Capitulo 7

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Y en cuanto al carácter, a Ana se le notaba que era puro fuego, con una personalidad fuerte, y la pobre Angela, a quien conocía de toda la vida, parecía que no tuviese sangre en las venas. Y a Christian le gustaba el fuego, aunque se quemase.

Cuando Ana llegó a casa, vio que en la nevera apenas quedaban un par de yogures y un poco de pollo.

-¡Kate!-llamó a su hermana-¿Te has dado cuenta de que no tenemos nada qué comer?

Kate era un completo desastre para la casa y, sobre todo, para la cocina.

-Bueno- le contestó ésta- pues tendrás que ir a comprar, ¿no?

-¿Por qué no has ido tú? ¡Joder!-se quejó Ana-Llegas a casa a las tres de la tarde y te sobra tiempo para hacer la compra y me dices

¿¡qué tengo que ir yo!?

-Anita -le dijo cariñosamente- no te enfades. Sabes que a mí se me da fatal. Es mejor que vayas tú. Eres la súper chef de la familia.

-Pensaba ir al gimnasio un rato. Es martes y me toca clase de Spinning, pero supongo que comer es mucho más importante. -dijo Ana con sarcasmo.

"El jueves iré a Spinning." Pensó Ana mientras se volvía a poner el abrigo para ir al supermercado.

-Por cierto, ¿qué tal la comida con Martín? Le he visto sobre las tres y media. Ha venido a la oficina porque tenía una cita con mi jefe.

-¡Ay, Ana! Creo que me estoy enamorando de él. Hemos estado hablando mucho, me ha contado gran parte de su vida y ¡me encanta!

Cuando nos hemos despedido, me ha dado un beso de película. ¡Casi me meo en las bragas del gusto! -exclamó Kate totalmente seducida por este chico.

-Pero que soez eres a veces, kate.-la regañó Ana por el último comentario.

-Y sí, ya sabía que iba a ver al padre de Christian.-dijo ésta ignorando a su hermana-Me lo comentó comiendo. Es el abogado de la familia, ¿sabes? Su padre lo fue antes que él, pero murió de cáncer hace cuatro meses y desde entonces, Martín se ocupa de los temas legales de la familia Grey.

-Luego me lo sigues contando, que voy a ir al súper antes de que sea más tarde.

Christian la vio salir del portal de su casa y comenzó a seguirla, pensando en la mejor manera de acercarse a ella sin asustarla.

Poco tiempo después Ana entró en un supermercado y él se quedó fuera decidiendo si entraba o no. ¿Pero qué le pasaba? ¿Por qué estaba tan indeciso? Él siempre había tenido muy claro qué hacer y ahora, con ella, toda su confianza en sí mismo pendía de un hilo. Estaba nervioso, pero deseaba estar cerca de ella y hablarle más que nada en el mundo.

-Seguro que esas galletas están riquísimas. Ana se sobresaltó al oír la voz a su espalda. Se dio la vuelta y se encontró con Christian, que la miraba sonriendo. Su corazón comenzó a latir con más fuerza y el paquete de galletas que sostenía se le escurrió de las manos.

Cuando se agachó a cogerlo, su cabeza chocó con la de Christian que había reaccionado igual, al ver que las galletas iban a parar al suelo. Se cayó de culo por el choque y sintió como toda la sangre acudía a su rostro. Muerta de vergüenza, intentó levantarse mientras Christian le tendía una mano para ayudarla. No supo sí cogerla o no y él al verla dudar, tiró de su mano alzándola del suelo y, rodeándola de la cintura con el brazo libre, la levantó sin apenas esfuerzo, pegándola a su pecho. Al sentir de nuevo las manos de Christian en su cuerpo, un pequeño estremecimiento recorrió a Ana. Estaba a escasos centímetros de su boca y sintió el impulso de besarle, pero lo reprimió. Todavía estaba enfadada porque la había mojado con el coche el domingo.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora