CAPÍTULO 42

6.6K 442 19
                                    

Cuando se quedaron a solas, Christian comenzó a pasear de un lado a otro de la estancia. Parecía un animal enjaulado. Lanzaba a Ana miradas furiosas. ¡Iba a ser padre y aquella maldita cabezota no pensaba decírselo!

¿Qué debía hacer? Estaba enfadado con ella por habérselo ocultado, pero a la vez se sentía feliz por la noticia, después de la tremenda angustia por la que había pasado desde que Martín le llamó para contarle lo del accidente de moto. Respiró hondo para tranquilizarse. Ante él tenía a la mujer que amaba y la oportunidad de que ella lo  escuchara  y conseguir estar juntos de nuevo. Y más ahora, que su hijo crecía en su interior. Se acercó a la cama y sentándose en el borde, le preguntó dulcemente:

—¿Cuándo pensabas decírmelo, Ana?

Ella seguía tapándose la cara con las manos. Sintió la calidez de la piel de Christian cuando él se las retiró y al mirarle a los ojos vio la profunda tristeza que él sentía.

—Yo...—comenzó a decir, pero rompió a llorar y no pudo continuar. Christian se inclinó hacia ella y cogiéndola por los hombros para incorporarla un poco, la abrazó como llevaba tiempo deseando hacerlo.

Le acarició el pelo mientras le decía para tranquilizarla:

—No llores, cielo. Me matas cuando te veo llorar. Cálmate. Todo va a salir bien.

—No te preocupes, Christian—dijo ella contra su pecho—No te pediré nada. Me ocuparé del bebé yo sola y ninguno de los dos interferiremos en tu vida con Ángela.

—¿Pero qué estupideses estás diciendo?—contestó Christian molesto separándola de su cuerpo—Ese niño es mi hijo y nada ni nadie me va a alejar de él ni de ti.

—Pero Ángela... tú y ella...—balbuceó Ana.

—Creo que ha llegado el momento de que de una vez por todas me escuches. Llevo meses intentando hablar contigo, explicarte qué fue lo que pasó y ahora es mi oportunidad.

—No quiero saber lo que pasó, Christian.—contestó Ana negando con la cabeza—He intentado olvidar aquellas malditas fotos todo este tiempo y cada vez que cierro los ojos los veo besándoos. Nunca te he pedido nada, pero ahora te pido, te suplico, que por favor, no me tortures más con ese tema, te lo ruego.

Christian  emitió un largo y cansado suspiro antes de decirle:

—Sabía que intentarías que no hablásemos de aquello, por eso he venido preparado. Sacó del bolsillo de su pantalón las esposas de cuero con las que Ana lo ataba a la cama algunas veces para hacer el amor. Le puso una manilla en la muñeca y con la otra la esposó a la barra lateral de la cama. Repitió la operación con la otra mano hasta que por fin tuvo a Ana completamente esposada a la cama del hospital.

—¿Pero qué coño haces? —preguntó ella forcejeando para soltarse. Christian  volvió meter la mano en el bolsillo y sacó una cinta de esparadrapo. Cortó un trozo y le tapó la boca a Ana con ella mientras se retorcía para que Christian  no consiguiera su propósito.

—Así mejor.—dijo con una sonrisa.

Con Ana atada y amordazada todo sería más sencillo. Ella le fulminaba con la mirada mientras sus gritos quedaban ahogados en su garganta.

—A ver ¿por dónde empiezo? —se preguntó a sí mismo. Tras meditar unos minutos, comenzó a hablar. Le contó la historia de las fotos y cómo lo había descubierto todo. El día que a su padre le dio el infarto, Grace se desmoronó y confesó lo que entre ella, Ángela y Ethan  habían tramado con el fin de separarles. A pesar de las amenazas de su madre con desheredarlo  si continuaba su relación con Ana, Christian había seguido viviendo con ella, por lo que tuvo que trazar un nuevo plan.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora