4. El camino de la luz

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Alexander

El resto de la noche la pasamos escondiéndonos de todos. Ignoré cada llamada de mi hermana, Summer las de Jason, y es que el momento simplemente era perfecto. Por un momento la tristeza invadió mi pecho, y creí que era uno de esos sueños que te juegan malas pasadas, pero Summer pareció leer mi mente, pues se separó un par de segundos de mí, y dijo con suavidad y una bonita sonrisa en sus labios <<Yo también lo he pensado, pero no es un sueño>>.

Continué besándola lento y con mucha suavidad. Quería recordar cada caricia de mis labios hacia los suyos y viceversa. Para ser sincero, creí que iba a tener que sudar sangre para que pudiera volver a tener su atención, o mejor dicho su amor.

Cuando por fin nos atrevimos a dejar los besos de lado, Summer comenzó a derramar un mar de lágrimas, lo cual comenzó a asustarme sin duda. Ella se aferró a mí en un abrazo, y rápidamente podía sentir el agua traspasando mi camisa.

-No tienes ni una mínima idea de lo mucho que te necesitaba.-Repite una y otra vez entre sollozos, y no puedo dejar de repetirme mentalmente que he tomado la decisión correcta al haber vuelto, aunque quién sabe, quizás con el tiempo hubiese podido salir del hoyo en que la metí.

-Shh... Shh.. Yo también te necesitaba. Necesitaba volver a sentir que aún existía.

Y vaya que era así. Pasé meses llenos de soledad y tristeza, en los que una foto de Jade y Summer ya no eran suficientes para mí. Creí poder con la decisión que había tomado, pero cada segundo que pasaba todo se hacía más difícil para mí, nublándome la realidad que había a mi alrededor, haciéndome creer que en algún momento iba a desaparecer, y nadie más podría verme de nuevo.

Summer

Nada, absolutamente nada, había logrado reconfortarme cómo lo han hecho los brazos y el cuerpo cálido de Alexander. Buscaba alternativas para desviar mi cabeza de todo, cómo viviéndomela estudiando, escribiendo cosas en un diario, pero ignorando pequeñas locuras que llegué a hacer en cuanto se fue; entre ellas, el beber hasta terminar en el suelo de mi habitación llorando, deprimida y con un vacío inllenable, golpear las paredes, e incluso llegué a pensar en la posibilidad de auto lesionarme, pero supongo no soy lo suficientemente valiente para lastimarme de esa manera.

*****
En un par de días, la tarde se volvió lluviosa, y no había de otra más que quedarse en cama, ver una buena película, tomar chocolate caliente, y comer algo de palomitas. Mientras me recostaba sobre el pecho de Alex, puedo escuchar el tintineo de la lluvia cayendo sobre la ventana, insistiendo en arrullarme con su dulce cantar del agua corriendo.

Poco a poco siento como mis ojos pesan, pero eso no es lo que me preocupa, sino que de momento, siento cómo el corazón de Alex comienza a acelerarse una y otra vez más rápido. Tal vez algo lo tiene un poco alterado, o quizás lo que desea preguntar es lo que lo está atormentando.

-¿Qué pasó todo este año?-Pregunta temeroso, y por mi parte frunzo el ceño.

-¿A qué te refieres?-Respondo con otra pregunta.

-A cómo te tomaste cuando supiste que...o creíste que estaba muerto.

-Bien... Supongo que pasé toda una semana con llanto desgarrador. Cuando salía en auto, pasaba el trayecto entero llorando, gritando cosas que me hubiese gustado decirte. No quiero hablar de cosas fatalistas.

-Nunca voy a perdonarme lo que causé.

-Deberías hacerlo. Yo ya te he perdonado.

-Siempre dices lo mismo.

-Porque te a... Quiero, y no me gusta guardarle rencor a personas importantes para mí.. Además, algo en mí me decía que seguías con vida.

-Supongo que lo sentías de corazón.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora