26. Te estás enamorando

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Summer.

Cuando apenas un rasguño casi invisible apareció en mi muslo, aventé la pequeña navaja para perderla de vista, y volver a tirarme sobre el piso frío y mojado, para acompañar mi tristeza nuevamente con lágrimas.

Después de mucho rato dentro del baño, escuché a Alex tocar la puerta, lo cual solo hacía que sintiera la destrucción de mi interior aumentando y acabándome poco a poco. Siempre he sido una chica que se ha dado su lugar, y que nunca ha dejado que le vean la cara, pero tal vez ahora lo mejor para mí y para esta relación, sea ignorar lo que he visto esta tarde, y hacerme la ciega fingiendo que no puedo ver la realidad.

El ruido de un puño tocando la puerta cesa después de un rato, y escuchar la voz de Alex suplicando que lo deje pasar o tiraría abajo la puerta.

Seco mis lágrimas, y me pongo la sudadera gris que me he olvidado colocarme antes. Trago saliva con dificultad, para luego salir llena de temor y darme cuenta de que no hay nadie más allí fuera en la habitación. Me encuentro sola, por lo que volteo a mirar a todas partes buscando señales de Alex, las cuales no llegan en ningún momento.

Me acerco a la cama, y aprecio un pedazo de papel rasgado de alguna de mis libretas, con la legible letra de Alex en él. Lo tomo entre mis manos, y leo en él una corta frase: <<vuelvo en un rato>>. No sé de qué manera tomarme ese mensaje, por lo que simplemente me encargo de hacer bola el pedazo de papel, y tirarlo al cesto de la basura.

Me tiro sobre mi cama, y jalo el edredón para enrollarme en él, y aunque parecía que no iba poder conciliar el sueño en toda la noche, no tardé demasiado en quedarme profundamente dormida, pero, con la sensación de hacer algo al respecto para sacar todo el dolor dentro de mí.

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Jade.

Solo era cuestión de tiempo para volver a revivir mis más profundas pesadillas; aunque todo dependía de la forma en que me lo tomaría a continuación.

Tras una conversación lo más rápida que me fue posible de llevar, y tomé mi orden, ignorando la petición de Tomas de verlo nuevamente con tiempo, y ponernos al día de todo lo que ha pasado en mi vida; en especial acerca de la persona con la que tenía planeado casarme, ya que es claro se dio cuenta de la piedra brillante que resaltaba mi dedo.

Todo el trayecto de anoche a casa, fue tan lento y en cámara lenta, que rogaba porque el día terminara y no acabara de perder la cordura y estabilidad emocional que había logrado conseguir en este tiempo; o al menos desde la última vez que vi a Tomas en uno de mis viajes.

Todo rastro de apetito que hubiese podido tener, se desvaneció con mis ganas de sentir un cuerpo cálido cerca de mí. Sé que Jason no tiene la culpa de todo lo que me ha tocado vivir en su momento, y de los fantasmas con los que todavía cargo y no consigo dejar, pero lo mejor será que me aleje de él físicamente por un tiempo.

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Oliver.

—¡Ibas perfecto!—Exclama, o mejor dicho, grita Terry.—¡¿Cómo no pudiste terminar de emborracharla?!

—¡Porque no soy un maldito asesino!

—No ibas a matarla, no seas idiota.

—No a ella, pero, ¿si recuerdas lo de su embarazo?—Se queda callada durante varios segundos, hasta que se encoge de hombros.

—Haz lo necesario para llevar esa relación a la quiebra.

—Ya no estoy seguro de querer seguir destruyendo a alguien que no lo merece.—Hago una breve pausa.—Debiste haberla visto. Estaba llena de tristeza, y parecía que el mundo se le venía a abajo.—Abre los ojos muy grande, y enarca sus cejas delineadas de café.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora