54. Lo he conseguido

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Alexander.

Pies hinchados, calores infernales todo el día, micciones constantes, hambre insaciable, olfato súper desarrollado, insomnio, y gracias al cielo no le ha tocado la peor parte de tener nauseas o ya sería demasiado.

Tal vez no sea la mejor parte de todas, pero que aveces el deseo de Summer se eleve demasiado me encanta, aunque esta vez intento por hacer un gran esfuerzo y no hacerla sentirse desplazada, además de no ser tan sobre protector respecto al tema del bebé de que debí cuidarla, porque no quiero que vuelva a pasar lo mismo que antes.

Tras haber dejado descuidado el trabajo en la oficina, he tenido que volver a tomar mis responsabilidades de siempre, y no era consciente de lo mucho que soy necesario en la empresa hasta que vi la pila de documentos y la cantidad de asuntos pendientes que tenía que pendientes. Prácticamente he tenido que dormir en el sillón de mi lugar, o llevar trabajo a casa, o sé que jamás podría ponerme al corriente de todo en tiempo.

Tengo cerca de una hora que me he decidido asignar para hacer algo importante, en lo que a penas y va incluido el comer algo con rapidez, pero necesito acabad ciertas dudas que si yo no busco la forma por responderlas, sé que Summer no lo hará. Me cercioro de asegurar una cita con su médico en una hora, engañando a mi novia con una sorpresa a algún sitio, que no será más que una consulta que ella prefiere evitar, pero yo no.

*****
Esta es la mentira más grande que... <<No, está no es la mentira más grande que le he hecho, pero eso no importa>>. Vendo los ojos de Summer en cuanto paso por ella a su casa, y me siento terriblemente culpable por la decepción que la haré pasar en un rato, pero no me ha dejado de otra. Su vientre cada vez es más notorio, y sin duda siento como el corazón se me llena de emoción al saber lo que crece dentro de él.

Aparco en un sitio lo más cercano a la entrada del hospital, para posteriormente ayudar a Summer a bajar del auto con cuidado, y conducirla a ciegas al interior de la clínica. Todo parece ir bien, aunque parece comenzar a inquietarse, y solo espero que nada me delate o podría salir huyendo y yo tendría que tomar medidas que no deseo tomar.

—Doctor Galet, se le solicita en la sala de cirugía del tercer piso.—Me tenso de repente, y siento como Summer lo hace también. De acuerdo, va a querer matarme. Ella se safa de mi agarre, y se quita la corbata que le he opuesto alrededor de la cabeza.

—¡No puedo creer que hayas sido capaz de traerme a aquí!

—No entiendo porqué podría darte miedo el asegurarnos de algo como esto.

—Pues solo preferiría saberlo hasta el momento del parto, es todo.—Da media vuelta, y a pesar de que está muy decidida por salir huyendo de ahí, yo la agarro de la muñeca con suavidad, para luego cargarla sobre mi hombro como si fuera un bulto de harina.—¡Bájame Dankworth!

—No hagamos una escena más grande aumentando tus gritos, Summer.—Me da patadas en el abdomen y puñetazos en la espalda, pero por mucho que ella haga un berrinche como ese, no pienso bajarla hasta saber que no tendrá a donde correr.

—Te odio, te odio...

—Sé que me amas.

—Deja de tentar tanto a tu suerte.—Amo cuando se enoja.

Sigo escuchando todo el trayecto hasta el consultorio del doctor una gran cantidad de reclamos, los cuales prefiero ignorar y dedicarme a que nos permitan pasar rápido, o no sabré cómo controlar a mi novia por mucho más tiempo.

Volverte a ver (inexplicable pt. 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora