanas, pero ni eso hará que me olvide de lo que he estado pensando los últimos minutos. Summer se encarga de hacer el trabajo desde arriba, mientras yo sigo cavilando, hasta el punto en que ya no me puedo guardar mis pensamientos.

—¿Estás embarazada?—Suelto jadeante, y siento como Summer baja la velocidad de sus actos.

—¿Qué?—Pregunta restándole peso a la situación.—¿Acaso me estás diciendo gorda?—Su tono de indignación, me hace creer que realmente solo son ideas mías, pero no me convence del todo.

—Algo diferente tienes, y solo...

—¡Calla, Alexander!—Dice desesperada, volviendo a su velocidad de antes.

*********
No me tomo ni el tiempo ni la molestia para quedarme a acurrucarme a su lado, cuando ya me encargo de volver a tomar mi ropa y vestirme con ella. Summer tampoco dice nada, y eso me hace pensar que tal vez una relación de amigos con beneficios no nos vendría mal a ninguno de los dos, pese a que sigo con mis dudas sobre mi pregunta de hace un rato.

—Perdona mi falta de caballerosidad, pero no me apetece mucho quedarme a llenarnos de mimos.—Ella parece tan tranquila, que me asusta el que no me haya aventado lo primero a su alcance. Incluso yo me he golpeado mentalmente por decir dicha barbaridad.

—Cómo quieras, Alexander. Yo estoy perfectamente así, por lo tanto no tengo inconvenientes en que te marches.—Estoy tan sorprendido, que podría dejar a un lado al idiota que he estado siendo para pedirle una explicación ante tal descaro.

—¿Qué pasó con la chica sensible que antes de decir eso, me hubiese golpeado hasta cansarse?—Pone los ojos en blanco, y alza una ceja con cierta seducción en su mirada.

—Quieres divertirte. Yo también. ¿Eso tiene algo de malo?—Niego con la cabeza perplejo, pero hago un intento para no demostrarlo.

—Me parece perfecto.—Digo,con el mismo tono frío que me he estado cargando.

Tomo por fin mi chamarra, rogando que haya una parte de mi chica dulce escondida por ahí, y me haga entrar en razón con todo lo que hago últimamente, pero eso no es así. Salgo de su habitación, y aún sigo esperando a que se arrepienta de seguirme el juego, pero eso nunca sucede.

Summer.

Cualquiera pensaría que estoy demente al entrar en el mismo hoyo negro que Alexander, y dejarme llevar por cosas que no son tan buenas como deberían, pero todo tiene una finalidad aunque no lo parezca.  Sé lo que su mirada rogaba antes de partir, y era que le diera esperanzas.

Pudo haber cambiado su tono de voz a uno de desinterés y frialdad, pero a mí no me puede engañar. Sé que todo esto lo hace para llamar mi atención, y simplemente le ruegue que vuelva a ser el hombre que amo, pero no puedo pedir esto, cuando ese hombre es y seguirá siendo el mismo. Su corazón es tan noble, que en cualquier segundo va a desistir con su intento de rebeldía, y va a entrar en razón sin que yo tenga que influir; o eso es lo que quiero pensar.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora