Una vez en la calle, se subieron al coche y vieron a Ana caminando hacia su casa bajo la lluvia. Christian se dirigió con el Mercedes hacia donde estaba ella y cuando llegó a su altura, desvió un poco la trayectoria del coche para pisar un enorme charco de agua que empapó a Ana de arriba abajo. Ésta maldijo a Christian y él, mirando por el espejo retrovisor, se rió a carcajadas al ver en el estado que la había dejado.
—Te has pasado, hombre.—le dijo Martín.
—Anda y que se joda. A ver si así se le quitan esos humos que tiene.
El lunes Ana llegó a la oficina intranquila. Las cosas se estaban complicando. Kate le había contado que estaba muy interesada en Martín, además de guapo y rubio, requisito imprescindible en un chico para que a ella le atrajese, era divertido e inteligente. Y por eso, deseaba seguir viéndole a pesar de las continuas quejas de Ana. Si Kate iniciaba una relación con Martín, Ana vería a Christian a menudo y eso era algo que no estaba dispuesta a consentir. Además, pensaba que su hermana sólo era un pasatiempo para Martín y no quería que se hiciera ilusiones para que luego le destrozaran el corazón. Intentó concentrarse en su trabajo y, aunque al principio le costó bastante, finalmente lo consiguió.
A mediodía la llamó su hermana para ir a comer juntas al Ginos de la esquina. Kate se pasó toda la comida hablando de Martín, cosa que a Ana la puso al borde de un ataque de nervios. Cuando se despedían en la puerta del edificio de Seguros Grey, le sonó el móvil a Kate. Al ver la pantalla, comenzó a dar saltitos como una niña pequeña cuando le regalan su muñeca preferida, y tras enseñárselo a Ana para que viera que era Martín quien la llamaba, contestó. Tras hablar con él varios minutos con una sonrisa bobalicona en la boca, colgó.
—He quedado con Martín mañana para comer. ¿No te importará comer sola, verdad?
—No, tranquila. Ve con él y pásatela bien. Pero recuerda, no te confíes. Es posible que sólo seas un pasatiempo para él.—contestó Ana preocupada por su hermana.
—¿Por qué eres tan mal pensada?—le dijo Kate enfadada—Estoy harta de que continuamente me estés diciendo eso. ¿O es que crees que no soy lo suficientemente buena como para gustarle a un chico como él?
—Lo que pienso es que eres demasiado buena para Martín. Y tengo miedo de que te haga daño.—le respondió Ana con cariño.
—Pues no te preocupes. No soy tonta y soy bastante mayorcita para cuidarme sola.
—Está bien. No te volveré a decir nada de tu relación con Martín, pero si te hace algo, se las verá conmigo ¿entendido?
Aquello hizo reír a Kate, que dándole un beso en la mejilla a Ana, se despidió de ella.
Ana volvió al trabajo y la tarde se le pasó volando. A las seis apagó el ordenador, recordó como Christian la había empapado a propósito con el coche, se enfureció.
Entró en el portal de su casa sin darse cuenta de que, en la distancia, unos ojos grises la observaban desde un Mercedes negro. Christian vio como Ana llegaba a su casa cabizbaja. En su rostro notó cansancio y enfado, pero aún así estaba preciosa con su abrigo verde y el foular negro alrededor del cuello. Llevaba el pelo recogido en un moño bajo, con algunos mechones que se habían soltado, enmarcando su cara.
Cuando llegó al portal, rebuscó en el bolso que llevaba en bandolera hasta que encontró las llaves. Christian estuvo tentado en aquel momento de bajarse del coche y caminar hacia ella para pedirle perdón por haberla empapado de agua el día anterior, pero antes de que pudiera tomar una decisión, Ana desapareció en el portal. Se quedó pensando unos instantes más en ella, preguntándose qué demonios estaba haciendo aparcado frente a su casa desde hacía dos horas y porqué no había tenido valor para acercarse a ella y decirle lo que tenía pensado.
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Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)
FanfictionSinopsis. Christian Grey es un guapo veienteañero que lo tiene todo. Una familia rica, un negocio en auge y cientos de chicas a sus pies, pero cansado de que las féminas se tiren a su cuello en cuanto oyen su nombre, cuando conoce a la atractiva Ana...