CAPITULO 27

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—No sabes lo cachondo que me pones con ese vestido, nena...—le susurró Christian al oído.

Ana siguió contoneándose apretando el trasero contra la excitada entrepierna de Christian, mientras él seguía acariciándole el pecho por encima del vestido. Deslizó un dedo por el escote de Ana y cuando llegó al final del mismo, lo metió por dentro de la tela y le rozó un pezón. Ana emitió un pequeño gemido y se arqueó por el placer.

—Así....Eso es, cielo. Disfruta de mis caricias.... Ana levantó los brazos hacia atrás para agarrar a Christian por la nuca y girando un poco la cabeza le dio un beso en la comisura de los labios. Éste se inclinó más sobre su boca para cubrirla totalmente con la suya y poder jugar con su lengua. Un jadeo de Ana murió en su interior cuando Christian le apretó con dos dedos el pezón que estaba acariciando. Con la mano libre, buscó el sexo de Ana por encima del vestido. La muchedumbre bailaba enloquecida a su alrededor sin reparar en el juego de seducción de Christian y Ana.

—Me muero por tus besos, por tu cuerpo, por tenerte en mi cama...

—le dijo Christian contra sus labios. Con un rápido movimiento, giró a Ana para ponerla de cara a él y seguir devorándole la boca mientras la agarraba de las nalgas y la apretaba más contra él. Ella se colgó de su cuello y le besó como a él le gustaba, pero cuando le mordió el labio, lo hizo con tanta fuerza que Christian exclamó un grito de dolor. Ana le pasó la lengua por él y sintió el sabor de su sangre.

—Conmigo no se juega, Christian.

—Nena, perdóname por no haberte escuchado el miércoles. Kate me ha contado lo que pasó y siento mucho haberme comportado como un idiota.

—Me dijiste que te había decepcionado. ¿Sabes lo que me dolió eso?

—le preguntó Ana.

—Sí y lo siento, de verdad. Pero este no es lugar para hablar de ello. Ven conmigo.

La cogió de la mano y subieron a la oficina. Martín y Katen seguían allí haciéndose arrumacos. Cuando les vieron entrar, sonrieron. Al parecer las cosas empezaban a funcionar. Les dejaron solos y se fueron a uno de los reservados.

Ana se acercó al gran ventanal para mirar cómo la gente se divertía más abajo. Christian la encerró entre sus brazos y apoyando la cabeza en su hombro le confesó:

—Te he echado de menos estos días. Han sido horribles sin ti.

—Claro, por eso me has llamado para vernos. Y por eso hoy te has ido a comer con la Barbie.—dijo Ana sarcástica.

—¿Vamos a pelear otra vez? A mí tampoco me ha gustado nada cuando te he visto con ese chico y menos cuando al irse te ha puesto las manos encima y me ha mirado sonriente como diciéndome "jódete que me llevo a tu chica". Hasta me ha guiñado un ojo el muy idiota. No le he roto la cara porque Ángela me ha detenido, que si no....

—Sin embargo, tú sí que dejabas que ella te tocara.—le interrumpió ella— ¿Crees que no he visto cómo te acariciaba la mejilla y cómo se deshacía mirándote los labios con la intención de besarte?

—Cielo, sólo es una amiga. Sabe que nunca llegaremos a nada .—le dijo Christian tratando de tranquilizarla — Yo te quiero a ti.

—Pues si me quieres a mí, no vuelvas a verla más. Y no dejes que te toque. La próxima vez que lo haga, que Dios la pille confesada.

—Tengo que seguir viéndola. Vamos al mismo gimnasio, a los mismos actos sociales.... Aunque se había dicho a sí misma que no se lo preguntaría, Ana no pudo evitar decirle:

—¿Vas a ir con ella a la gala benéfica que organiza la madre de Martín? Tu padre me dijo que este año irás acompañado.

—Esperaba que tú quisieras ser mi pareja. —le contestó Christian dándole un beso en el hombro. Ana se giró para quedar envuelta por su abrazo y vio que Ángela estaba en la puerta observándoles.

Entre Mis Brazos ( Christian - Ana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora