Capitulo 3

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**** PARA MAYORES DE EDAD***  Aquí comienza la acción espero les guste....

En el momento que Ana sintió la calidez del brazo de Christian en su mano,algo en su interior se agitó. Le miró de reojo y comprobó que él también la estaba mirando.

Por su parte, Christian sonreía orgulloso mientras comprobaba cómo el personal masculino de la sala le miraba con envidia por llevar colgando del brazo a semejante belleza. Cuando su mirada gris se encontró con los azules ojos de ella, sintió que se le erizaba el vello de todo el cuerpo.

Llegaron a la barra y, tras preguntarle a Ana y a su hermana Kate que querían tomar, le indicó a un camarero que se acercase a ellos. Mientras les servían las bebidas, varias chicas saludaron a Christian y Martín, lo que no gustó nada a las dos hermanas, y aún más al ver con la familiaridad que ellas los tocaban y como se insinuaban a pesar de ver que ambos jóvenes estaban en compañía femenina. Pero los chicos se deshicieron rápidamente de las intrusas y volvieron a centrar su atención en Ana y Kate.

—¿Tienes cuenta aquí?—le preguntó Ana a Christian, al ver que el camarero después de dejar las bebidas en la barra, se retiraba sin cobrarles nada.

—Podría decirse que sí.—contestó él con una sonrisa—Soy V.I.P.

—¡Qué presumido!—respondió Ana con desdén.

—¿Tienes algo en contra?—le dijo Christian serio.

—Los niños de papá son todos unos estirados. Ya me lo pareciste cuando te vi en la gasolinera.—comentó Ana mirándolo a los ojos.

—Por tus comentarios deduzco que no vives en el barrio de Pioneer Square. Mira, si no te gusta la jet set no deberías haber venido a esta discoteca. Además, ¿conoces a muchos niños presumidos, como dices tú, para saber si estás en lo cierto?—le preguntó él picado.

—De momento, sólo a ti y a tu amigo.

—¿Y te parecemos estirados?—preguntó Christian, mirando a Martín, que a espaldas de Ana hablaba muy acaramelado con la hermana de ésta y ella parecía encantada de la vida.

—Tendría que conocerlos un poco más.—dijo Ana retándole con la mirada. En ese momento, Martín agarró de la mano a Kate y al pasar por al lado de Christian, le susurró al oído:

—Vamos al reservado. Kate le guiñó un ojo a su hermana y con una tonta sonrisa, siguió a Martín hasta donde él la llevase. Le daba igual si era al fin del mundo. Ese chico le había gustado mucho y pensaba disfrutar de la noche junto a él. Ana se quedó mirando como su hermana se alejaba con el amigo de Christian y cuando desaparecieron de su vista, le preguntó a éste:

—¿Qué es eso del reservado?

—Un lugar, en la planta superior de la discoteca, para que la gente esté más tranquila charlando o haciendo "otras cosas". Christian le dirigió a Ana una sonrisa pícara al decir las últimas dos palabras.

—¿Y puede acceder cualquiera?—preguntó Ana con curiosidad.

—No. Solo los V.I.P. O mejor dicho, sólo Martín y yo.

—Así que, ¿es una especie de picadero, eh? Deben ser muy amigos del dueño para que les deje un sitio así sólo para ustedes.

—Sí, no te imaginas lo amigos que somos del dueño.—comentó Christian riéndose y mirándola con deseo continuó—¿Quieres subir a verlo o soy demasiado presumido y estirado para tu gusto? Ana se acercó más a él y poniéndose de puntillas le susurró al oído:

—Enséñamelo y hazme cambiar de opinión respecto a los niños de papá.

Al tenerla tan cerca, Christian pudo comprobar que olía tremendamente bien y sentir su pecho pegado al cuerpo de ella le encendió tanto que sin pensarlo, puso sus manos en la cintura de Ana y le devoró los labios. Ella correspondió a su beso echándole los brazos al cuello y apretándose más contra él. Cuando se separaron para tomar un poco de aire, Christian la cogió de la mano y tiró de ella hacia las escaleras que conducían al piso de arriba. El corazón le latía con fuerza y, sin que Ana lo notase, tuvo que acomodarse la erección que tenía en ese momento en el interior de sus pantalones.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora