—¿Has disfrutado, preciosa?—le susurró.
—Mucho.—contestó ella mirándole a los ojos y sonriendo.
—Entonces quiero mi premio. Dime tu nombre.
En ese momento, el móvil de Christian sonó pero él no hizo caso. Se acercó de nuevo a la boca de la chica y le devoró los labios. Su teléfono seguía sonando insistentemente y soltando una maldición que hizo reír a la joven, se separó a regañadientes de ella y contestó. Tras hablar un par de minutos con su interlocutor, dijo con cara de fastidio:
—Tengo que irme un momento, pero volveré enseguida—le sonrió mientras se levantaba del sofá y la dejaba a ella sentada a un lado para poder vestirse—Si quieres beber algo en mi ausencia, pulsa el botón rojo de la mesa y un camarero te traerá lo que desees.
—Te deseo a ti.—le contestó ella con una mirada provocadora.
—Te prometo que no tardaré.
Y terminando de vestirse, Christian salió del reservado. Ana se recompuso el vestido, buscó sus braguitas y se las puso. Como sentía la boca seca por la excitación, apretó el botón y en menos de dos minutos, un camarero entró tras haber llamado a la puerta previamente.
—¿Desea algo la señorita?—preguntó amablemente.
—Sí, por favor. Tráeme una Cocacola.
—¿Sabe si el señor Grey desea beber algo?—volvió a preguntar el camarero.
—Perdona, ¿cómo has dicho?—le contestó Ana creyendo haber oído mal el apellido.
—Que si el señor Grey le ha indicado si va a tomar algo también él.
—¿Christian?—Ana no quería pensar en lo que pasaba por su mente, pero se obligó a preguntar—¿Christian Grey? ¿Ese es su nombre?
—Sí, señorita.—le respondió el camarero que comenzaba a mirarla creyendo que era tonta.
—¿Tiene algo que ver con Carrie Grey, de Seguros Grey?—volvió a preguntar Ana nerviosa.
—Claro que sí, señorita. Don Carrie Grey es el padre del señor Christian.
Al oír aquello, el color abandonó las mejillas de Ana. Cerró los ojos y maldijo para sus adentros. "¡Mierda!¡Mierda!¡Mierda! Es el hijo de mi jefe. De todos los niños de papá que hay en la puta discoteca, me he ido a liar con el hijo de mi jefe."
—Señorita, ¿se encuentra bien?
—Eh...Sí, sí.—contestó ella abriendo de nuevo los ojos—No necesito que me traigas nada. Puedes retirarte. Gracias.
Tras salir el camarero del reservado, Ana se levantó del sofá y comenzó a caminar por la estancia dándole vueltas a la cabeza a lo que aquel empleado acababa de revelarle y las consecuencias que podría tener para ella lo que había hecho con Christian esa noche. Lo más probable era que nadie se enterase nunca de que se había tirado al hijo de su jefe, pero si por alguna maldita casualidad llegaba a oídos del señor Grey que su secretaria y su hijo habían tenido un encuentro sexual, era probable que ella perdiese su empleo. Estaba segura de que al padre de Christian, por muy agradable que fuera con sus trabajadores, no le haría ninguna gracia saber que una chica de una clase social inferior a la suya y además empleada de su empresa, había seducido a su hijo. Pensaría que Ana era una cazafortunas.
Con decisión salió del reservado y se dirigió al otro donde se encontraba su hermana con el amigo de Christian. Tocó con los nudillos en la puerta y sin esperar que la dieran permiso para entrar, lo hizo.
Cuando Christian volvió al reservado, lo encontró vacío. Salió al pasillo pensando que la chica podría haber ido al baño, pero al ver que la puerta del otro reservado estaba abierta y Martín se encontraba sentado en el sofá con la cabeza entre las manos mirando el suelo, entró y le preguntó a su amigo:
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Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)
FanfictionSinopsis. Christian Grey es un guapo veienteañero que lo tiene todo. Una familia rica, un negocio en auge y cientos de chicas a sus pies, pero cansado de que las féminas se tiren a su cuello en cuanto oyen su nombre, cuando conoce a la atractiva Ana...