Capitulo 9

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Pues ese pijama que llevas, no es adecuado para una princesa.—comentó Christian riendo.

Ana se miró el pijama que se había puesto. Era el de Pepa Pig que le había regalado su sobrina en su último cumpleaños. Creyó que se iba a morir de la vergüenza. Ante ella estaba el imponente Christian que parecía recién salido de un catálogo de moda y ella allí, con un pijama de dibujos infantiles y una corona de juguete en la cabeza.

Christian contempló a Ana con el gracioso pijama que llevaba y pensó que, aún así, estaba hermosa. El pelo recogido en una trenza, con las florecillas de juguete entremetidas en ella, y la corona le quedaba realmente bien. Si hubiese llevado un disfraz como el de su sobrina, habría pasado totalmente por una princesa medieval.

Ana se quitó la corona de la cabeza e ignorando el comentario de Christian, se adentró en la cocina para continuar preparando la pizza. La pequeña Mia le tomó de la mano y le rogó que jugara con ella. Le condujo hasta el sofá, mientras Ana les vigilaba desde la barra que separaba la cocina del salón. Al ver cómo su sobrina se reía con Christian, se relajó. Metió la pizza en el horno y se reunió con ellos.

—Tú serás el príncipe azul de mi tita Ana. Tienes que darle muchos besos, porque eso es lo que hacen los novios, ¿verdad tita?

—Mia, Christian y yo no somos novios.—le contestó Ana mirando a Christian de soslayo, que sonreía a la niña.

—¡Jopeta! ¡Me estás fastidiando el juego, tita!—exclamó la pequeña enfurruñándose.

Christian soltó una sonora carcajada al oír la expresión que había dicho la sobrina de Ana y su cara de enfado. Hasta en ese gesto de malhumor era igual que su tía.

—Nunca había oído eso de "jopeta".—dijo Christian sin parar de reír.

—Mejor que diga eso a cosas peores. —le contestó Ana contagiada de su risa.

—Pues todos los niños de mi clase la dicen.—intervino la niña.

—Es que yo hace mucho que dejé de ir al cole.—le respondió Christian a la pequeña—En mis tiempos eso no se decía.

—¿Cuántos años tienes?—preguntó Mia.

—Veinti Nueve.

—¡Qué viejo! —exclamó la niña, haciendo que Christian se carcajease de nuevo.

—¡Mia!—la regaño su tía—Eso no se dice.

—No te preocupes—contestó Christian sonriendo— No me importa.

—¿Seguimos jugando? —dijo la niña— Venga tú serás el príncipe azul de mi tita Ana y acabas de rescatarla de la malvada bruja, así que la tienes que besar.

—Mia.....—comenzó a quejarse Ana.

—¡Jopeta, tita! ¡Que eso es lo que hacen los príncipes!

En ese momento, el horno comenzó a pitar. La pizza estaba lista. Ana se levantó de un salto y poniéndose unas manoplas de cocina para no quemarse, la sacó del horno y la llevó a la pequeña mesa de centro que tenían delante del sofá. Su sobrina y ella se sentaron en unos cojines en el suelo, frente a la mesa, y Christian las imitó. Realmente estaba deliciosa. Ana tenía muy buena mano para la cocina y Christian se sorprendió a sí mismo pensando en que le gustaría probar más cosas cocinadas por ella. Mientras degustaban la cena, la niña hinchó a preguntas a Christian.

—¿Por qué eres tan alto?

—Porque de pequeño comía mucho.—contestaba él.

—¿Por qué tienes los ojos gris?

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora