CAPITULO 23 (maratón 3/?)

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-Pero yo quiero que me ame también mañana, y pasado y al otro- sollozó Ana.

-¿Tú también estás enamorada de él, verdad? -preguntó Kate cogiéndole la cara entre las manos a su hermana.

-Sí, aunque no se lo he dicho todavía. Una vez en la pista de baile, las dos hermanas comenzaron a moverse al ritmo de la música. Enseguida se vieron rodeadas por varios jugadores de fútbol. Ese sábado había tenido lugar el apasionante partido y, aunque habían empatado, todos habían salido a celebrarlo en la discoteca de Christian y Martín. Uno de los jugadores, de nacionalidad brasileña, se acercó a Ana y empezó a contonearse cogiéndola por la cintura. Ella le sonrió y le quitó las manos de su cuerpo, advirtiéndole de que tenía novio.

Pero el jugador no se dio por vencido y volvió al ataque. Kate por su parte, bailaba con uno de los italianos manteniendo las distancias, pero el chico tampoco estaba dispuesto a dejarla escapar. Las hermanas se miraron y sonrieron. ¡Lo que hubieran disfrutado de estos momentos apenas un mes antes! Pero ahora, ambas tenían pareja y querían seguir manteniéndola, por lo que muy amablemente se disculparon con los jugadores de fútbol y se dirigieron a la barra más cercana.

Mientras pedían sus bebidas, sintieron que las abrazaban por la cintura y un suave aliento les hizo cosquillas en la nuca.

"Nuestros chicos" pensaron las dos. Pero al volverse, se toparon de nuevo con el italiano y el brasileño, que volvían a la carga. Se deshicieron de su abrazo al tiempo que observaban cómo en la distancia Christin y Martín las miraban con gesto enfadado.

Cuando llegaron hasta ellas, les pasaron un brazo por los hombros y las atrajeron hacia ellos, dándole a entender a los dos jugadores que esas mujeres les pertenecían. Aquellos dieron media vuelta y desaparecieron entre la multitud.

-Vamos a tener que poneros un par de guardaespaldas.-dijo Martín.

-O no dejarlas  venir aquí.-añadió Christian.

-Chicos, chicos,-comenzó a decir Kate- que no ha sido para tanto. Ya ven que los hemos parado los pies enseguida.

-Aún así, las han tocado. Y nadie toca lo que es nuestro, ¿no es cierto Martín? -dijo Christian mirando fijamente a Ana que permanecía callada.

Christian se acercó a su oído y le murmuró:

-Te dejo sola dos minutos y los lobos se echan sobre ti. Eres un bocado muy apetecible. Pero eres mía, sólo mía. Recuérdalo.

-Yo no lo he buscado-le contestó Ana molesta.

-Tampoco lo has evitado.

-¿Cómo que no? Le he dicho que tenía novio y aún así....

-Quizá no has sido convincente.-replicó Christian.

-¿Estás dudando de mí? -le gritó Ana cada vez más irritada.

En ese momento, Christian sintió un golpecito en su espalda y cuando se giró, se encontró con Ángela. "Qué bien. Ahora Ana va a tomar un poco de su propia medicina", pensó. La saludó con un efusivo abrazo y olvidándose completamente de que Ana estaba a su lado, se puso a hablar con Ángela animadamente.

Ésta se colgó del brazo de Christian y sonriéndole consiguió llevárselo al centro de la sala y bailar con él. Ana desde su posición les carbonizaba con la mirada. A su lado, Martín y Kate se comían a besos, por lo que no se enteraban de lo que ocurría.

En un par de ocasiones Christian dirigió la vista hacia donde se encontraba Ana y al ver su cara de enfado, le sonrió saludándola con la mano. Ángela, viendo que aquel volvía a centrar su atención en la otra chica, se pegó más a él y le rodeo el cuello con las manos. Él se dejó hacer. Parecía que Ángela no era tan insulsa como él había creído.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora