CAPÍTULO 39

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Se pasaron todo el fin de semana buscando a Ana. Sus amigas no sabían nada de ella y cuando Kate llamó a sus padres, no les contó nada de lo que había ocurrido, pero por la conversación que mantuvo con ellos, supo que Ana no estaba con ellos. Su otra hermana, Raquel, tampoco tenía noticias de ella. ¿Dónde se había metido? Christian  le había dejado cientos de mensajes en el móvil, a pesar de que ella había dicho en el suyo que no la llamasen, pero él no se daba por vencido. Tenía que encontrarla y hablar con ella.

Ángela también estaba ilocalizable y aquella situación desesperaba a Christian. Martín fue a casa de Ángela el sábado por la mañana, pero no la encontró. Habló con los padres de la chica y éstos le informaron que se había marchado a Europa  y no volvería en unos cuantos meses.

¡Meses! Sin Ángela no podrían saber quién más había estado involucrado en el asunto de las fotos.

El lunes, Ana no fue a trabajar. Christian  se dirigió a la oficina por si la encontraba allí, pero su padre le dijo que había llamado a primera hora al Departamento de Personal y había pedido unos días libres.

La desesperación se apoderó de él nuevamente y Don Carrie trató de consolarlo  sin éxito. que había pegado en un lateral de la pequeña pared de metal que separaba su mesa de la viernes y que ya empezaban a marchitarse..... Abrió los ojos de nuevo.

Parpadeó un par de veces para impedir que las lágrimas salieran de ellos. Miró en los cajones. Además, de útiles de escritorio como bolígrafos, grapadora, clips, y demás, encontró una foto de ellos del viaje a Río.

De la noche que le pidió matrimonio. Recordó cómo se la habían hecho Joao y Caetano. Salían del hotel para dirigirse a la fiesta de la playa antes de las campanadas. Ambos iban vestidos totalmente de blanco. Christian con un pantalón y una camisa de lino. En el bolsillo derecho, escondido, el precioso anillo de brillantes que le entregaría a Ana unas horas después en señal de su amor y compromiso con ella. 

Ana llevaba un mini vestido blanco, de estilo ibicenco, ajustado por debajo del pecho y con un poco de vuelo en la corta falda. La única nota de color era una preciosa orquídea que se había prendido en el pelo, sobre su oreja derecha. El cabello estaba echado hacia un lado por el efecto de la brisa del mar sobre él. Christian  la abrazaba por la cintura y los dos sonreían a la cámara felices, ajenos al dolor que en pocos días inundaría el corazón de ambos, mientras el sol se ponía a sus espaldas.

Christian se llevó la foto a los labios y besó la cara de Ana. La acarició unos instantes y después se la guardó en el bolsillo de la chaqueta, cerca de su corazón.

Pasaron varios días y nadie supo nada de Ana hasta que por fin ella, volvió a su casa. Al piso que había compartido con Kate hasta hacía un par de meses. Cuando su hermana la vio aparecer por la puerta, dio un salto del sofá y corriendo hacia ella, la abrazó presa de una gran alegría.

—¿Dónde has estado? Estábamos muy preocupados por ti. Ya sé que dijiste que no te llamásemos, pero no hemos podido evitarlo, Ana. Y por eso te hemos inundado el móvil con mensajes y demás.

—Y tampoco has traído mis cosas de casa de ese malnacido, por lo que veo.—contestó Ana con rabia tras comprobar que su armario seguía estando completamente vacío.

—Christian no ha permitido que nos llevásemos nada de lo tuyo. Dijo que lo necesitarías cuando volvieses a su lado.

—No volvería con él ni aunque fuese el último hombre de la tierra y la raza humana amenazara con extinguirse. —la contestó Ana rabiosa.

—Ana...—suspiró su hermana con pesar—Tienes que hablar con él. Hay una explicación para esas fotos, aunque todavía no sabemos quién está detrás de todo este asunto, pero....

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora