CAPÍTULO 10

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Sintieron la llave en la cerradura y rápidamente comenzaron a vestirse. Kate estaba entrando en casa. Se sentaron de nuevo en el sofá, mientras terminaban de acomodarse la ropa y fingieron que veían la tele.

—Hola ¿qué haces aquí?—le preguntó kate sorprendida a christian.

—Ha venido para echarme una mano con Mia—respondió Ana por él.

—¿Y desde cuándo necesitas ayuda con la niña?—volvió a preguntar, ésta vez mirando a su hermana.

ANa no sabía que contestar.

—Da igual, déjalo.—le dijo Kate intuyendo lo que acababa de pasar— Me voy a la cama que estoy muerta. Hoy ha habido mucho follón en el "Bondage".

—¿Ha ocurrido algo?—preguntó Cristhian levantándose del sofá y cogiendo la chaqueta de cuero para marcharse.

—No, no. Es que ha habido mucha gente y Martín se ha tenido que ocupar de no sé qué rollo con el whisky en el almacén. Me dijo algo de que el recuento de botellas no estaba bien y cree que algún empleado los está robando. Supongo que te lo comentará cuando te vea.—le contó Kate a Christian.

—Ya lo llevo sospechando hace tiempo. Al final, tendré que poner cámaras. Bueno, creo que es hora de irme. Se quedó un momento quieto sin saber si darle un beso de despedida a Ana o no. Finalmente optó por no hacerlo. Cuando estaba en la puerta, se giró hacia el sofá y vio que ella seguía sentada mirándola. Kate había desaparecido. Le dedicó una sonrisa y salió de la casa.

Ana se quedó triste porque deseaba que él la hubiera besado antes de marcharse y dispuesta a no dejarle ir así, salió al descansillo de la escalera justo en el momento que él abría la puerta del ascensor.

—Christian....—le llamó.

Él se volvió enseguida y cuando la vio, soltó la puerta del ascensor y en dos zancadas se aproximó a su cuerpo, envolviéndola en su abrazo y dándola un beso que hizo que Ana se derritiese entre sus brazos.

—Mañana sigues con la niña, ¿verdad?

—Sí. La tengo hasta el domingo por la tarde.

—¿Qué planes tienes con ella para mañana?—preguntó él aún pegado a sus labios.

—Vamos a ir al Zoo. Le encantan los animales casi tanto como las princesas.—dijo Ana riéndose.

—Dame tu número. Te llamaré.—le dijo Christian al tiempo que sacaba su móvil para grabar el teléfono de Ana.

Al día siguiente, cuando se despertó Ana, Kate y Mia ya estaban desayunando. Mientras la niña veía los dibujos en la tele, las dos hermanas planeaban qué más podían hacer con la pequeña para entretenerla hasta el domingo.

—Hoy se nos va a ir todo el día con el Zoo.—le dijo Ana a su hermana—Y había pensado que mañana la podíamos llevar a un sitio de bolas.

—Me parece una idea estupenda—le contestó Kate —No como la que tuviste anoche. ¿Cómo se te ocurre traer a Christian a casa para echar un polvo?—la riñó—¿O te crees que no sé lo que pasó? Vi el envoltorio de un condón a los pies del sofá.

—Kate, yo no traje a Christian. Se presentó sin avisar y Mia le dijo que se quedase.—se defendió Ana.

—¿Y desde cuándo una niña de cuatro años invita a la gente a nuestra casa? Lo que has hecho está fatal. ¿Cómo se te ocurre tirarte a Christian teniendo a Mia durmiendo en la habitación de al lado? ¡Por Dios Ana!

¿En qué estabas pensando? —continuó Kate.

—No lo sé—dijo Ana molesta.

—¿Y si se hubiera levantado Mia y los pilla en plena acción?

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora