CAPÍTULO 32

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-No me preguntes, Ana, por favor. No te gustará saber lo que hice.

-Sea lo que sea, te ayudaré a superarlo. Porque te quiero, Christian, y quiero que seamos felices sin que nada empañe esa felicidad, ni las personas que se empeñan en separarnos, ni el pasado que tanto te aflige.- le contestó mientras se subía la falda del vestido para ponerse a horcajadas sobre su regazo.

Christoan la abrazó con fuerza y comenzó a besarla con devoción hasta que consiguió desterrar de su mente los malos recuerdos del pasado.

Pasaron los días y la vida de Christian y Ama era plena y feliz, aunque ella seguía insistiendo en que hablara con su madre para solucionar las cosas, pero Christian se negaba rotundamente. Todas las tardes, él la iba a recoger al trabajo y después se dedicaban a amarse en cualquier rincón de la casa. Un día que estaban jugando al billar en la sala donde tenían el mini bar, Christian no dejaba de rozar su entrepierna con el trasero de Ana cada vez que ésta se inclinaba sobre la mesa para tirar a una bola y conseguir que fallase.

-Me estás distrayendo, Christian. Estás jugando sucio.-se quejó ella.

-Humm, es que tienes un culo precioso. Cada vez que te agachas sobre la mesa, me dan ganas de follarte aquí mismo. Sobre el tapiz.-le contestó con una mirada lujuriosa.

-¿Estás caliente, amor mío?-preguntó Ana con voz melosa.

-Estoy que echo humo. Quizá podrías ayudarme.

La cogió por la cintura y la sentó sobre la mesa de billar. Ana llevaba puesto un vestido de algodón azul que le llegaba a la mitad de los muslos y el pelo recogido en una trenza. Christoan sólo vestía un pantalón vaquerobnegro. Acarició los muslos de Ana mientras le devoraba la boca con pasión y ésta le agarraba de los hombros para atraerle más hacia ella.

Cuando Christian llegó hasta su sexo, comprobó que Ana ya estaba húmeda.

Metió el dedo pulgar por dentro de la braguita y le acarició el largo de su hendidura haciendo que Ana gimiera de placer por el contacto.

-Siempre lista para mí. -dijo contra sus labios-¿Cómo quieres que te folle hoy?

-Por detrás. -le contestó Ana con un jadeo.

Christian la bajó de la mesa de billar y dándole la vuelta le dijo:

-Apoya las manos y separa las piernas. Te voy a dar lo que me has pedido.

Le subió la falda del vestido hasta la cintura y le bajó las bragas de un tirón. Ana se rió por el ímpetu con el que Christian lo había hecho.

Comenzó a acariciar su cálida piel desde los tobillos hasta sus pantorrillas con las yemas de los dedos, haciendo que Ana se excitase más y cuando se arrodilló y posó su boca sobre el caliente coño de Ana, ésta dejó salir un largo suspiro.

-Inclínate más sobre la mesa, cielo. Necesito que estés más abierta para mí. Te lo voy a comer tan bien, que no querrás que pare nunca. Ana obedeció y Christian le separó con los dedos, los labios y vio su vulva roja e hinchada. Excitada. Húmeda. Con lengüetazos deliberadamente lentos recorrió de arriba a abajo los pliegues de su zona íntima, mientras con uno de los dedos trazaba círculos sobre su sensible clítoris. Ana se retorcía de placer.

-Estate quieta-le ordenó él.

-No puedo..... Es tan intenso...

Comenzó a lamer su sexo más rápidamente al tiempo que movía frenéticamente el dedo que tenía sobre su hinchado botón. Le introdujo la lengua con fuerza y Ana jadeó por la invasión. Siguió entrando y saliendo de su interior con su juguetona lengua hasta que notó que a Ana le temblaban las piernas y su vagina se contraía. Estaba a punto de correrse.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora