Capitulo 20

5.7K 422 7
                                    

 Todo es de tu talla. Hablé con tu hermana antes de comprarlo para saber tu talla.

Ah, y en el baño tienes los cosméticos que usas normalmente, tu perfume, cepillo de dientes y demás.

Ana estaba alucinada. No se podía creer que Christian se hubiera

molestado en comprar todo eso para pasar un fin de semana con ella.

Se acercó a él y dándole un beso le dijo:

—Muchas gracias, pero no tenías que haberte molestado. Podría haberme traído una pequeña mochila con mis cosas.

—No es por alardear, Ana, pero me sobra el dinero y ¿qué mejor

manera de gastarlo que comprarte todo lo que necesites para cuando estés aquí conmigo? Además, no te imaginas cuánto he disfrutado mientras iba a las tiendas, pensando en ti, en lo que me gustaría que llevaras puesto y en quitártelo luego—la besó de nuevo.

—Creo que es demasiado, Christian.

—¿Pero qué dices? Hubiera comprado muchísimas más cosas de las que ves. Siento la necesidad de mimarte. No quiero que te falte de nada.

—Pero...—comenzó a decir Ana y Christian poniendo un dedo sobre sus labios, la silenció.

—Shhhh, no digas nada. Acéptalo y ya está. Quiero que pasemos

mucho tiempo juntos. No sólo este fin de semana. Y acostúmbrate a mis regalos, porque te haré muchos más.

—Me vas a malcriar. —dijo Ana sonriendo.

—Bueno....para eso soy un ricachón, idiota estirado, a ver...¿qué más?

— Sangron, chulito de discoteca, niño de papá....—continuó

— Ana mientras se acercaba a él para besarle— Gracias por todo. De verdad.

Cuando terminaron de cenar la exquisita lasaña que Matilde les había dejado preparada, Ana le preguntó a Christian si esa noche tenía que ir a la discoteca a trabajar, y éste le informó que Martín se ocuparía de ello, así que tenía la noche libre.

—¿Quieres que vayamos a algún sitio o prefieres que nos quedemos aquí? Por tu cara, veo que estás cansada. Quizá te apetece ver una película tranquilamente en casa.

—Tienes razón—dijo Ana—Estoy agotada. He madrugado y todo el día trabajando....Además, me ha secuestrado un obseso del sexo que me ha follado varias veces durante la tarde y....

—¿Obseso del sexo? —preguntó Christian divertido.

—Perdón, perdón, Dios del sexo.—se carcajeó Ana.

—Eso me gusta más, cielo.

La cogió de la mano y se la llevó a los labios para besarla en el

dorso.

—Elige una peli y espérame en el sofá. Recojo todo esto y enseguida voy.—le dijo Christian.

—No, espera, te ayudo.

—No. Estás cansada. Deja que yo me ocupe, por favor.—y le dio un tierno beso en la frente.

Ana se puso a mirar los DVDs que tenía Christian. Había de todos los tipos. Desde los grandes clásicos hasta títulos más modernos.

Comedias románticas, de acción, terror... Eligió "Dirty Dancing". Siempre le había gustado esa historia.

Cuando Christian se reunió con ella en el sofá, comenzaron a ver la película, pero a los pocos minutos Ana se quedó dormida.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora