CAPITULO 26 ES UN PLUS POR EL ABANDONO

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-Huele a porro-masculló Christian-¿Has estado fumando esa mierda?

-No, yo no. Una de mis amigas de vez en cuand...-comenzó a decir Ana, pero no pudo acabar la frase.

Christian había dado media vuelta y se dirigía con prisa al ascensor. Ana salió corriendo detrás de él. Le agarró del brazo pero Christian se soltó. Le dedicó una mirada glacial.

-¿Cómo puedes tontear con drogas cuando sabes lo que opino de ellas desde la muerte de mi hermano? -le espetó.

-Christian, te juro que yo no... Pero él la interrumpió de nuevo.

-No pongas excusas. Es lo que siempre hacía Elliot. Ocultarse detrás de un montón de palabras y promesas.

-No estoy poniendo excusas. Trato de explicarte lo que ha pasado.

-se defendió Ana nerviosa al ver lo enfadado que estaba Christian.

-¡No! ¡No quiero que me digas nada! Con lo que he visto es suficiente.-le gritó él.

-¡Pero es que estás equivocado! Yo no he hecho nada malo.

-No me esperaba esto de ti, Ana. Me has decepcionado.-le dijo Christian con amargura.

-¿Qué? ¡Por Dios, Christian! ¿De verdad me crees capaz de eso? ¿Es que no me conoces ya? ¡Pero si no fumo y apenas bebo alcohol! -le gritó desesperada.

Pero Christian no la escuchaba. Llegó el ascensor y se metió en él sin darle tiempo a Ana a seguir explicándose. Se echó a llorar presa de la rabia y la impotencia que sentía en ese momento. Entró de nuevo en la casa. Las chicas habían recogido todo y se despedían de Martín y Kate.

Habían oído la discusión entre Christian y Ana, pero nadie comentó nada. En silencio se marcharon. Kate abrazó a su hermana, que no paraba de llorar.

-No ha querido escucharme.- sollozaba Ana- He intentado explicarle que yo no he fumado nada, pero él......él......

-No te preocupes, se le pasará.-le decía Kate mientras le acariciaba la espalda.

-Hablaré con él, Ana.- le dijo Martín.

-Gracias, pero es que....me ha dicho...me ha dicho que lo he.....decepcionado y ahora me siento...-volvió a llorar.-Shhhh, tranquila mi niña. Todo se arreglará. -la consoló de nuevo Kate.

El jueves Ana fue a trabajar agotada. Apenas había dormido un par de horas. No dejaba de darle vueltas a la intensa reacción de Christian y a sus duras palabras. Todo había sido un malentendido y el muy imbécil ni siquiera la había dejado explicarse. "No confía en mí", pensaba Ana mientras se tomaba un café con sus compañeros José y Miguel. Al verla tan triste y con los ojos hinchados por la noche de llantto, intentaron animarla sin éxito. José se había disculpado con ella por lo que le dijo sobre su relación con Christian y había reconocido que todo fue fruto de los celos, pero que si ella estaba enamorada de él, lo aceptaba. El resto de la mañana pasó rápido y sin las flores que Christian se había acostumbrado a enviarle cada día a las once.

Comió con Kate, que al verla tan decaída también intentó que se distrajera, pero fue en vano. Cuando salió de trabajar a las seis, se fue directa al gimnasio. La tristeza del principio había dado paso a un creciente enfado. Una clase de Spinning le vendría bien para quemar los cartuchos antes de que éstos explotaran y cogiera el teléfono para llamar a Christian y decirle cuatro cosas y no bonitas, precisamente.

Llegó el sábado y el ánimo de Ana estaba mejor. Todavía seguía enfadada con Christian por no haberla dejado explicarse y por su falta de confianza, pero aunque había estado tentada de llamarle y aclarar las cosas, finalmente decidió que debía ser él quien diera el primer paso.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora